Experta dice que las pérdidas de agua en los regadíos españoles son 'similares' a las de los países en desarrollo
Mar, 07/08/2007
La directora del Centro de Cooperación del Mediterráneo de la Unión Mundial para la Naturaleza (UCIN-Med) en Málaga, Margarita Astrálaga, apuntó hoy que las pérdidas de agua que se producen en la agricultura española son "similares" a las que se registran en los países en vías de desarrollo.
En rueda de prensa, Astrálaga, que participa en los cursos que organiza la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en su sede Iberoamericana de La Rábida (Huelva) concretó que en la zona del Mediterráneo, donde las pérdidas de agua en los regadíos "son también bastante grandes, ya que oscilan entre el 25 y el 85 por ciento", se destina a la agricultura un 63 por ciento de los recursos hídricos y que este porcentaje "se eleva en España hasta el 86 por ciento".
De igual modo, especificó que el gasto más alto de agua en el norte de Europa se basa en atender las necesidades turísticas, puesto que en algunos países africanos "el gasto por persona puede ser de unos 25 litros de agua al día, mientras que el de un turista en Europa oscila entre los 250 y los 300 litros de agua por jornada".
En ese sentido, explicó que varios países de la zona mediterránea "consumen más agua de la disponible, haciendo que sea un recurso aún menos renovable" y que "el problema" en dichas poblaciones son "los patrones de consumo de agua", puesto que no existe la idea de que haya que ahorrar al considerarse que "es un recurso eterno". "Y a esto no ayuda --continuó la experta-- que el precio del agua sea tan bajo".
Seguidamente, Astrálaga, que desarrolló la ponencia 'El agua en el Mediterráneo' dentro del ciclo 'Geopolítica del agua', sostuvo que la desalinización "tampoco es una opción", ya que para algunos países "el coste energético que suponen las desaladoras es demasiado alto", lo que los coloca en "una situación bastante grave".
A este respecto, citó como ejemplo de buena gestión a Túnez, un país que "ha caído en la cuenta de su situación" y está "organizando un sistema de ahorro y reciclando agua para que haya un circuito cerrado, así como aislando las cuencas altas de la deforestación, que las afecta mucho y modernizando los sistemas de riego para evitar pérdidas absurdas", aseveró.
Al hilo, apuntó que "es posible que nuestros nietos no tengan agua dulce" y que si la tienen "no sé sabe a qué precio". Asimismo, subrayó como "principales amenazas" de los recursos hídricos "el mal uso y los malos sistemas de riego, así como el desarrollo turístico insostenible y el cambio climático a largo plazo", que fue calificado por la experta como "la amenaza más grave", puesto que "el calentamiento global nos hace consumir mucho más".
En cuanto a las perspectivas hasta el año 2025, Astrálaga aclaró que, si se siguen gastando los recursos hídricos de esta manera, "las guerras en el futuro serán por el agua y no por el petróleo, ya que los países que agoten todas sus reservas, incluidas las subterráneas, tendrán que obtener agua de algún lugar". "Según dijo un autor de la antigüedad, el hombre puede vivir sin amor pero no puede vivir sin agua", remachó.
En rueda de prensa, Astrálaga, que participa en los cursos que organiza la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en su sede Iberoamericana de La Rábida (Huelva) concretó que en la zona del Mediterráneo, donde las pérdidas de agua en los regadíos "son también bastante grandes, ya que oscilan entre el 25 y el 85 por ciento", se destina a la agricultura un 63 por ciento de los recursos hídricos y que este porcentaje "se eleva en España hasta el 86 por ciento".
De igual modo, especificó que el gasto más alto de agua en el norte de Europa se basa en atender las necesidades turísticas, puesto que en algunos países africanos "el gasto por persona puede ser de unos 25 litros de agua al día, mientras que el de un turista en Europa oscila entre los 250 y los 300 litros de agua por jornada".
En ese sentido, explicó que varios países de la zona mediterránea "consumen más agua de la disponible, haciendo que sea un recurso aún menos renovable" y que "el problema" en dichas poblaciones son "los patrones de consumo de agua", puesto que no existe la idea de que haya que ahorrar al considerarse que "es un recurso eterno". "Y a esto no ayuda --continuó la experta-- que el precio del agua sea tan bajo".
Seguidamente, Astrálaga, que desarrolló la ponencia 'El agua en el Mediterráneo' dentro del ciclo 'Geopolítica del agua', sostuvo que la desalinización "tampoco es una opción", ya que para algunos países "el coste energético que suponen las desaladoras es demasiado alto", lo que los coloca en "una situación bastante grave".
A este respecto, citó como ejemplo de buena gestión a Túnez, un país que "ha caído en la cuenta de su situación" y está "organizando un sistema de ahorro y reciclando agua para que haya un circuito cerrado, así como aislando las cuencas altas de la deforestación, que las afecta mucho y modernizando los sistemas de riego para evitar pérdidas absurdas", aseveró.
Al hilo, apuntó que "es posible que nuestros nietos no tengan agua dulce" y que si la tienen "no sé sabe a qué precio". Asimismo, subrayó como "principales amenazas" de los recursos hídricos "el mal uso y los malos sistemas de riego, así como el desarrollo turístico insostenible y el cambio climático a largo plazo", que fue calificado por la experta como "la amenaza más grave", puesto que "el calentamiento global nos hace consumir mucho más".
En cuanto a las perspectivas hasta el año 2025, Astrálaga aclaró que, si se siguen gastando los recursos hídricos de esta manera, "las guerras en el futuro serán por el agua y no por el petróleo, ya que los países que agoten todas sus reservas, incluidas las subterráneas, tendrán que obtener agua de algún lugar". "Según dijo un autor de la antigüedad, el hombre puede vivir sin amor pero no puede vivir sin agua", remachó.