El Ebro cierra uno de los años más secos pese a tener cuatro crecidas
Jue, 09/10/2008
La cuenca del Ebro cerró el pasado 30 de septiembre uno de los años hidrológicos más secos desde que existen datos. La cuarta campaña consecutiva de sequía dejó el caudal en la desembocadura entre 6.000 y 7.000 hectómetros cúbicos, algo que únicamente ha sucedido en cinco ocasiones desde que comenzaron a medirse los aforos en 1914. No obstante, esa cifra se queda lejos del récord de sequedad, establecido en el otoño de 1990 con 4.284 hectómetros en un año.
Según los datos facilitados por el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), entre el 1 de octubre del 2007 y el 30 de septiembre del 2008, periodo en el que el Ebro registró cuatro crecidas, pasaron por Tortosa 6.058 hectómetros cúbicos. Los datos del SAIH, no oficiales, carecen de datos de 39 días de los meses de abril a julio, aunque únicamente cuatro de ellos --en mayo-- coinciden con periodos de crecida, en los que la aportación diaria osciló entre 158 y 132 hectómetros cúbicos diarios. Así, todo apunta a que el caudal oficial del Ebro en el año hidrológico 2007-2008 se situará en el entorno de los 7.000 hectómetros cúbicos.
Ni la primavera más lluviosa desde finales del siglo XIX en la mayor parte de la cuenca ni el hecho de que el embalse de Itoiz --cuyas aguas no encuentran ninguna pieza de regulación hasta Mequinenza-- haya pasado más de tres meses vertiendo 45 metros cúbicos por segundo han posibilitado que el Ebro se acercara a los registros medios.
De hecho, los resultados de este año hidrológico confirman la reduccción de las aportaciones de la que viene alertando la CHE. Así, los documentos básicos del futuro Plan de Cuenca señalan que el Ebro aporta en su desembocadura una media anual inferior a 14.000 hectómetros cúbicos --13.869 en el periodo 1981-2006-- mientras que el anterior Plan Hidrológico y la versión inicial del Nacional (PHN) fueron elaborados sobre una estimación de más de 18.000. La práctica demuestra que en los últimos años, en los que los periodos de sequía se alternan con los de crecidas, llega menos agua al Mediterráneo.
De hecho, si todas las concesiones de caudales de la cuenca del Ebro estuvieran en explotación, este año no habría habido recursos suficientes para atender toda la demanda, ya que esta suma 8.025 hectómetros.
Por último, la aportación del Ebro duplicó el requerimiento ambiental del Delta, establecido en 100 metros cúbicos por segundo. Ese caudal supone 3.153 hectómetros anuales. Algunos expertos han llegado a reclamar que se multiplique por dos e, incluso, por números mayores. Sería imposible en años como este.