Los Cañones del Júcar

Vie, 12/12/2008

Levante



>El río Júcar entra al Valle de Ayora en la Comunitat Valenciana por un estrecho pasillo que corta la sierra del Boquerón, prolongación de la sierra de la Caballa, formaciones montañosas que interrumpen la monotonía de la meseta albaceteña.



Nuestro Xúquer, Sucro para los griegos y los romanos, nace sin embargo en los lejanos Montes Universales de Teruel, también cuna del Turia y del Cabriel; juntos descienden plácidamente en ocasiones por amplias ensenadas, ocultos a veces entre murallones que las fracturas montañosas abren en este sector del Sistema Ibérico.
Este bravo río, aprovecha los cortes que ha dejado la geología en los bloques calizos y se abre paso hacia su desembocadura en el Mediterráneo. Con la poderosa carga de sus aguas, en ocasiones el Júcar ahonda todavía más en ellos dejando un paisaje de altas paredes realmente espectacular discurriendo por el fondo de cañones y congostos que seccionan las plataformas montañosas. Entre la Hoya de Buñol al Norte y el llano de Almansa al sur, se levanta una zona de orografía complicada y la corriente fluvial describe un gran arco entre salvajes despeñaderos buscando la mejor salida hacia las tierras costeras de la comarca de la Ribera en la provincia de Valencia; una vez en la llanura litoral transcurre sin dificultades llenando de fertilidad los terrenos que desde tiempos remotos aprovechó la agricultura y la ganadería.
La placidez del tramo final contrasta con la salvaje naturaleza del primer sector valenciano; el Cabriel, hermano en hoces y desfiladeros de vértigo, se une al Júcar en Cofrentes nombre que significa confluencia; a partir de su lugar de encuentro, las dos grandes arterias comparten el territorio que deja la sierra Martés y Caballón al norte, y la potente plataforma del Caroig que se levanta desde el río con las muelas de Cortes y Jalance al sur.
Ante tan impresionante escenario, las rutas excursionistas por este territorio tienen todos los alicientes posibles para sorprendernos con la contemplación de una naturaleza desatada en peñascos desde donde cuelgan pinos desafiando la fuerza de la gravedad al borde del abismo y con la belleza del agua entre tan grandes paredes de piedra. Senderos señalizados, como el SLV 19, llamado senda de Cavanilles y promovido por el Centre Excursionista de València; el GR 7, que trazado hace unos 20 años también por el CEV atraviesa el valle desde Venta Gaeta a Cortes de Pallás, o el PRV 219 que llega hasta la Cueva de Don Juan desde Jalance; además, una serie de PR promovidos por el Ayuntamiento de Cortes de Pallás, dan la oportunidad de disfrutar del entorno del Júcar menos conocido; el PRV 249 o Ruta de las Aldeas en el que se pueden admirar los Charcos del Ral, el PRV 250 o Ruta del Oro o el PRV 251 que en la Ruta de Otonel, permite caminar por las estrechas fajas rocosas que se dirigen a Millares.
Estas propuestas se complementan con rutas excursionistas editadas en libros o folletos como el de los Cañones del Júcar, que aprovechando un antiguo camino minero en voladizo, muestra la más atrevida de las visiones que el río y los contrafuertes montañosos que lo flanquean pueden ofrecer.
Si históricamente las poblaciones del valle han tenido dificultades para el riego de sus escasos terrenos cultivables, el aprovechamiento hidrológico en grandes centrales han dado durante el siglo XX un gran impulso a sus economías; las centrales hidráulicas de Rambla Seca, hoy desaparecida y la moderna de Cortes-La Muela así como los embalses del embarcadero de Cofrentes, Cortes II y el antiguo del Naranjero en Cortes junto al Salto de Millares, han sido obras de ingeniería hidráulica de enorme importancia dentro de la Comunidad Valenciana.
El valle del Júcar en este sector tiene también algo que enseñar sobre la historia humana, ya que son abundantes los restos prehistóricos en pinturas rupestres como las del abrigo de los Monteses y de la cultura ibérica en la base del castillo de Chirel así como en el interior de la Cueva de Les Dones en Millares.
Dando un salto de varios siglos, se levantaron en épocas medievales sobre cerros cercanos a las poblaciones de Cofrentes, Jarafuel y Jalance, fortalezas que dieron juego en guerras y confrontaciones; en un risco más inaccesible se construyó el impresionante castillo de Chirel que participó en rebeliones moriscas que tuvieron su final en la Muela de Cortes; todos ellos son balcones privilegiados desde donde se puede admirar la magnífica estampa del valle del Júcar.
* Centre Excursionista de València