La sequía más grave de la última década obliga a 30 municipios a abastecerse con cubas

Sáb, 15/12/2007

EFE

Una treintena de municipios catalanes han sufrido este año problemas de abastecimiento de agua a causa de la extrema sequía que azota Cataluña, la más severa de la última década, que ha dejado los embalses de las cuencas internas al 28 por ciento de su capacidad, la mitad del promedio de los últimos años.
La escasez de precipitaciones, que se han reducido un 40 por ciento con respecto al valor de referencia histórico, ha dado lugar a un escenario de sequía excepcional en todo el territorio, marcado por el continuo descenso de los pantanos y la aplicación de restricciones de agua en algunas zonas.
A lo largo de este 2007, los camiones cisterna han debido abastecer de agua potable a poblaciones como Olost, Olivella, Argensola (Barcelona), Tremp, Coll de Nargó (Lleida) o Agullana (Girona), municipios, en su mayoría, que sufren de manera crónica los efectos de la escasez de lluvias, según ha explicado a Efe un portavoz del departamento de Medio Ambiente.
Especialmente secos han sido los meses de otoño, en los que las pocas precipitaciones que se han registrado han caído en áreas del litoral o prelitoral, que poca o nada agua han aportado a las cuencas internas, todas ellas, incluida la del Ter-Llobregat, que abastece al área metropolitana, en situación de excepcionalidad.
A consecuencia de ello, los embalses del interior de Cataluña presentan uno de los peores registros de la última década, al estar, en su conjunto, al 28 por ciento de su capacidad máxima, casi la mitad del volumen que tenían el pasado año por estas fechas, que era del 53,58 por ciento.
La situación es especialmente grave en el pantano de Sau, que está al 19,93 por ciento de su capacidad; en el de Siurana, al 15,8 por ciento; en el de Riudecanyes, al 20,2 por ciento, y en el de La Llosa del Cavall, al 23,23 por ciento.
La estampa, no obstante, no es mucho más halagüeña en los pantanos de mayor tamaño, como son el de Susqueda, que está al 32,6 por ciento de su volumen máximo, y el de La Baells, al 29,27 por ciento.
Para hacerse una idea de la magnitud de esta sequía basta con fijarse en que el pasado año el porcentaje mínimo de agua embalsada se registró el 7 de enero, cuando los embalses llegaron al 48,53 por ciento de su capacidad, una cifra que, aún siendo baja, dobla el nivel que presentan los pantanos a día de hoy, según datos de la conselleria que dirige Francesc Baltasar.
La gravedad de la escasez pluviométrica ha obligado al gobierno catalán a prorrogar hasta finales de 2008 el decreto de sequía y, por lo tanto, a mantener la posibilidad de aplicar medidas excepcionales en caso de que no sea posible garantizar el abastecimiento de agua potable en los domicilios.
De hecho, la Agencia Catalana del Agua (ACA) ya ha advertido de que los municipios del área metropolitana de Barcelona y de otras regiones abastecidas por el sistema Ter-Llobregat podrían sufrir cortes domésticos de agua a partir de marzo de 2008 en caso de que no llueva nada en los próximos meses.
Por el momento se han cumplido los pronósticos más pesimistas, aunque el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) espera lluvias a partir de este fin de semana, unas precipitaciones que, aunque no se prevé que sean muy abundantes, pueden caer en forma de nieve alrededor de los cuatrocientos metros sobre el nivel del mar.
A la espera de que estas ansiadas lluvias contribuyan a mitigar el alarmante estado de los pantanos catalanes, el propio presidente de la Generalitat, José Montilla, ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para que intensifique el ahorro de agua, tal y como ya se está produciendo en los últimos meses.
El gobierno asegura que los problemas derivados de la sequía desaparecerán en gran parte de Cataluña el segundo semestre del próximo año, una vez se ponga en marcha la desalinizadora de El Prat de Llobregat, que suministrará gran parte del consumo de boca del área metropolitana.