"Las presas se hacían cuando había hambre, ahora hay obesidad". "El margen de ahorro de agua industrial en el área central de Asturias es altísimo"
Lun, 01/10/2007
Leandro del Moral (1953) es doctor en Geografía y profesor titular de la Universidad de Sevilla. Autor de números libros sobre planificación hidrológica, preside la Fundación Nueva Cultura del Agua, un foro ibérico que agrupa a especialistas de las áreas relacionadas con la gestión del agua y que ha impulsado en España y Portugal un giro en la políticas hidráulicas hacia la sostenibilidad. Invitado por la Plataforma por la Defensa de Redes, Del Moral participó en las jornadas medioambientales de Caleao, que concluyeron ayer. Se expresa de forma muy pausada y gota a gota deja correr sus opiniones sobre el tercer pantano de Redes.
-¿Qué puede aportar al debate de la presa de Caleao?
-Es un caso muy representativo e importante de un debate general sobre el cambio de modelo de gestión del agua, un cambio de política que llevamos años discutiendo y en el que avanzamos poco a poco, desde 1993, cuando se planteó el proyecto del plan hidrológico nacional. Hay que cambiar de modelo de gestión, de diagnóstico, de objetivos y de alternativas. El embalse de Caleao es un ejemplo de estrategia de oferta de agua a través de infraestructuras hidráulicas tradicionales, sin reparar en costes territoriales, paisajísticos, sociales, patrimoniales y sin pensar en las posibles alternativas.
-¿Se opone a cualquier tipo de presa?
-En España hay un nivel de saturación de infraestructuras hidráulicas y la nueva presa se sumaría a ese sistema resultado de una política secular. Siempre puede haber excepciones, todo son decisiones sociales, pero hay que pasar de las grandes infraestructuras a una política de gestión integral de la demanda, de mejor uso de lo que tenemos.
-¿Sin presa tendremos agua suficiente?
-Ya hemos intervenido mucho en el sistema hidrológico y no cuestionamos lo hecho en términos generales, no pretendemos una revisión del pasado, estamos orgullosos de Joaquín Costa, que al final del siglo XIX creó el concepto de regeneracionismo hidráulico, igual que Pedro Arrojo y Javier Martínez Gil han creado a final del siglo XX el concepto de nueva cultura del agua, un siglo después, con una nueva sociedad. A finales del XIX lo que había era hambre, por eso se proyectaban presas, ahora lo que hay que hacer es tomarse en serio el desarrollo sostenible porque lo que hay es obesidad. En el XIX la obesidad no era un problema, ahora sí, en España hay que comer menos.
-¿Y cómo trasladamos eso a la política de aguas?
-No hay que seguir hormigonando ríos, en España hay que conservar los pocos ríos sanos que nos quedan, aunque en el caso de Caleao no es ni tan si quiera un río, es un afluente, porque el Nalón ya está destruido.
-Afirma que la alternativa al embalse de Caleao pasa por intervenir sobre la demanda de agua, ¿cómo?
-En otros puntos de España el sector de demanda principal y el que justifica aparentemente la necesidad de nuevas obras suele ser el sector agrario, el regadío. En Asturias no, la demanda es sobre todo urbana e industrial y, por lo tanto, las medidas alternativas se refieren a la gestión de esa demanda, y ahí hay un gran camino que recorrer, y el ejemplo lo dan Madrid, Barcelona, Zaragoza, Alicante, Murcia o Sevilla. Le doy los datos del área metropolitana de Sevilla, de donde vengo. En 1991, con 1.150.000 habitantes, se consumían 172 hectómetros cúbicos de agua, y en 2006, con 1.300.000 habitantes, el consumo ha bajado a 130 hectómetros. Con un aumento de población se ha reducido el consumo en 15 años en 42 hectómetros, más de la capacidad que tendrá el embalse de Caleao.
-¿Y cuál es la fórmula?
-La mejora de la eficiencia de las redes. Se ha pasado de unas pérdidas del 25 por ciento a unas pérdidas del 15. La mejora de la gestión de esas redes y depósitos. Un sistema tarifario con penalización seria de altos consumos y bonificación de buenos comportamientos. Con la individualización de contadores, para que cada usuario tenga un contador y no uno por bloque de viviendas, lo que reduce en un 25 por ciento el gasto de agua.
-¿Y el consumo industrial?
-Ahí los ahorros deben ser drásticos. Las empresas son racionales, saben perfectamente lo que que cuesta el agua, y si le suben el precio racionalizan, si le cobran el vertido reducen al máximo la toma de agua para soltar menos y si toman menos y reutilizan no sólo ahorran en la factura de toma sino también en la de vertido. Los márgenes de ahorro en agua industrial son muy grandes y en una zona como el área central de Asturias hay que tenerlo muy en cuenta. Al igual que la demanda municipal: la limpieza, el baldeo, el riego, que se ha reducido en Sevilla drásticamente tras contabilizar, en primer lugar, los consumos, porque no se conocían, y llegar a compromisos de ahorro.
-¿Y por qué en Asturias se apuesta por la presa de Caleao?
-Por inercia, comodidad, pereza mental. Es lo que se lleva pensando cien años y cuesta cambiar, nos han educado en eso. El desarrollo sostenible es más calidad de vida con menos recursos, porque ya hemos llegado a un tope.
-¿Qué puede aportar al debate de la presa de Caleao?
-Es un caso muy representativo e importante de un debate general sobre el cambio de modelo de gestión del agua, un cambio de política que llevamos años discutiendo y en el que avanzamos poco a poco, desde 1993, cuando se planteó el proyecto del plan hidrológico nacional. Hay que cambiar de modelo de gestión, de diagnóstico, de objetivos y de alternativas. El embalse de Caleao es un ejemplo de estrategia de oferta de agua a través de infraestructuras hidráulicas tradicionales, sin reparar en costes territoriales, paisajísticos, sociales, patrimoniales y sin pensar en las posibles alternativas.
-¿Se opone a cualquier tipo de presa?
-En España hay un nivel de saturación de infraestructuras hidráulicas y la nueva presa se sumaría a ese sistema resultado de una política secular. Siempre puede haber excepciones, todo son decisiones sociales, pero hay que pasar de las grandes infraestructuras a una política de gestión integral de la demanda, de mejor uso de lo que tenemos.
-¿Sin presa tendremos agua suficiente?
-Ya hemos intervenido mucho en el sistema hidrológico y no cuestionamos lo hecho en términos generales, no pretendemos una revisión del pasado, estamos orgullosos de Joaquín Costa, que al final del siglo XIX creó el concepto de regeneracionismo hidráulico, igual que Pedro Arrojo y Javier Martínez Gil han creado a final del siglo XX el concepto de nueva cultura del agua, un siglo después, con una nueva sociedad. A finales del XIX lo que había era hambre, por eso se proyectaban presas, ahora lo que hay que hacer es tomarse en serio el desarrollo sostenible porque lo que hay es obesidad. En el XIX la obesidad no era un problema, ahora sí, en España hay que comer menos.
-¿Y cómo trasladamos eso a la política de aguas?
-No hay que seguir hormigonando ríos, en España hay que conservar los pocos ríos sanos que nos quedan, aunque en el caso de Caleao no es ni tan si quiera un río, es un afluente, porque el Nalón ya está destruido.
-Afirma que la alternativa al embalse de Caleao pasa por intervenir sobre la demanda de agua, ¿cómo?
-En otros puntos de España el sector de demanda principal y el que justifica aparentemente la necesidad de nuevas obras suele ser el sector agrario, el regadío. En Asturias no, la demanda es sobre todo urbana e industrial y, por lo tanto, las medidas alternativas se refieren a la gestión de esa demanda, y ahí hay un gran camino que recorrer, y el ejemplo lo dan Madrid, Barcelona, Zaragoza, Alicante, Murcia o Sevilla. Le doy los datos del área metropolitana de Sevilla, de donde vengo. En 1991, con 1.150.000 habitantes, se consumían 172 hectómetros cúbicos de agua, y en 2006, con 1.300.000 habitantes, el consumo ha bajado a 130 hectómetros. Con un aumento de población se ha reducido el consumo en 15 años en 42 hectómetros, más de la capacidad que tendrá el embalse de Caleao.
-¿Y cuál es la fórmula?
-La mejora de la eficiencia de las redes. Se ha pasado de unas pérdidas del 25 por ciento a unas pérdidas del 15. La mejora de la gestión de esas redes y depósitos. Un sistema tarifario con penalización seria de altos consumos y bonificación de buenos comportamientos. Con la individualización de contadores, para que cada usuario tenga un contador y no uno por bloque de viviendas, lo que reduce en un 25 por ciento el gasto de agua.
-¿Y el consumo industrial?
-Ahí los ahorros deben ser drásticos. Las empresas son racionales, saben perfectamente lo que que cuesta el agua, y si le suben el precio racionalizan, si le cobran el vertido reducen al máximo la toma de agua para soltar menos y si toman menos y reutilizan no sólo ahorran en la factura de toma sino también en la de vertido. Los márgenes de ahorro en agua industrial son muy grandes y en una zona como el área central de Asturias hay que tenerlo muy en cuenta. Al igual que la demanda municipal: la limpieza, el baldeo, el riego, que se ha reducido en Sevilla drásticamente tras contabilizar, en primer lugar, los consumos, porque no se conocían, y llegar a compromisos de ahorro.
-¿Y por qué en Asturias se apuesta por la presa de Caleao?
-Por inercia, comodidad, pereza mental. Es lo que se lleva pensando cien años y cuesta cambiar, nos han educado en eso. El desarrollo sostenible es más calidad de vida con menos recursos, porque ya hemos llegado a un tope.