Almería es la primera zona de la Península en sufrir el cambio climático según los expertos
Lun, 05/11/2007
La desaparición de 650 hectáreas de pinar por la subida de las temperaturas ha convertido ya a la Sierra de Los Filabres como el primer lugar de Andalucía donde se ha constatado que el cambio climático ha afectado a la vida vegetal. Asimismo, un grupo de investigadores españoles también ha detectado la expansión en Almería, por la misma causa, de un ave originaria de Africa en los últimos 57 años, el camachuelo trompetero.Se trata sólo de dos ejemplos de que los efectos del cambio climático, que se han extendido por Almería y todo el Mediterráneo occidental como un ejército multidisciplinar, por tierra, mar y aire.
Los principales síntomas de su avance son la subida de la temperatura atmosférica -los últimos cinco años han sido los más calurosos desde 1901 hasta 2005 y se espera que en 2020 las temperaturas máximas suban dos grados y cinco en 2100-, el progresivo empobrecimiento de la vegetación, así como el ascenso de la temperatura, la salinidad y el nivel del agua del mar. Y lo que es peor, las previsiones científicas apuntan hacia un recrudecimiento de esos efectos en el futuro. Los visto hasta ahora supone sólo la punta del iceberg respecto a este fenómeno en la provincia, apuntan los expertos.
Entre las instituciones que investigan el cambio climático en Almería se encuentra la Estación Experimental de Zonas Aridas, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Uno de sus investigadores, Francisco Pugnaire, advierte de que el cambio climático puede traer muy graves consecuencias en la provincia, de alcances todavía imprevisibles, si se cumplen las previsiones a las que apuntan los estudios.Al aumento de las temperaturas, que provocarán una mayor evaporación del agua y, consecuentemente, la expansión de la sequía, se sumará un descenso de las lluvias en otoño y en primavera y un aumento en verano.
Además, a lo largo del siglo XXI se prevé una reducción del 7% de las precipitaciones. «Las lluvias de la primavera son muy importantes, puesto que su cuantía determinará si las plantas que han germinado en el invierno podrán sobrevivir al verano, que en la provincia es terrible para la vegetación y que provoca la muerte de muchas de ellas», dice Pugnaire.De esta forma, una vez se intensifiquen estas tendencias de lluvias podríamos llegar a una situación en la que sólo sobrevivan al verano las plantas con raíces más profundas, algo que no sólo depende de cada especie, sino también de la lluvia caída en primavera.Los primeros estudios realizados por la Estación Experimental de Zonas Aridas sobre este fenómeno están demostrando que el pino, la ephedra y el acebuche, por este orden, son las especies más amenazadas por esta nueva situación que está creando el cambio climático, mientras que la retama y la Salsola, o salao negro, son las que mejor sobrevivirán.Lógicamente, la muerte de determinadas especies podría cambiar drásticamente las comunidades de plantas que existen en Almería y, consecuentemente, afectar a todo el ecosistema. «En general, la tendencia será al empobrecimiento de la vegetación y que muchas especies reduzcan considerablemente su área de distribución.
Dentro de 100 años la vegetación de la provincia será más pobre, habrá menos árboles y los arbustos serán más pequeños», señala Francisco Pugnaire.La muerte de 650 hectáreas de pinos en la Sierra de los Filabres viene a apoyar las tesis de los investigadores del CSIC. Estos pinares fueron plantados como medidas de actuación de reforestación hace unas décadas y se han secado totalmente, mientras en la misma zona existen otras 10.200 hectáreas que se encuentran en claro riesgo, tal y como ha puesto de manifiesto la Junta de Andalucía.El proceso de decaimiento de los pinares de Los Filabres comenzó a observarse en 2002, cuando los agentes de la Consejería de Medio Ambiente constataron la aparición de rodales con árboles completamente secos o pies severamente desfoliados, concretamente en pinos de las especies silvestre y salgareño.
El director general de Gestión del Medio Natural, José Guirado, ha asegurado que este primer caso de cambio climático en Andalucía está motivado por la elevación en la temperatura ambiental en unos dos grados centígrados, lo que ha provocado «que en los meses de invierno aumente la media de la temperatura, evitando así las nevadas del modo en que históricamente se producían, por lo que los árboles no cuentan con agua desde abril y mayo hacia adelante y se incrementa así el estrés de esta vegetación, que sufre un proceso de defoliación en los meses de verano».El aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones también está detrás de la expansión en el sureste español de una especie hasta ahora africana, el camachuelo trompetero, según un estudio coordinado por la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Eulalia Moreno.
Los expertos creen que la presencia en España del camachuelo es un buen indicador del incremento de la aridez en los suelos del área mediterránea, mientras que también se ha confirmado que otras especies de latitudes más meridionales se están instalando en zonas áridas y semiáridas de España debido a las consecuencias del cambio climático.La investigación realizada durante tres años por expertos de la Estación Experimental de Zonas Aridas de Almería ha comprobado que el camachuelo trompetero se ha consolidado en las provincias de Granada, Murcia, Alicante y Almería, donde existen 800 parejas reproductoras.El trabajo de los expertos del CSIC concluye asimismo que en los países de origen del camachuelo se han podido producir cambios climáticos que provocaron su expansión hacia el norte.
En la Universidad de Almería, el grupo de investigación sobre Ecología de Zonas Aridas que dirige el biólogo Javier Cabello participa en dos proyectos relacionados con el cambio global.Entre los resultados más relevantes obtenidos hasta el momento destaca también el descubrimiento del fuerte cambio que se está produciendo en los ecosistemas de la Sierra de los Filabres y Sierra Nevada, hasta el punto de constatar que se encuentran entre los que más están sufriendo los efectos del cambio en el clima.
Los investigadores almerienses han llegado a esta conclusión a partir de imágenes de satélite, en las que han podido detectar una mayor actividad fotosintética en los últimos 20 años en esta zona.«Esto constituye una evidencia del cambio climático, ya que si las plantas han incrementado su actividad fotosintética se debe a que hay una mayor concentración de CO2 en la atmósfera que es aprovechada por especies de crecimiento rápido», explica Cabello, quien incide en el hecho de que el CO2 es el principal causante del calentamiento global.Si bien no es malo en sí mismo que crezcan más las plantas de estos ecosistemas, el hecho de que haya más masa foliar como consecuencia de más fotosíntesis y de que se incremente la temperatura produce efectos como el desplazamiento altitudinal de las plagas de procesionaria, algo que ya se ha detectado en el Puerto de la Ragua.
Asimismo, pone en mayor riesgo los ecosistemas de alta montaña que no se pueden desplazar más arriba.El grupo universitario almeriense también ha observado el alargamiento de la estación de crecimiento en toda la península de la vegetación de hasta un mes, y ha determinado que la conversión de ecosistemas naturales en áreas humanizadas provoca un aumento del albeldo, es decir, de la cantidad de energía procedente del sol que es reflejada de nuevo a la atmósfera.
Aunque este fenómeno ayuda a disminuir la temperatura, su efecto más importante es sobre el balance energético de la atmósfera, que es el principal regulador de los vientos y la humedad atmosférica. El incremento del albedo como consecuencia de la pérdida de vegetación natural contribuye a hacer el clima más extremo.
Los suelos juegan un papel muy importante en el secuestro de CO2, de manera que los más ricos en materia orgánica tienen mayor capacidad de secuestro de carbono y, a su vez, cuando el suelo se degrada, y por tanto, se degrada la materia orgánica contenida en él, se libera CO2 a la atmósfera. El grupo de investigación está cuantificando de qué manera la degradación de los suelos del sureste ibérico contribuyen al calentamiento global.
En el caso de Almería, este fenómeno adquiere una importancia mayor, porque el fenómeno más evidente que produce degradación de los suelos es la desertificación, factor de gran amenaza en la provincia, donde, por tanto, es muy importante que no se degraden y que se mantengan áreas con vegetación natural.@LEAD:Cambio climático. Almería. La desaparición de 650 hectáreas de pinar por la subida de las temperaturas ha convertido ya a la Sierra de Los Filabres como el primer lugar de Andalucía donde se ha constatado que el cambio climático ha afectado a la vida vegetal
Los principales síntomas de su avance son la subida de la temperatura atmosférica -los últimos cinco años han sido los más calurosos desde 1901 hasta 2005 y se espera que en 2020 las temperaturas máximas suban dos grados y cinco en 2100-, el progresivo empobrecimiento de la vegetación, así como el ascenso de la temperatura, la salinidad y el nivel del agua del mar. Y lo que es peor, las previsiones científicas apuntan hacia un recrudecimiento de esos efectos en el futuro. Los visto hasta ahora supone sólo la punta del iceberg respecto a este fenómeno en la provincia, apuntan los expertos.
Entre las instituciones que investigan el cambio climático en Almería se encuentra la Estación Experimental de Zonas Aridas, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Uno de sus investigadores, Francisco Pugnaire, advierte de que el cambio climático puede traer muy graves consecuencias en la provincia, de alcances todavía imprevisibles, si se cumplen las previsiones a las que apuntan los estudios.Al aumento de las temperaturas, que provocarán una mayor evaporación del agua y, consecuentemente, la expansión de la sequía, se sumará un descenso de las lluvias en otoño y en primavera y un aumento en verano.
Además, a lo largo del siglo XXI se prevé una reducción del 7% de las precipitaciones. «Las lluvias de la primavera son muy importantes, puesto que su cuantía determinará si las plantas que han germinado en el invierno podrán sobrevivir al verano, que en la provincia es terrible para la vegetación y que provoca la muerte de muchas de ellas», dice Pugnaire.De esta forma, una vez se intensifiquen estas tendencias de lluvias podríamos llegar a una situación en la que sólo sobrevivan al verano las plantas con raíces más profundas, algo que no sólo depende de cada especie, sino también de la lluvia caída en primavera.Los primeros estudios realizados por la Estación Experimental de Zonas Aridas sobre este fenómeno están demostrando que el pino, la ephedra y el acebuche, por este orden, son las especies más amenazadas por esta nueva situación que está creando el cambio climático, mientras que la retama y la Salsola, o salao negro, son las que mejor sobrevivirán.Lógicamente, la muerte de determinadas especies podría cambiar drásticamente las comunidades de plantas que existen en Almería y, consecuentemente, afectar a todo el ecosistema. «En general, la tendencia será al empobrecimiento de la vegetación y que muchas especies reduzcan considerablemente su área de distribución.
Dentro de 100 años la vegetación de la provincia será más pobre, habrá menos árboles y los arbustos serán más pequeños», señala Francisco Pugnaire.La muerte de 650 hectáreas de pinos en la Sierra de los Filabres viene a apoyar las tesis de los investigadores del CSIC. Estos pinares fueron plantados como medidas de actuación de reforestación hace unas décadas y se han secado totalmente, mientras en la misma zona existen otras 10.200 hectáreas que se encuentran en claro riesgo, tal y como ha puesto de manifiesto la Junta de Andalucía.El proceso de decaimiento de los pinares de Los Filabres comenzó a observarse en 2002, cuando los agentes de la Consejería de Medio Ambiente constataron la aparición de rodales con árboles completamente secos o pies severamente desfoliados, concretamente en pinos de las especies silvestre y salgareño.
El director general de Gestión del Medio Natural, José Guirado, ha asegurado que este primer caso de cambio climático en Andalucía está motivado por la elevación en la temperatura ambiental en unos dos grados centígrados, lo que ha provocado «que en los meses de invierno aumente la media de la temperatura, evitando así las nevadas del modo en que históricamente se producían, por lo que los árboles no cuentan con agua desde abril y mayo hacia adelante y se incrementa así el estrés de esta vegetación, que sufre un proceso de defoliación en los meses de verano».El aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones también está detrás de la expansión en el sureste español de una especie hasta ahora africana, el camachuelo trompetero, según un estudio coordinado por la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Eulalia Moreno.
Los expertos creen que la presencia en España del camachuelo es un buen indicador del incremento de la aridez en los suelos del área mediterránea, mientras que también se ha confirmado que otras especies de latitudes más meridionales se están instalando en zonas áridas y semiáridas de España debido a las consecuencias del cambio climático.La investigación realizada durante tres años por expertos de la Estación Experimental de Zonas Aridas de Almería ha comprobado que el camachuelo trompetero se ha consolidado en las provincias de Granada, Murcia, Alicante y Almería, donde existen 800 parejas reproductoras.El trabajo de los expertos del CSIC concluye asimismo que en los países de origen del camachuelo se han podido producir cambios climáticos que provocaron su expansión hacia el norte.
En la Universidad de Almería, el grupo de investigación sobre Ecología de Zonas Aridas que dirige el biólogo Javier Cabello participa en dos proyectos relacionados con el cambio global.Entre los resultados más relevantes obtenidos hasta el momento destaca también el descubrimiento del fuerte cambio que se está produciendo en los ecosistemas de la Sierra de los Filabres y Sierra Nevada, hasta el punto de constatar que se encuentran entre los que más están sufriendo los efectos del cambio en el clima.
Los investigadores almerienses han llegado a esta conclusión a partir de imágenes de satélite, en las que han podido detectar una mayor actividad fotosintética en los últimos 20 años en esta zona.«Esto constituye una evidencia del cambio climático, ya que si las plantas han incrementado su actividad fotosintética se debe a que hay una mayor concentración de CO2 en la atmósfera que es aprovechada por especies de crecimiento rápido», explica Cabello, quien incide en el hecho de que el CO2 es el principal causante del calentamiento global.Si bien no es malo en sí mismo que crezcan más las plantas de estos ecosistemas, el hecho de que haya más masa foliar como consecuencia de más fotosíntesis y de que se incremente la temperatura produce efectos como el desplazamiento altitudinal de las plagas de procesionaria, algo que ya se ha detectado en el Puerto de la Ragua.
Asimismo, pone en mayor riesgo los ecosistemas de alta montaña que no se pueden desplazar más arriba.El grupo universitario almeriense también ha observado el alargamiento de la estación de crecimiento en toda la península de la vegetación de hasta un mes, y ha determinado que la conversión de ecosistemas naturales en áreas humanizadas provoca un aumento del albeldo, es decir, de la cantidad de energía procedente del sol que es reflejada de nuevo a la atmósfera.
Aunque este fenómeno ayuda a disminuir la temperatura, su efecto más importante es sobre el balance energético de la atmósfera, que es el principal regulador de los vientos y la humedad atmosférica. El incremento del albedo como consecuencia de la pérdida de vegetación natural contribuye a hacer el clima más extremo.
Los suelos juegan un papel muy importante en el secuestro de CO2, de manera que los más ricos en materia orgánica tienen mayor capacidad de secuestro de carbono y, a su vez, cuando el suelo se degrada, y por tanto, se degrada la materia orgánica contenida en él, se libera CO2 a la atmósfera. El grupo de investigación está cuantificando de qué manera la degradación de los suelos del sureste ibérico contribuyen al calentamiento global.
En el caso de Almería, este fenómeno adquiere una importancia mayor, porque el fenómeno más evidente que produce degradación de los suelos es la desertificación, factor de gran amenaza en la provincia, donde, por tanto, es muy importante que no se degraden y que se mantengan áreas con vegetación natural.@LEAD:Cambio climático. Almería. La desaparición de 650 hectáreas de pinar por la subida de las temperaturas ha convertido ya a la Sierra de Los Filabres como el primer lugar de Andalucía donde se ha constatado que el cambio climático ha afectado a la vida vegetal