La Universidad estudia instalar el bombeo térmico en Barredo
Dom, 16/09/2007
La Universidad de Oviedo estudia poner en marcha un plan de aprovechamiento de los recursos de las minas en el entorno del pozo Barredo.
La intención sería instalar el sistema de bombeo de calor que recupera la energía térmica de las aguas residuales de las minas. Este mecanismo serviría de fuente energética para los nuevos servicios que se construirán dentro de la segunda fase de ampliación del campus universitario mierense.
La iniciativa, desarrollada gracias a un convenio con Hunosa y en colaboración con el Instituto Geológico y Minero, se basa en la instalación de bombas de calor en los tradicionales sistemas de bombeo de los pozos mineros ya abandonados. Consiste en un mecanismo que se encarga de recuperar la energía térmica de las aguas subterráneas, de drenaje y los acuíferos que se hallan en el interior de las minas y transformarla en suministro eléctrico y que, además, puede abastecer de agua fría o caliente apta para calefacciones o invernaderos.
El responsable del departamento de Explotación y Prospección de Minas de la Universidad de Oviedo, Jorge Loredo, apuntó ayer, durante su intervención en las jornadas dedicadas a la conservación del patrimonio geológico y minero de Mieres, que este sistema se está convirtiendo "en una alternativa para la generación de energía". Loredo aseguró que en distintos países se está estudiando la forma de "aprovechar la temperatura del agua como fuente energética" como medida paliativa "a la carestía que experimentan otros sectores como el petróleo o el gas".
Y es que, una vez cerradas las explotaciones mineras, todos los acuíferos y aguas de drenaje subterráneas de estas instalaciones conservan "una temperatura más elevada" que la de los cauces superficiales. La diferencia térmica "puede ser de hasta 20 grados centígrados mayor en algunos casos" por lo que, aplicando el sistema de bombas de calor, se puede recuperar y reutilizar para uso convencional.
Tal y como aseguró Loredo durante su intervención, los esfuerzos de las instituciones, tras el fin de la explotación industrial, están centrados en el aprovechamiento de las aguas subterráneas y de drenaje. Una vez cerradas las minas, las corrientes que fluyen por sus galerías suponen "un problema" que debe ser atajado ya que "se han dado caso de inundaciones o hundimientos" provocados por la erosión.
En este sentido, aclaró que la entrada en vigor de la nueva legislación en la década de los 80 obligaba a la empresa a garantizar "el cierre de la explotación sin que ello tuviera un efecto medioambiental negativo". En el caso de Hunosa, la estatal hullera mantiene activos los tradicionales sistemas de bombeo de agua en los pozos que, el año pasado, supusieron a la empresa un coste de seis millones de euros en cuestión de mantenimiento.
La intención sería instalar el sistema de bombeo de calor que recupera la energía térmica de las aguas residuales de las minas. Este mecanismo serviría de fuente energética para los nuevos servicios que se construirán dentro de la segunda fase de ampliación del campus universitario mierense.
La iniciativa, desarrollada gracias a un convenio con Hunosa y en colaboración con el Instituto Geológico y Minero, se basa en la instalación de bombas de calor en los tradicionales sistemas de bombeo de los pozos mineros ya abandonados. Consiste en un mecanismo que se encarga de recuperar la energía térmica de las aguas subterráneas, de drenaje y los acuíferos que se hallan en el interior de las minas y transformarla en suministro eléctrico y que, además, puede abastecer de agua fría o caliente apta para calefacciones o invernaderos.
El responsable del departamento de Explotación y Prospección de Minas de la Universidad de Oviedo, Jorge Loredo, apuntó ayer, durante su intervención en las jornadas dedicadas a la conservación del patrimonio geológico y minero de Mieres, que este sistema se está convirtiendo "en una alternativa para la generación de energía". Loredo aseguró que en distintos países se está estudiando la forma de "aprovechar la temperatura del agua como fuente energética" como medida paliativa "a la carestía que experimentan otros sectores como el petróleo o el gas".
Y es que, una vez cerradas las explotaciones mineras, todos los acuíferos y aguas de drenaje subterráneas de estas instalaciones conservan "una temperatura más elevada" que la de los cauces superficiales. La diferencia térmica "puede ser de hasta 20 grados centígrados mayor en algunos casos" por lo que, aplicando el sistema de bombas de calor, se puede recuperar y reutilizar para uso convencional.
Tal y como aseguró Loredo durante su intervención, los esfuerzos de las instituciones, tras el fin de la explotación industrial, están centrados en el aprovechamiento de las aguas subterráneas y de drenaje. Una vez cerradas las minas, las corrientes que fluyen por sus galerías suponen "un problema" que debe ser atajado ya que "se han dado caso de inundaciones o hundimientos" provocados por la erosión.
En este sentido, aclaró que la entrada en vigor de la nueva legislación en la década de los 80 obligaba a la empresa a garantizar "el cierre de la explotación sin que ello tuviera un efecto medioambiental negativo". En el caso de Hunosa, la estatal hullera mantiene activos los tradicionales sistemas de bombeo de agua en los pozos que, el año pasado, supusieron a la empresa un coste de seis millones de euros en cuestión de mantenimiento.