La Expo se cierra con una defensa clara de la desalinización como solución al déficit hídrico
Lun, 15/09/2008
La Exposición Internacional de Zaragoza echó ayer el cierre con la lectura de un manifiesto en el que se recogen las principales conclusiones de tres meses de debate sobre el agua. Más de 2.000 expertos han participado en este foro, que ha apostado por «nuevos paradigmas» en la gestión de los recursos hídricos con el objetivo de garantizar «la supervivencia del ser humano y del planeta». En presencia de los Reyes y del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente de la Fundación Cultura y Paz, Federico Mayor Zaragoza, leyó este manifiesto, un resumen de las conclusiones preliminares alcanzadas en la denominada Tribuna del Agua. En el informe completo, de 65 páginas, se comprueba cómo los expertos apuestan con rotundidad por la desalinización como una de las fórmulas para garantizar el abastecimiento. No hay un rechazo explícito de los trasvases, pero tampoco el apoyo que pidió el Gobierno regional. En el apartado sobre Agricultura de Regadíos, el informe asegura que «la aprobación de posibles trasvases para apoyar o ampliar zonas de regadío sólo debe llevarse a cabo tras verificar los beneficios económicos, sociales y medioambientales del proyecto». Es la referencia más explícita que puede encontrarse, al menos en el texto preliminar. Mientras, se anima a «integrar en la planificación hidrológica soluciones» como la reutilización y «la desalación de aguas marinas y salobres». El Gobierno regional defendió en las propuestas que envió a la Tribuna del Agua que la desalinización debe ser una medida complementaria y advirtió del coste energético y «los problemas medioambientales». No sólo no se recogen estos planteamientos, sino que las conclusiones de los 2.000 expertos reunidos en Zaragoza van justo en la dirección contraria. «La tecnología de la desalinización ha tenido un desarrollo extraordinario», destacan. «En la actualidad estamos asistiendo a otra nueva ruptura del concepto de que el agua desalada no podría aplicarse a la agricultura», añaden. «La agricultura de productos de alto valor añadido, en la que todo el proceso productivo es asimilable a un proceso industrial, permite asumir los costes reales actuales de la desalación». La Tribuna del Agua relativiza los problemas ambientales. «En cuanto al vertido de salmuera hay que dejar bien claro que las instalaciones desaladoras no vierten sal al mar como en muchos casos se interpreta y se manifiesta de forma ignorante, cuando no malintencionada... Devuelven al mar la misma sal que antes han extraido.». El informe reconoce, sin embargo, que se devuelve con mayor concentración, por lo que hay que tomar medidas para evitar que se vea afectada la flora sensible a la salmuera. Las fórmulas para ello «son varias y en todo caso se puede encontrar la mejor forma, técnica y económica, para evitar completamente los efectos perjudiciales». Con respecto al otro problema, el energético, los expertos aseguran que «hay que dejar claro que las desaladoras no vierten CO2 a la atmósfera», sino que el problema recae en la generación de la energía eléctrica necesaria para el funcionamiento de las instalaciones. «La desalación no ha llegado aún a su techo tecnológico», explican, y concluyen que «si el agua para la vida se convierte en un nuevo derecho humano, la desalación puede contribuir a lograrlo y a permitir a muchas personas disfrutar de este gran bien». Todas estas apreciaciones forman parte del informe completo. Ayer, Federico Mayor Zaragoza leyó un manifiesto que no entró en estos detalles. El ex director general de la Unesco abogó por la creación de una Agencia Mundial del Agua.