Todas las cuencas catalanas se encuentran en estado de alerta por la bajada de las reservas y la subida de temperaturas
Jue, 02/08/2007
La cuenca del río Muga entró hoy en fase de excepcionalidad 1 por la bajada de las reservas de agua, de forma que todas las cuencas catalanas, tanto internas como intercomunitarias, se encuentran en estado de alerta por la falta de lluvias y la subida de las temperaturas en la segunda quincena de julio.
La cuenca de la Muga se mantenía hasta ahora en situación de normalidad gracias a los esfuerzos de ahorro en el consumo de agua para regar.
Sin embargo, la disminución del volumen embalsado en el pantano de Boadella por debajo del umbral de 25 hectómetros cúbicos, provocó la entrada al escenario de excepcionalidad 1.
Esta fase comporta una reducción de la dotación en un 15% o la sustitución de parte de los caudales destinados al riego agrículoa por aguas regeneradas, la anulación de los desembalses para uso exclusivamente hidroeléctrico, la intensificación de los controles de usuarios, el refuerzo de las medidas de ahorro en la red de abastecimiento y las restricciones de abocamientos y sistemas no fluyentes.
Del mismo modo que la Muga, los sistemas del Llobregat y del Ter entraron en fase de excepcionalidad por el mismo motivo, bajada de las reservas de agua.
En cambio, la de Garona, Ebre, Daró, Tordera, Ridaura, Besòs, Foix, la riera de la Bisbal, sistema Siurana-Riudecanyes, la costa Sur, el Fluvià, el Maresme y Garraf-riera de Ribes, han entrado en fase de excepcionalidad por déficit de lluvias. Los municipios que dependen de las citadas cuencas deben garantizar una dotación de 270 litros por habitante y día.
La entrada en la fase de excepcionalidad 1 de la cuenca del Llobregat comportó la activación del Decreto de sequía. En este sentido, de acuerdo con el Decreto, los municipios con carácter global, deben adoptar medidas que consisten en restringir el riego a parques y jardines, prohibir el uso de agua potable para fuentes y usos ornamentales, mantener y reaprovechar el agua de piscinas de uso público y privado, optimizar el uso del agua en parques acuáticos y otras instalaciones lúdicas.
La cuenca de la Muga se mantenía hasta ahora en situación de normalidad gracias a los esfuerzos de ahorro en el consumo de agua para regar.
Sin embargo, la disminución del volumen embalsado en el pantano de Boadella por debajo del umbral de 25 hectómetros cúbicos, provocó la entrada al escenario de excepcionalidad 1.
Esta fase comporta una reducción de la dotación en un 15% o la sustitución de parte de los caudales destinados al riego agrículoa por aguas regeneradas, la anulación de los desembalses para uso exclusivamente hidroeléctrico, la intensificación de los controles de usuarios, el refuerzo de las medidas de ahorro en la red de abastecimiento y las restricciones de abocamientos y sistemas no fluyentes.
Del mismo modo que la Muga, los sistemas del Llobregat y del Ter entraron en fase de excepcionalidad por el mismo motivo, bajada de las reservas de agua.
En cambio, la de Garona, Ebre, Daró, Tordera, Ridaura, Besòs, Foix, la riera de la Bisbal, sistema Siurana-Riudecanyes, la costa Sur, el Fluvià, el Maresme y Garraf-riera de Ribes, han entrado en fase de excepcionalidad por déficit de lluvias. Los municipios que dependen de las citadas cuencas deben garantizar una dotación de 270 litros por habitante y día.
La entrada en la fase de excepcionalidad 1 de la cuenca del Llobregat comportó la activación del Decreto de sequía. En este sentido, de acuerdo con el Decreto, los municipios con carácter global, deben adoptar medidas que consisten en restringir el riego a parques y jardines, prohibir el uso de agua potable para fuentes y usos ornamentales, mantener y reaprovechar el agua de piscinas de uso público y privado, optimizar el uso del agua en parques acuáticos y otras instalaciones lúdicas.