Indígenas amazónicos ocupan una presa hidroeléctrica para intentar salvar el río que atraviesa sus tierras
Mié, 15/10/2008
Indígenas pertenecientes al pueblo enawene nawe de la Amazonia brasileña ocuparon y cerraron el emplazamiento de una presa hidroeléctrica el pasado sábado, y destruyeron parte de los equipos, en un intento de salvar el río que atraviesa sus tierras, según informó la ONG de defensa de los pueblos autóctonos Survival.
Según los enawene nawe, las 77 presas que se van a construir en el río Juruena contaminarán el agua, impidiendo así a los peces llegar a las zonas de desove. El pescado es fundamental en la dieta de los enawene nawe, ya que no consumen carne roja. Asimismo, también desempeña un importante papel en sus rituales.
Compañías lideradas por los mayores productores de soja del mundo, la familia Maggi, están ejerciendo presión para que la construcción de las presas se lleve a cabo. De hecho, el magnate de la soja Blairo Maggi es a su vez el gobernador del Estado de Mato Grosso, según recuerda Survival.
Los enawene nawe ascienden a 500 miembros y viven en una aldea en grandes casas comunales. Fueron contactados por primera vez por misioneros jesuitas en 1974 y durante años eligieron mantener un contacto limitado con el mundo exterior, pero ahora les han empujado a llevar a cabo vigorosas campañas para defender sus derechos.
Según los enawene nawe, las 77 presas que se van a construir en el río Juruena contaminarán el agua, impidiendo así a los peces llegar a las zonas de desove. El pescado es fundamental en la dieta de los enawene nawe, ya que no consumen carne roja. Asimismo, también desempeña un importante papel en sus rituales.
Compañías lideradas por los mayores productores de soja del mundo, la familia Maggi, están ejerciendo presión para que la construcción de las presas se lleve a cabo. De hecho, el magnate de la soja Blairo Maggi es a su vez el gobernador del Estado de Mato Grosso, según recuerda Survival.
Los enawene nawe ascienden a 500 miembros y viven en una aldea en grandes casas comunales. Fueron contactados por primera vez por misioneros jesuitas en 1974 y durante años eligieron mantener un contacto limitado con el mundo exterior, pero ahora les han empujado a llevar a cabo vigorosas campañas para defender sus derechos.