Un informe alertó hace 17 años a la comunidad científica de que el cambio climático se estaba cebando con Murcia
Sáb, 21/04/2007
Joaquín Ezcurra, director técnico de la Confederación, reveló en un congreso mundial en Viena que el río Segura estaba perdiendo un 44,26% de caudal M. BUITRAGO/MURCIA ESCASEZ. El pantano del Cenajo, el mayor de la cuenca de Segura, de 437 hm3 de capacidad, se encontraba así en agosto pasado. / EFE EVOLUCIÓN DE LAS APORTACIONES DE AGUA EN LA CUENCA DEL SEGURA (MEDIA ANUAL) Xxx Xxx Xxx
Mucho antes de que se empezara a discutir sobre el cambio climático y del efecto invernadero, la Confederación Hidrográfica del Segura alertó a la comunidad científica internacional de los cambios profundos que estaba sufriendo el río Segura debido a la disminución de lluvias y de las aportaciones de caudales. El director técnico del organismo, Joaquín Ezcurra Cartagena, presentó un informe en el Congreso Internacional de Grandes Presas, celebrado en Viena en 1991, donde se alertaba de que el Segura estaba sufriendo una reducción del 44,6% de su caudal.
En sus conclusiones, Ezcurra hizo notar que «nos encontramos en una situación anormal que ha roto la existente hasta hace pocos años, como puede ser un cambio climático paulatino motivado por lo que los científicos llaman efecto invernadero. Si ello fuera así, es claro que dando rienda suelta a la imaginación, todo sería posible a partir de ahora en el Sureste español». Como se ha comprobado, se han cumplido las peores previsiones en estos 17 años.
El pasado 4 de abril, el director técnico recordó la existencia de este informe a los miembros de la Comisión Permanente de la Confederación, a los que significó que «la situación ha empeorado». Antes del año 1980, la media de aportaciones en la cuenca del Segura era de 533 hectómetros anuales, que daba de sobra para atender las demandas propias (sin incluir los regadíos del Trasvase). A partir de 1980, se produjo una caída en picado de más del 44%, con una media anual del 303 hectómetros. En los dos últimos años, debido a la peor sequía que se recuerda, esas aportaciones han bajado a 171. Este año tampoco se levanta cabeza, ya que se estima una entrada de agua de 169,14 hectómetros (sin incluir las últimas lluvias).
Aquella advertencia -y evidencia científica- de hace 17 años no se tuvo en cuenca, al parecer, a la hora de elaborar el Plan de Cuenca del Segura, aprobado en 1999 por el PP, que fijó los caudales disponibles y las demandas vigentes en la actualidad.
Sorpresa ecologista
Joaquín Ezcurra declaró a La Verdad que los ecologistas se quedaron sorprendidos en la última Junta de la Confederación de que existiera ese informe, que fue publicado en inglés y que llevaba por nombre Treinta años de experiencia en la explotación de los embalses de cabecera de la Cuenca del Segura: Comparación con las previsiones. No es la primera vez que Escurra aborda este problema en foros científicos internacionales como representante del Ministerio. Antes de Viena estuvo en San Francisco y en 1994 en Sudáfrica.
«En la Confederación del Segura ya estábamos preocupados por las consecuencias del cambio climático. Lo que adelantamos hace 17 años se ha visto confirmado y ha empeorado», explica el director técnico al ver que su previsión se ha visto refrendada por el panel de expertos de la ONU.
El ingeniero Joaquín Ezcurra, de 64 años, lleva 36 en la Confederación Hidrográfica, 11 de ellos como director técnico.
Mucho antes de que se empezara a discutir sobre el cambio climático y del efecto invernadero, la Confederación Hidrográfica del Segura alertó a la comunidad científica internacional de los cambios profundos que estaba sufriendo el río Segura debido a la disminución de lluvias y de las aportaciones de caudales. El director técnico del organismo, Joaquín Ezcurra Cartagena, presentó un informe en el Congreso Internacional de Grandes Presas, celebrado en Viena en 1991, donde se alertaba de que el Segura estaba sufriendo una reducción del 44,6% de su caudal.
En sus conclusiones, Ezcurra hizo notar que «nos encontramos en una situación anormal que ha roto la existente hasta hace pocos años, como puede ser un cambio climático paulatino motivado por lo que los científicos llaman efecto invernadero. Si ello fuera así, es claro que dando rienda suelta a la imaginación, todo sería posible a partir de ahora en el Sureste español». Como se ha comprobado, se han cumplido las peores previsiones en estos 17 años.
El pasado 4 de abril, el director técnico recordó la existencia de este informe a los miembros de la Comisión Permanente de la Confederación, a los que significó que «la situación ha empeorado». Antes del año 1980, la media de aportaciones en la cuenca del Segura era de 533 hectómetros anuales, que daba de sobra para atender las demandas propias (sin incluir los regadíos del Trasvase). A partir de 1980, se produjo una caída en picado de más del 44%, con una media anual del 303 hectómetros. En los dos últimos años, debido a la peor sequía que se recuerda, esas aportaciones han bajado a 171. Este año tampoco se levanta cabeza, ya que se estima una entrada de agua de 169,14 hectómetros (sin incluir las últimas lluvias).
Aquella advertencia -y evidencia científica- de hace 17 años no se tuvo en cuenca, al parecer, a la hora de elaborar el Plan de Cuenca del Segura, aprobado en 1999 por el PP, que fijó los caudales disponibles y las demandas vigentes en la actualidad.
Sorpresa ecologista
Joaquín Ezcurra declaró a La Verdad que los ecologistas se quedaron sorprendidos en la última Junta de la Confederación de que existiera ese informe, que fue publicado en inglés y que llevaba por nombre Treinta años de experiencia en la explotación de los embalses de cabecera de la Cuenca del Segura: Comparación con las previsiones. No es la primera vez que Escurra aborda este problema en foros científicos internacionales como representante del Ministerio. Antes de Viena estuvo en San Francisco y en 1994 en Sudáfrica.
«En la Confederación del Segura ya estábamos preocupados por las consecuencias del cambio climático. Lo que adelantamos hace 17 años se ha visto confirmado y ha empeorado», explica el director técnico al ver que su previsión se ha visto refrendada por el panel de expertos de la ONU.
El ingeniero Joaquín Ezcurra, de 64 años, lleva 36 en la Confederación Hidrográfica, 11 de ellos como director técnico.