Los embalses del Guadalquivir ganan 150 hectómetros cúbicos tras superar uno de los otoños más secos en el cuarto año de sequía
Lun, 14/04/2008
Apenas hay alivio en las cuencas hidrográficas tras un otoño sin apenas lluvias. El temporal que ha azotado la semana pasada a Andalucía ha permitido una mejora de los embalses destinados al abastecimiento de las ciudades, garantizando el suministro urbano durante al menos un año más. Muy distinta es la situación para el campo. Si no llegan más precipitaciones, los agricultores deberán hacer frente a la temporada de regadío con más restricciones de los cuatro años de sequía, hasta con cinco veces menos agua que en un año normal, señalan en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).
Sólo esta cuenca, que abastece a 3,72 millones de andaluces, ha ganado 150 hectómetros cúbicos en una semana, lo que supone que sus embalses de la regulación general pasen del 26% al 27% de su capacidad. El conjunto de la cuenca ha pasado en una semana de encontrarse al 34,6% al 35,8%. Una clara mejora, pero aún siete puntos por debajo de donde se encontraban un año atrás. En los meses que llevamos de año hidrológico, que arrancó el 1 de octubre, la cuenca apenas ha ganado tres puntos en su porcentaje de agua embalsada, a pesar de ser esta la temporada en la que, en condiciones normales, más lluvia se producen en Andalucía.
La cantidad de agua ganada resulta mínima, si se tiene en cuenta la capacidad de embalse de esta cuenca, pero sí ha aliviado considerablemente la preocupante situación en la que se encontraban las reservas que se destinan al consumo urbano, sobre todo en puntos que se encontraban en una situación más que complicada como Jaén y Granada.
En las otras dos cuencas andaluzas las ganancias de agua han sido mucho más discretas. Unos 30 hectómetros cúbicos en la Atlántica y apenas 6 en la Mediterránea, donde continúa vigente el decreto de sequía para Málaga capital. Aun así, los datos deben mejorar en los próximos días, cuando el agua caída termine por llegar a los embalses
Con este panorama, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir trabaja actualmente con la previsión de dotar con mil metros cúbicos de agua de regadío por hectárea, frente a los 5.000 que suelen otorgarse. Eso sí, esta semana ha decidido retrasar una comisión que debía aprobar un adelanto de los desembalses.
El balance de lluvias del año hidrológico confirma que Andalucía afronta el cuarto año consecutivo de sequía, con precipitaciones muy por debajo de las registradas el otoño pasado. Además, el balance negativo no se concentra exclusivamente en las provincias orientales, como venía ocurriendo hasta ahora, sino que se extiende a toda la comunidad. Esto explica el importante descenso en las reservas de la Cuenca Atlántica, en la que sus embalses se situaban al principio de la semana al 37,9%, 15 puntos por debajo que hace un año.
Si se tiene en cuenta, además, que las confederaciones tienen que gestionar un sistema deficitario, donde la demanda supera a la oferta, la situación se complica aún más. 'Es como poner a un enfermo coronario a correr una maratón', sintetiza sobre la situación Juan Saura, de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHG. 'Tras pasar el verano, si continúa sin registrarse lluvias, habrá que estudiar si se adoptan medidas más restrictivas, aunque la situación del Guadalquivir aún no es tan grave como otras zonas del arco mediterráneo', explica Saura. Mientras, los agricultores se preparan para un nuevo año duro. 'Las pérdidas de renta y de mano de obra serán importantes, aunque aún es pronto para realizar un cálculo', mantiene Pedro Paria, representante de Feragua.
La escasez de agua ha originado durante los últimos cuatro años una inversión superior a los 99 millones de euros por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) sólo para obras de emergencia, a lo que hay que sumar los más de cien millones de euros asumidos por la Junta de Andalucía, en su mayoría para obras de mediano tamaño y casi todas ellas destinadas para mejorar el abastecimiento. La CHG ha invertido otros 232,9 millones para la modernización de los regadíos y otras infraestructuras hidráulicas y los 110 y 89 millones invertidos en las oresas de Melonares y el Arenoso, respectivamente. Cifras a las que ha tenido que hacer frente la principal cuenca andaluza. Otro problema al que hay que hacer frente es el de la pérdida de calidad de las aguas ya que ésta empeora al disminuir la cantidad de agua embalsada. La CHG ya ha tenido que invertir por este asunto en los embalses de Rumblar y el de Iznájar.
Sólo esta cuenca, que abastece a 3,72 millones de andaluces, ha ganado 150 hectómetros cúbicos en una semana, lo que supone que sus embalses de la regulación general pasen del 26% al 27% de su capacidad. El conjunto de la cuenca ha pasado en una semana de encontrarse al 34,6% al 35,8%. Una clara mejora, pero aún siete puntos por debajo de donde se encontraban un año atrás. En los meses que llevamos de año hidrológico, que arrancó el 1 de octubre, la cuenca apenas ha ganado tres puntos en su porcentaje de agua embalsada, a pesar de ser esta la temporada en la que, en condiciones normales, más lluvia se producen en Andalucía.
La cantidad de agua ganada resulta mínima, si se tiene en cuenta la capacidad de embalse de esta cuenca, pero sí ha aliviado considerablemente la preocupante situación en la que se encontraban las reservas que se destinan al consumo urbano, sobre todo en puntos que se encontraban en una situación más que complicada como Jaén y Granada.
En las otras dos cuencas andaluzas las ganancias de agua han sido mucho más discretas. Unos 30 hectómetros cúbicos en la Atlántica y apenas 6 en la Mediterránea, donde continúa vigente el decreto de sequía para Málaga capital. Aun así, los datos deben mejorar en los próximos días, cuando el agua caída termine por llegar a los embalses
Con este panorama, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir trabaja actualmente con la previsión de dotar con mil metros cúbicos de agua de regadío por hectárea, frente a los 5.000 que suelen otorgarse. Eso sí, esta semana ha decidido retrasar una comisión que debía aprobar un adelanto de los desembalses.
El balance de lluvias del año hidrológico confirma que Andalucía afronta el cuarto año consecutivo de sequía, con precipitaciones muy por debajo de las registradas el otoño pasado. Además, el balance negativo no se concentra exclusivamente en las provincias orientales, como venía ocurriendo hasta ahora, sino que se extiende a toda la comunidad. Esto explica el importante descenso en las reservas de la Cuenca Atlántica, en la que sus embalses se situaban al principio de la semana al 37,9%, 15 puntos por debajo que hace un año.
Si se tiene en cuenta, además, que las confederaciones tienen que gestionar un sistema deficitario, donde la demanda supera a la oferta, la situación se complica aún más. 'Es como poner a un enfermo coronario a correr una maratón', sintetiza sobre la situación Juan Saura, de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHG. 'Tras pasar el verano, si continúa sin registrarse lluvias, habrá que estudiar si se adoptan medidas más restrictivas, aunque la situación del Guadalquivir aún no es tan grave como otras zonas del arco mediterráneo', explica Saura. Mientras, los agricultores se preparan para un nuevo año duro. 'Las pérdidas de renta y de mano de obra serán importantes, aunque aún es pronto para realizar un cálculo', mantiene Pedro Paria, representante de Feragua.
La escasez de agua ha originado durante los últimos cuatro años una inversión superior a los 99 millones de euros por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) sólo para obras de emergencia, a lo que hay que sumar los más de cien millones de euros asumidos por la Junta de Andalucía, en su mayoría para obras de mediano tamaño y casi todas ellas destinadas para mejorar el abastecimiento. La CHG ha invertido otros 232,9 millones para la modernización de los regadíos y otras infraestructuras hidráulicas y los 110 y 89 millones invertidos en las oresas de Melonares y el Arenoso, respectivamente. Cifras a las que ha tenido que hacer frente la principal cuenca andaluza. Otro problema al que hay que hacer frente es el de la pérdida de calidad de las aguas ya que ésta empeora al disminuir la cantidad de agua embalsada. La CHG ya ha tenido que invertir por este asunto en los embalses de Rumblar y el de Iznájar.