El temor a la falta de agua infrautiliza la mitad de la superficie de regadío
Dom, 24/06/2007
El campo aragonés sufre este verano los efectos secundarios de la sequía. La mitad de la superficie de los grandes sistemas de regadío de Aragón está infrautilizada esta campaña, en la que, por tercer año consecutivo, los agricultores han eludido el cultivo de maíz y forrajes para inclinarse por los cereales con el fin de asegurar la cosecha.
El origen de esta situación, coinciden en explicar los responsables de los canales, se encuentra en las malas previsiones que existían el pasado otoño, cuando los agricultores deben decidir qué cultivan el año siguiente. Ante la perspectiva de una campaña con escasez de recursos, se inclinaron mayoritariamente por eludir la siembra del maíz, que requiere dotaciones de 10.000 metros cúbicos por hectárea, para inclinarse por el cereal, que subsiste incluso con menos de 4.000. El trigo y la cebada son menos rentables pero tienen mayores probabilidades de ser recolectados y, obviamente, de generar algún ingreso. "Después de dos años malos, la gente ha ido a asegurar. No se la pueden jugar", explicaron fuentes de Riegos del Alto Aragón. No obstante, las lluvias y las crecidas iniciadas al final de la primavera han provocado una notable recuperación de las reservas que ha hecho que parte de los labradores intenten mejorar sus ingresos sembrando una segunda cosecha de maíz de ciclo corto.
Los agricultores que se dedican al frutal y la alfalfa no tuvieron capacidad de maniobra durante la sequía al tratarse de cultivos plurianuales, de cinco años en el caso más breve.
En Riegos del Alto Aragón, el mayor regadío de España, la mitad de la superficie está dedicada a cereales este año. Por primera vez desde el 2004, la comunidad no aplica cupos. La recuperación de las reservas llega al extremo de que embalses del Cinca y el Gállego vierten agua al no poder retenerla por falta de espacio.
La situación es similar en el Canal de Aragón y Cataluña, donde la habitual relación de dos tercios de cultivos de verano y uno de invierno ha pasado este año a un equilibrio del 50%. "Los malos presagios para la campaña que había en otoño hicieron que la gente no se arriesgara y optara por el cereal", explica su presidente, José Luis Pérez.
El sistema sirve agua solo de Barasona. Aplican un prorrateo "ajustado, pero más alto de lo que se esperaba", indica Pérez, que destaca que la reducción de la demanda por el final del riego del cereal y el recorte del maíz liberan agua para la alfalfa y los frutales. "Está garantizado el riego hasta fin de campaña. Ahora nuestra estrategia es permitir que se recupere el Noguera Ribagorzana, donde no hay más de 225 hectómetros cúbicos útiles tras dos años de sequía", añade. El mes que viene comenzarán a utilizar esos recursos.
"La campaña será normal a poco que acompañe el tiempo y mantengamos el control en el consumo", explica Luis Ciudad, presidente del Canal de Bardenas. Sin embargo, la comunidad aplica cupos ajustados: 4,2 millones de litros por
hectárea cuando son necesarios 7.000. "Si no sería imposible llegar. Con el embalse de Yesa no es suficiente", añade.
Más de la mitad de la superficie de Bardenas está infrautilizada: unas 30.000 hectáreas se han dedicado al cereal y más de 11.000 --el 14% del terreno-- están en barbecho. Los agricultores dejan tierra sin cultivar para dedicar el agua que libera a cultivar hortalizas en el resto de las explotaciones con el fin de evitar que sus ingresos se desplomen. "Tendremos que racionar hasta que llegue el recrecimiento de Yesa", señala.
Ángel Núñez, responsable del área de Explotación de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), califica la previsión de esta campaña como "buena, mejor que el año anterior. En algunas subcuencas, como en el Guatizalema, las reservas son el doble que el año anterior". No obstante, advierte que "las avenidas de la primavera mejoraron el panorama, pero no todos los problemas están resueltos". En cualquier caso, son mucho menos graves que en el 2005, cuando la ciudad de Huesca requirió la habilitación de dos balsas para poder beber.
El origen de esta situación, coinciden en explicar los responsables de los canales, se encuentra en las malas previsiones que existían el pasado otoño, cuando los agricultores deben decidir qué cultivan el año siguiente. Ante la perspectiva de una campaña con escasez de recursos, se inclinaron mayoritariamente por eludir la siembra del maíz, que requiere dotaciones de 10.000 metros cúbicos por hectárea, para inclinarse por el cereal, que subsiste incluso con menos de 4.000. El trigo y la cebada son menos rentables pero tienen mayores probabilidades de ser recolectados y, obviamente, de generar algún ingreso. "Después de dos años malos, la gente ha ido a asegurar. No se la pueden jugar", explicaron fuentes de Riegos del Alto Aragón. No obstante, las lluvias y las crecidas iniciadas al final de la primavera han provocado una notable recuperación de las reservas que ha hecho que parte de los labradores intenten mejorar sus ingresos sembrando una segunda cosecha de maíz de ciclo corto.
Los agricultores que se dedican al frutal y la alfalfa no tuvieron capacidad de maniobra durante la sequía al tratarse de cultivos plurianuales, de cinco años en el caso más breve.
En Riegos del Alto Aragón, el mayor regadío de España, la mitad de la superficie está dedicada a cereales este año. Por primera vez desde el 2004, la comunidad no aplica cupos. La recuperación de las reservas llega al extremo de que embalses del Cinca y el Gállego vierten agua al no poder retenerla por falta de espacio.
La situación es similar en el Canal de Aragón y Cataluña, donde la habitual relación de dos tercios de cultivos de verano y uno de invierno ha pasado este año a un equilibrio del 50%. "Los malos presagios para la campaña que había en otoño hicieron que la gente no se arriesgara y optara por el cereal", explica su presidente, José Luis Pérez.
El sistema sirve agua solo de Barasona. Aplican un prorrateo "ajustado, pero más alto de lo que se esperaba", indica Pérez, que destaca que la reducción de la demanda por el final del riego del cereal y el recorte del maíz liberan agua para la alfalfa y los frutales. "Está garantizado el riego hasta fin de campaña. Ahora nuestra estrategia es permitir que se recupere el Noguera Ribagorzana, donde no hay más de 225 hectómetros cúbicos útiles tras dos años de sequía", añade. El mes que viene comenzarán a utilizar esos recursos.
"La campaña será normal a poco que acompañe el tiempo y mantengamos el control en el consumo", explica Luis Ciudad, presidente del Canal de Bardenas. Sin embargo, la comunidad aplica cupos ajustados: 4,2 millones de litros por
hectárea cuando son necesarios 7.000. "Si no sería imposible llegar. Con el embalse de Yesa no es suficiente", añade.
Más de la mitad de la superficie de Bardenas está infrautilizada: unas 30.000 hectáreas se han dedicado al cereal y más de 11.000 --el 14% del terreno-- están en barbecho. Los agricultores dejan tierra sin cultivar para dedicar el agua que libera a cultivar hortalizas en el resto de las explotaciones con el fin de evitar que sus ingresos se desplomen. "Tendremos que racionar hasta que llegue el recrecimiento de Yesa", señala.
Ángel Núñez, responsable del área de Explotación de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), califica la previsión de esta campaña como "buena, mejor que el año anterior. En algunas subcuencas, como en el Guatizalema, las reservas son el doble que el año anterior". No obstante, advierte que "las avenidas de la primavera mejoraron el panorama, pero no todos los problemas están resueltos". En cualquier caso, son mucho menos graves que en el 2005, cuando la ciudad de Huesca requirió la habilitación de dos balsas para poder beber.