La cuenca del Segura sufre el mayor estrés hídrico de la franja mediterránea
Mié, 03/12/2008
El elevado consumo de agua en la cuenca del Segura, en comparación con los recursos propios, representa la mayor presión sobre los sistemas naturales de todos los países mediterráneos. La escasez de aportaciones y las demandas agrícolas y urbanas han colocado a la Región de Murcia y a la Vega Baja de Alicante en un estado de insostenibilidad en el uso del agua. Es una de las principales conclusiones del informe sobre agua que acaba de hacer público el Observatorio de la Sostenibilidad.
En el capítulo dedicado a la cuenca del Segura (el tercero que presenta el Observatorio), los expertos ponen el acento sobre en Índice de Consumo, que se eleva al 186%, superando con creces el estrés hídrico (un 20%) y el estrés severo (49%). Este índice se obtiene al establecer una equivalencia entre los consumos totales de la cuenca, principalmente de los regadíos, y los recursos renovables. Básicamente, se consume mucha más agua de la que es capaz de proporcionar el sistema. Para ello toma como referencia los datos del Plan de Cuenca del Segura, aprobado hace diez años, según el cual los recursos renovables alcanzan los 1.000 hectómetros cúbicos, las pérdidas por evaporación los 60 hm3 y el consumo total 1.760 hectómetros. Si se le añaden las aportaciones externas del Trasvase Tajo-Segura, ese índice de consumo sigue siendo superior al 40%, indica el estudio. La situación puede haber empeorado en los últimos años, puesto que los consumos totales se mantienen, al menos oficialmente, mientras que las aportaciones superficiales de la cuenca han caído en picado y en el último año hidrológico no llegaron a los 130 hectómetros cúbicos. El informe indica que «a pesar de los logros conseguidos en materia de calidad, de eficiencia y productividad del agua, que pueden considerarse ejemplares», los caudales circulantes y las aportaciones están disminuidos. «Esto plantea un fuerte desafío frente al futuro muy dependiente de aportaciones externas o de la desalinización, con lo cual el desafío en sostenibilidad es doble: el agua y la energía». Propone el informe «un replanteamiento del desarrollo territorial y de los sectores agrícola, turístico y residencial en donde el agua deje de ser progresivamente el factor determinante y limitante».
Por motivos diferentes al esgrimido por los regantes, los autores de este informe coinciden en el alarmante incremento de la salinidad y conductividad de las aguas, motivado por la sequía, el uso de fertilizantes y el bombeo de caudales con alta salinidad. Esta combinación, unida a la imposibilidad de lavar los suelos con lluvias o caudales abundantes, ha hecho que los índices de salinidad del suelo se hayan duplicado en muchas zonas pasando de 3 a 6,4 gramos por litro.
Segundas residencias
En relación al urbanismo, destaca que en los últimos años se han construido más de 157.000 viviendas secundarias en zonas costeras de Murcia y Alicante, «que han aumentado la demanda de agua de forma no proporcional». Constata, por otra parte, la eficiencia del riego y la diminución de las pérdidas por medio de las inversiones en la modernización de canales. El mismo ahorro se aprecia en las redes de abastecimiento y en el consumo doméstico por habitante, que cifra en 143 litros por persona y día (datos del 2001), inferior a la media española. Aprecia, sin embargo, «una clara tendencia al aumento por los mayores servicios en los hogares y la mayor proporción de viviendas unifamiliares y segundas residencias, con un gasto de agua per cápita dos y tres veces mayor que el existente en los cascos urbanos compactados».
Con ser muy crítico sobre la elevada demanda de agua y la tendencia negativa, el informe señala que la cuenca del Segura está a la cabeza en la recuperación de costes, que es otro de los indicadores sobre la gestión sostenible. Señala que para los usos urbano e industrial la recuperación llegaba al 88% en el año 2002. En el caso de la agricultura, se eleva hasta el 92%. En el 2005 bajó al 87%. «Estas cifras indican que la agricultura del Segura tiene un alto porcentaje de recuperación de costes y una proporción relativamente pequeña de subvención pública, dada la elevada productividad y eficiencia del regadío respecto al de otras cuencas».
En el capítulo dedicado a la cuenca del Segura (el tercero que presenta el Observatorio), los expertos ponen el acento sobre en Índice de Consumo, que se eleva al 186%, superando con creces el estrés hídrico (un 20%) y el estrés severo (49%). Este índice se obtiene al establecer una equivalencia entre los consumos totales de la cuenca, principalmente de los regadíos, y los recursos renovables. Básicamente, se consume mucha más agua de la que es capaz de proporcionar el sistema. Para ello toma como referencia los datos del Plan de Cuenca del Segura, aprobado hace diez años, según el cual los recursos renovables alcanzan los 1.000 hectómetros cúbicos, las pérdidas por evaporación los 60 hm3 y el consumo total 1.760 hectómetros. Si se le añaden las aportaciones externas del Trasvase Tajo-Segura, ese índice de consumo sigue siendo superior al 40%, indica el estudio. La situación puede haber empeorado en los últimos años, puesto que los consumos totales se mantienen, al menos oficialmente, mientras que las aportaciones superficiales de la cuenca han caído en picado y en el último año hidrológico no llegaron a los 130 hectómetros cúbicos. El informe indica que «a pesar de los logros conseguidos en materia de calidad, de eficiencia y productividad del agua, que pueden considerarse ejemplares», los caudales circulantes y las aportaciones están disminuidos. «Esto plantea un fuerte desafío frente al futuro muy dependiente de aportaciones externas o de la desalinización, con lo cual el desafío en sostenibilidad es doble: el agua y la energía». Propone el informe «un replanteamiento del desarrollo territorial y de los sectores agrícola, turístico y residencial en donde el agua deje de ser progresivamente el factor determinante y limitante».
Por motivos diferentes al esgrimido por los regantes, los autores de este informe coinciden en el alarmante incremento de la salinidad y conductividad de las aguas, motivado por la sequía, el uso de fertilizantes y el bombeo de caudales con alta salinidad. Esta combinación, unida a la imposibilidad de lavar los suelos con lluvias o caudales abundantes, ha hecho que los índices de salinidad del suelo se hayan duplicado en muchas zonas pasando de 3 a 6,4 gramos por litro.
Segundas residencias
En relación al urbanismo, destaca que en los últimos años se han construido más de 157.000 viviendas secundarias en zonas costeras de Murcia y Alicante, «que han aumentado la demanda de agua de forma no proporcional». Constata, por otra parte, la eficiencia del riego y la diminución de las pérdidas por medio de las inversiones en la modernización de canales. El mismo ahorro se aprecia en las redes de abastecimiento y en el consumo doméstico por habitante, que cifra en 143 litros por persona y día (datos del 2001), inferior a la media española. Aprecia, sin embargo, «una clara tendencia al aumento por los mayores servicios en los hogares y la mayor proporción de viviendas unifamiliares y segundas residencias, con un gasto de agua per cápita dos y tres veces mayor que el existente en los cascos urbanos compactados».
Con ser muy crítico sobre la elevada demanda de agua y la tendencia negativa, el informe señala que la cuenca del Segura está a la cabeza en la recuperación de costes, que es otro de los indicadores sobre la gestión sostenible. Señala que para los usos urbano e industrial la recuperación llegaba al 88% en el año 2002. En el caso de la agricultura, se eleva hasta el 92%. En el 2005 bajó al 87%. «Estas cifras indican que la agricultura del Segura tiene un alto porcentaje de recuperación de costes y una proporción relativamente pequeña de subvención pública, dada la elevada productividad y eficiencia del regadío respecto al de otras cuencas».