El consumo de agua no se sostendrá sin la desalación
Dom, 28/10/2007
En los estudios que elabora el Consejo Insular de Aguas, principalmente orientados a la redacción del nuevo Plan Hidrológico Insular -que estará vigente hasta 2027-, se están haciendo cálculos de cuál será la situación futura de las reservas de agua. Así, las subterráneas "seguirán siendo un recurso importante, pero si queremos seguir manteniendo el nivel de consumo, habrá que recurrir, en mayor medida, a la depuración y desalación", explica el gerente del Consejo, José Fernández Bethencourt.
"Las galerías han cubierto, históricamente, un papel muy importante y lo van a seguir haciendo", señaló Fernández. De hecho, en Tenerife, con una superficie de 2.034 kilómetros cuadrados, hay una densidad media de una obra de captación cada 1,4 kilómetros cuadrados. Ya el Plan Hidrológico Insular de 1996, en vigor, señalaba que la situación extractiva de la Isla, con casi 1.500 pozos y galerías, ha alcanzado prácticamente la saturación. En la fecha de redacción de este planeamiento, la extracción total era de 211 hectómetros cúbicos al año, ocho de los cuales procedían de galerías nacientes, 55 de pozos y 148 de galerías.
A ello se suma el incremento notable de la población en la Isla, que se ha multiplicado en el Sur, y el consumo de la agricultura, que "obligan a la realización de las obras que ya estaban previstas desde 1997 en el primer convenio de obras hidráulicas, que terminó en 2004 pero que, en 2007, no se ha terminado de aplicar", criticó Fernández.
La firma del nuevo convenio se retrasa, aunque la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, había anunciado en mayo que el documento ya estaba acordado, que contaría con un presupuesto de 323 millones de euros y que sólo se estaba a la espera de que el Gobierno canario remitiera algunos datos.
Las obras prioritarias para el Consejo Insular de Aguas, que ha defendido el Gobierno de Canarias ante el Ministerio de Medio Ambiente, son las desaladoras de Granadilla y Oeste -en Fonsalía, Guía de Isora-. La ejecución de cada una de ellas supone una inversión de 19 millones de euros. Entre otras obras que se encuentran pendientes de incluir en el marco del nuevo convenio, destacan las de las ampliaciones de las depuradoras de Adeje-Arona y el Nordeste o las desaladoras que se prevé construir en Granadilla y Güímar, que se habían declarado como obras de urgencia.
Otra de las medidas de planeamiento hidrogeológico, ya estipulada en el PHI, es estimular la agrupación de las entidades gestoras de galerías para mejorar y ampliar el sistema de captación en determinadas áreas. Al respecto, la Ley de Aguas de Canarias contempla tres formas, la fusión, el consorcio y la agrupación simple.
El nuevo PHI deberá entrar en funcionamiento antes de 2010 para cumplir los plazos de la Directiva Europea de Aguas y se prevé que el avance esté a finales de este año, momento en el que se iniciará un plazo de participación ciudadana de seis meses, explicó Fernández.
Control de las explotaciones subterráneas
Todo el sistema de extracción de aguas subterráneas en la Isla cuenta con una serie de normas prohibitivas y reguladoras., fundamentalmente, el Plan Hidrológico Insular, la Ley de Aguas canaria y la Directiva Marco de Aguas de la UE. El Consejo Insular regula el procedimiento mediante las concesiones para la explotación de galerías, aunque el control administrativo se intensifica en las zonas costeras. El gerente del Consejo Insular de Aguas, José Fernández Bethencourt, explica que cuando una extracción en un pozo supera, según la zona, los 500 o 600 miligramos por litro de cloruros, es una prueba de que se está produciendo una sobreexplotación y la intrusión de agua de mar. El Consejo Insular obliga entonces a reducir la extracción o a parar el pozo, en tanto que las salidas al mar son un tributo natural que se debe salvar para mantener el equilibrio y la calidad del agua subterránea de toda esa zona. Todas las extracciones que funcionan en este momento cuentan con las autorizaciones vigentes y nadie tiene derecho a sobreexplotar, aunque todos los que perforan tienen claro que tampoco es rentable, según explica Fernández. Así, en las galerías sólo se controla que se cumplan los requisitos de la legislación actual de aguas ya que, según el Plan Hidrológico Insular (PHI) vigente, "la gestión de las aguas subterráneas de Tenerife ha sido y seguirá siendo realizada esencialmente por la iniciativa privada, que actúa en función de las tendencias del mercado libre". El PHI en vigor contempla también la posibilidad de que el Consejo Insular de Aguas condicione el otorgamiento de nuevas concesiones al hecho de que los solicitantes hayan optado por una agrupación de las entidades gestoras de estas galerías -la Ley de Aguas de Canarias contempla tres modalidades, que son la fusión, el consorcio y la agrupación simple-, pero este proceso tiene que ser voluntario. En todo caso, una parte significativa de esta normativa se modificará, con el nuevo Plan Hidrológico Insular, que deberá contemplar el nuevo Decreto elaborado por el Gobierno regional -que actualmente es sólo un proyecto- sobre seguridad en las extracciones de aguas subterráneas, cuyo reparto de competencias no acaba de satisfacer a Cabildo, titulares de las galerías -a los que atribuye toda la responsabilidad- y, sobre todo, a las víctimas de la galería Piedra de los Cochinos.
Se demuestra la bajada de la reserva de agua subterránea
El Consejo Insular de Aguas dispone de un modelo matemático con el que se puede calcular cuántas reservas de agua subterránea nos quedarán en el futuro. A partir de este sistema, se ha observado que el nivel freático ha descendido notablemente, por lo que casi todas las galerías están llegando al caudal base, muchas de ellas están ya paradas y cuentan sólo con pequeños mantenimientos de los caudales.
El gerente del Consejo Insular de Aguas, José Fernández Bethencourt, explica que Tenerife, desde el punto de vista subterráneo, es un sistema multiacuífero, en tanto que cuenta con más de 40 sectores formalmente distintos, pero conectados entre sí. Para controlar el estado de las reservas, en 1979 "empezamos a establecer un balance, perfeccionando un modelo matemático para evaluar como funciona ese sistema y que nos permite hacer pronósticos", señala Fernández.
La realización de este modelo ha permitido reproducir la evolución del agua subterránea de la Isla entre el año 1925, fecha en la que se puede situar el comienzo de la explotación intensiva, y el momento actual.
Sus resultados, obtenidos a partir de una estimación de la recarga por infiltración y de los datos históricos de extracción, han pemitido valorar los caudales del flujo en el acuífero para cada uno de los sectores. En este sentido, el Consejo Insular de Aguas cuenta con dos bases de datos específicas para controlar el acuífero de Tenerife. La CASB, de datos hidrogeológicos, contiene el catálogo de las 1.786 obras de captación existentes, más las trazas de 1.047 galerías y ramales derivados, así como la historia de estas instalaciones -de los años 1973, 1979 y 1985-.
El otro archivo es DHQ, de datos hidroquímicos, del que se obtiene el pronóstico de que las aguas subterráneas de Tenerife seguirán empeorando cualitativamente.
A partir de este modelo, se ha observado que el nivel freático ha descendido de manera notable, lo que también ha provocado una reducción de las extracciones. Las galerías tienen su límite natural en la desecación y ésa fue la constante entre 1950 y 1970, momento en que el acuífero reaccionó bajando los niveles. Casi todas las galerías están llegando al caudal base, muchas de ellas están paradas y cuentan con pequeños mantenimientos de los caudales.
A ello se suma que la recarga útil por infiltración es inferior a las extracciones, por lo que éstas se consiguen a base de consumir, en mayor o menor grado, reservas y abatir progresivamente la superficie freática. El efecto inmediato es la reducción del caudal de los alumbramientos que alcanza, salvo excepciones, a dejar secas las galerías más altas de la Isla, de modo que el número de estas infraestructuras que siguen siendo productivas es y será cada vez menor.
Recarga del acuífero insular
Existe un procedimiento de recarga del acuífero con aguas residuales, previamente depuradas, del que se ha hablado mucho últimamente y que se emplea en algunos países europeos, como Alemania. El gerente del Consejo Insular de Aguas, José Fernández, explicó que este sistema funciona desde la década de 1970 y que era perfectamente conocido en Canarias desde entonces. La razón de que no se aplique en el Archipiélago, que es "una de las zonas del mundo donde la hidrogeología está más estudiada", se debe a que, sencillamente, no tiene apenas aplicación ni efectividad en el territorio insular. Al ingresar estas aguas en el acuífero, sólo se va a recuperar una cantidad inferior al cincuenta por ciento, por lo que es preferible reutilizarlas directamente, algo que ya se aplica desde 1984. "Todo nuestro programa está enfocado a reutilizar esas aguas residuales, en tanto que los principales asentamientos urbanos, la recogida de esas aguas y los sistemas de depuración más importantes están en las zonas costeras. Esta estrategia sólo tiene sentido en zonas de interior o para que sirva de barrera frente a la intrusión de agua de mar", señaló Fernández.
"Las galerías han cubierto, históricamente, un papel muy importante y lo van a seguir haciendo", señaló Fernández. De hecho, en Tenerife, con una superficie de 2.034 kilómetros cuadrados, hay una densidad media de una obra de captación cada 1,4 kilómetros cuadrados. Ya el Plan Hidrológico Insular de 1996, en vigor, señalaba que la situación extractiva de la Isla, con casi 1.500 pozos y galerías, ha alcanzado prácticamente la saturación. En la fecha de redacción de este planeamiento, la extracción total era de 211 hectómetros cúbicos al año, ocho de los cuales procedían de galerías nacientes, 55 de pozos y 148 de galerías.
A ello se suma el incremento notable de la población en la Isla, que se ha multiplicado en el Sur, y el consumo de la agricultura, que "obligan a la realización de las obras que ya estaban previstas desde 1997 en el primer convenio de obras hidráulicas, que terminó en 2004 pero que, en 2007, no se ha terminado de aplicar", criticó Fernández.
La firma del nuevo convenio se retrasa, aunque la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, había anunciado en mayo que el documento ya estaba acordado, que contaría con un presupuesto de 323 millones de euros y que sólo se estaba a la espera de que el Gobierno canario remitiera algunos datos.
Las obras prioritarias para el Consejo Insular de Aguas, que ha defendido el Gobierno de Canarias ante el Ministerio de Medio Ambiente, son las desaladoras de Granadilla y Oeste -en Fonsalía, Guía de Isora-. La ejecución de cada una de ellas supone una inversión de 19 millones de euros. Entre otras obras que se encuentran pendientes de incluir en el marco del nuevo convenio, destacan las de las ampliaciones de las depuradoras de Adeje-Arona y el Nordeste o las desaladoras que se prevé construir en Granadilla y Güímar, que se habían declarado como obras de urgencia.
Otra de las medidas de planeamiento hidrogeológico, ya estipulada en el PHI, es estimular la agrupación de las entidades gestoras de galerías para mejorar y ampliar el sistema de captación en determinadas áreas. Al respecto, la Ley de Aguas de Canarias contempla tres formas, la fusión, el consorcio y la agrupación simple.
El nuevo PHI deberá entrar en funcionamiento antes de 2010 para cumplir los plazos de la Directiva Europea de Aguas y se prevé que el avance esté a finales de este año, momento en el que se iniciará un plazo de participación ciudadana de seis meses, explicó Fernández.
Control de las explotaciones subterráneas
Todo el sistema de extracción de aguas subterráneas en la Isla cuenta con una serie de normas prohibitivas y reguladoras., fundamentalmente, el Plan Hidrológico Insular, la Ley de Aguas canaria y la Directiva Marco de Aguas de la UE. El Consejo Insular regula el procedimiento mediante las concesiones para la explotación de galerías, aunque el control administrativo se intensifica en las zonas costeras. El gerente del Consejo Insular de Aguas, José Fernández Bethencourt, explica que cuando una extracción en un pozo supera, según la zona, los 500 o 600 miligramos por litro de cloruros, es una prueba de que se está produciendo una sobreexplotación y la intrusión de agua de mar. El Consejo Insular obliga entonces a reducir la extracción o a parar el pozo, en tanto que las salidas al mar son un tributo natural que se debe salvar para mantener el equilibrio y la calidad del agua subterránea de toda esa zona. Todas las extracciones que funcionan en este momento cuentan con las autorizaciones vigentes y nadie tiene derecho a sobreexplotar, aunque todos los que perforan tienen claro que tampoco es rentable, según explica Fernández. Así, en las galerías sólo se controla que se cumplan los requisitos de la legislación actual de aguas ya que, según el Plan Hidrológico Insular (PHI) vigente, "la gestión de las aguas subterráneas de Tenerife ha sido y seguirá siendo realizada esencialmente por la iniciativa privada, que actúa en función de las tendencias del mercado libre". El PHI en vigor contempla también la posibilidad de que el Consejo Insular de Aguas condicione el otorgamiento de nuevas concesiones al hecho de que los solicitantes hayan optado por una agrupación de las entidades gestoras de estas galerías -la Ley de Aguas de Canarias contempla tres modalidades, que son la fusión, el consorcio y la agrupación simple-, pero este proceso tiene que ser voluntario. En todo caso, una parte significativa de esta normativa se modificará, con el nuevo Plan Hidrológico Insular, que deberá contemplar el nuevo Decreto elaborado por el Gobierno regional -que actualmente es sólo un proyecto- sobre seguridad en las extracciones de aguas subterráneas, cuyo reparto de competencias no acaba de satisfacer a Cabildo, titulares de las galerías -a los que atribuye toda la responsabilidad- y, sobre todo, a las víctimas de la galería Piedra de los Cochinos.
Se demuestra la bajada de la reserva de agua subterránea
El Consejo Insular de Aguas dispone de un modelo matemático con el que se puede calcular cuántas reservas de agua subterránea nos quedarán en el futuro. A partir de este sistema, se ha observado que el nivel freático ha descendido notablemente, por lo que casi todas las galerías están llegando al caudal base, muchas de ellas están ya paradas y cuentan sólo con pequeños mantenimientos de los caudales.
El gerente del Consejo Insular de Aguas, José Fernández Bethencourt, explica que Tenerife, desde el punto de vista subterráneo, es un sistema multiacuífero, en tanto que cuenta con más de 40 sectores formalmente distintos, pero conectados entre sí. Para controlar el estado de las reservas, en 1979 "empezamos a establecer un balance, perfeccionando un modelo matemático para evaluar como funciona ese sistema y que nos permite hacer pronósticos", señala Fernández.
La realización de este modelo ha permitido reproducir la evolución del agua subterránea de la Isla entre el año 1925, fecha en la que se puede situar el comienzo de la explotación intensiva, y el momento actual.
Sus resultados, obtenidos a partir de una estimación de la recarga por infiltración y de los datos históricos de extracción, han pemitido valorar los caudales del flujo en el acuífero para cada uno de los sectores. En este sentido, el Consejo Insular de Aguas cuenta con dos bases de datos específicas para controlar el acuífero de Tenerife. La CASB, de datos hidrogeológicos, contiene el catálogo de las 1.786 obras de captación existentes, más las trazas de 1.047 galerías y ramales derivados, así como la historia de estas instalaciones -de los años 1973, 1979 y 1985-.
El otro archivo es DHQ, de datos hidroquímicos, del que se obtiene el pronóstico de que las aguas subterráneas de Tenerife seguirán empeorando cualitativamente.
A partir de este modelo, se ha observado que el nivel freático ha descendido de manera notable, lo que también ha provocado una reducción de las extracciones. Las galerías tienen su límite natural en la desecación y ésa fue la constante entre 1950 y 1970, momento en que el acuífero reaccionó bajando los niveles. Casi todas las galerías están llegando al caudal base, muchas de ellas están paradas y cuentan con pequeños mantenimientos de los caudales.
A ello se suma que la recarga útil por infiltración es inferior a las extracciones, por lo que éstas se consiguen a base de consumir, en mayor o menor grado, reservas y abatir progresivamente la superficie freática. El efecto inmediato es la reducción del caudal de los alumbramientos que alcanza, salvo excepciones, a dejar secas las galerías más altas de la Isla, de modo que el número de estas infraestructuras que siguen siendo productivas es y será cada vez menor.
Recarga del acuífero insular
Existe un procedimiento de recarga del acuífero con aguas residuales, previamente depuradas, del que se ha hablado mucho últimamente y que se emplea en algunos países europeos, como Alemania. El gerente del Consejo Insular de Aguas, José Fernández, explicó que este sistema funciona desde la década de 1970 y que era perfectamente conocido en Canarias desde entonces. La razón de que no se aplique en el Archipiélago, que es "una de las zonas del mundo donde la hidrogeología está más estudiada", se debe a que, sencillamente, no tiene apenas aplicación ni efectividad en el territorio insular. Al ingresar estas aguas en el acuífero, sólo se va a recuperar una cantidad inferior al cincuenta por ciento, por lo que es preferible reutilizarlas directamente, algo que ya se aplica desde 1984. "Todo nuestro programa está enfocado a reutilizar esas aguas residuales, en tanto que los principales asentamientos urbanos, la recogida de esas aguas y los sistemas de depuración más importantes están en las zonas costeras. Esta estrategia sólo tiene sentido en zonas de interior o para que sirva de barrera frente a la intrusión de agua de mar", señaló Fernández.