Crecidas controladas intentarán eliminar hasta 99% del mejillón cebra en Ebro
Mar, 22/01/2008
Un proyecto experimental utilizará crecidas provocadas en el Ebro por los desembalses del pantano de Riba-roja (Tarragona) para intentar eliminar hasta el 99 por ciento de la población de mejillón cebra en el río.
"A esta especie le van muy mal los cambios en el caudal" según los datos de las observaciones obtenidas en los últimos años, explicó a Efe Manuel Menéndez, director técnico en la Secretaría General para el Territorio y la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente.
El responsable del proyecto, Toni Palau, explicó a Efe: "desde hace varios años realizamos una o dos crecidas anuales para reducir las poblaciones invasoras de vegetación acuática, que generan problemas para los usuarios del río" y "observamos que, tras ellas, la población del mejillón cebra se resiente".
El reto ahora es convertir en diana preferente de estas crecidas al mejillón cebra, algo para lo que los científicos estudiarán la distribución del mejillón y calcularán, mediante simulaciones, los requisitos que las crecidas necesitan "para erradicarlo de forma más eficaz".
Hasta ahora, cuando el volumen de agua embalsada lo permite, se provocan dos crecidas anuales, una en los meses de abril o mayo y otra en noviembre o diciembre, que duran alrededor de 24 horas y que desembalsan entre 700 y 1.200 metros cúbicos por minuto.
Estas crecidas coinciden con las épocas en las que sería más probable una crecida natural, afirmó Palau, quien señaló que los desembalses benefician al resto de las especies y que, fuera del embalse, hace que el bivalvo se reduzca entre un 90 y un 99 por ciento.
"Y el mejillón cebra se recupera más lentamente de lo que parece", ha afirmado el científico, que ha observado en el pantano de Riba-roja que tarda un año o más en recuperarse, tras desaparecer de una zona cuando el agua baja de nivel.
Palau ha destacado, sin embargo, que esta medida "no erradicará la especie", sino que sólo "incide en la población".
Además el objetivo de reducir las poblaciones de la especie invasora se supeditará siempre a los usos prioritarios del embalse: "eso es lo difícil del proyecto", ha señalado.
El proyecto es uno de las tres investigaciones de I+D subvencionadas por el Ministerio de Medio Ambiente para erradicar de los ríos Ebro y Júcar esta especie exótica, que provoca alteraciones en la fauna de los ecosistemas y cuantiosos daños económicos al colonizar conducciones de agua.
Hasta ahora los únicos mecanismos para luchar contra este bivalvo son su retirada manual -con martillos o chorros de agua- de las superficies que coloniza y otros sistemas, como pinturas especiales, cuya seguridad para el ecosistema no está probada.
El proyecto, llevado a cabo por Endesa, que gestiona una central hidroeléctrica en el embalse, también experimentará una técnica para detectar estas colonias mediante sonar desde una barca, lo que permitiría verificar a distancia la presencia de este animal de forma más rápida y barata si la técnica tuviera la suficiente precisión como para que las colonias no queden "camufladas".
Actualmente este molusco se detecta cuando sus colonias se avistan en las superficies de los conductos, colocando en el cauce placas a diferentes niveles de profundidad y comprobando más tarde si existen ejemplares adheridos a ellas o mediante muestreo en busca de larvas, un método problemático porque las larvas no están presentes durante todo el año.
"La detección precoz es muy importante", señaló Palau, quien aseguró que en el Ebro esta especie ya se encuentra en el tramo medio del río Segre, en el Guadalope y en la presa del Sobrón (Burgos), y que para que realmente las labores de erradicación de esta especie fueran eficaces habría que "limpiar" estas aguas.
Menéndez destacó que el proyecto se encuentra en una fase inicial y alertó de que las expectativas podrían no verse realizadas.
"A esta especie le van muy mal los cambios en el caudal" según los datos de las observaciones obtenidas en los últimos años, explicó a Efe Manuel Menéndez, director técnico en la Secretaría General para el Territorio y la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente.
El responsable del proyecto, Toni Palau, explicó a Efe: "desde hace varios años realizamos una o dos crecidas anuales para reducir las poblaciones invasoras de vegetación acuática, que generan problemas para los usuarios del río" y "observamos que, tras ellas, la población del mejillón cebra se resiente".
El reto ahora es convertir en diana preferente de estas crecidas al mejillón cebra, algo para lo que los científicos estudiarán la distribución del mejillón y calcularán, mediante simulaciones, los requisitos que las crecidas necesitan "para erradicarlo de forma más eficaz".
Hasta ahora, cuando el volumen de agua embalsada lo permite, se provocan dos crecidas anuales, una en los meses de abril o mayo y otra en noviembre o diciembre, que duran alrededor de 24 horas y que desembalsan entre 700 y 1.200 metros cúbicos por minuto.
Estas crecidas coinciden con las épocas en las que sería más probable una crecida natural, afirmó Palau, quien señaló que los desembalses benefician al resto de las especies y que, fuera del embalse, hace que el bivalvo se reduzca entre un 90 y un 99 por ciento.
"Y el mejillón cebra se recupera más lentamente de lo que parece", ha afirmado el científico, que ha observado en el pantano de Riba-roja que tarda un año o más en recuperarse, tras desaparecer de una zona cuando el agua baja de nivel.
Palau ha destacado, sin embargo, que esta medida "no erradicará la especie", sino que sólo "incide en la población".
Además el objetivo de reducir las poblaciones de la especie invasora se supeditará siempre a los usos prioritarios del embalse: "eso es lo difícil del proyecto", ha señalado.
El proyecto es uno de las tres investigaciones de I+D subvencionadas por el Ministerio de Medio Ambiente para erradicar de los ríos Ebro y Júcar esta especie exótica, que provoca alteraciones en la fauna de los ecosistemas y cuantiosos daños económicos al colonizar conducciones de agua.
Hasta ahora los únicos mecanismos para luchar contra este bivalvo son su retirada manual -con martillos o chorros de agua- de las superficies que coloniza y otros sistemas, como pinturas especiales, cuya seguridad para el ecosistema no está probada.
El proyecto, llevado a cabo por Endesa, que gestiona una central hidroeléctrica en el embalse, también experimentará una técnica para detectar estas colonias mediante sonar desde una barca, lo que permitiría verificar a distancia la presencia de este animal de forma más rápida y barata si la técnica tuviera la suficiente precisión como para que las colonias no queden "camufladas".
Actualmente este molusco se detecta cuando sus colonias se avistan en las superficies de los conductos, colocando en el cauce placas a diferentes niveles de profundidad y comprobando más tarde si existen ejemplares adheridos a ellas o mediante muestreo en busca de larvas, un método problemático porque las larvas no están presentes durante todo el año.
"La detección precoz es muy importante", señaló Palau, quien aseguró que en el Ebro esta especie ya se encuentra en el tramo medio del río Segre, en el Guadalope y en la presa del Sobrón (Burgos), y que para que realmente las labores de erradicación de esta especie fueran eficaces habría que "limpiar" estas aguas.
Menéndez destacó que el proyecto se encuentra en una fase inicial y alertó de que las expectativas podrían no verse realizadas.