El desconocimiento genera gran parte de los problemas que aquejan al agua. Joaquín Araujo arguye que, ignorando su trascendencia, difícilmente tendremos conciencia de las repercusiones de su mal uso cotidiano. «España emplea el doble de agua que Alemania, que dispone del doble que nosotros», lamenta. Entre sus propuestas para combatir el derroche cita el doble uso del líquido elemento, aprovechando, por ejemplo, que el de la ducha sirva después para la cisterna del baño.
-¿Es la sociedad consciente de su importancia?
-Es la más prodigiosa de las sustancias del Universo y a su vez transmite su infinita capacidad creativa a todas las realidades que vemos. Desde el momento en que domesticamos el agua, empezamos a desnaturalizarla hasta llegar al pavoroso planteamiento de que el agua muerta mata. Y hay muchos ejemplos de cómo el agua funciona como veneno en vez de como elixir de la vida.
-¿A qué llama agua muerta?
-Al agua que ha sido previamente convertida en un veneno por contaminación. Hay un dato muy expresivo: con una cantidad de un mililitro de arsénico se estropean diez mil litros de líquido.
-¿El consumo y la sensatez están reñidos?
-Hay que recuperar el sentido común sabiendo lo que es el agua, cómo funciona, lo que le debemos y devolviéndole algo de la deuda.
-Si hablamos de una escala de amenazas.
-En situaciones como la de España, la principal es el doblete contaminación-abuso. El consumo es excesivo en casi todos los sectores, en los que se podría consumir la mitad. La media en España es de 167 litros por persona y día para uso doméstico y se puede vivir más que bien con la mitad.
-¿Cómo es esa estadística en comparación con Europa?
-España gasta el doble de agua que Alemania, que dispone del doble de caudal que nosotros. Tenemos una agricultura más de regadío intensivo pero Alemania tiene el doble de habitantes que España.
-¿Qué se puede hacer?
-Entender que los ríos son fundamentales, que cuanta más agua lleven, mejor; cuanta más limpia vaya, mejor. Ahora estamos en torno al 80% del agua depurada pero con una cantidad de fallos extraordinarios en las depuradoras por falta de presupuesto, porque el mantenimiento es caro.
-¿Peligra el abastecimiento?
-En España estamos cíclicamente azotados por escaseces de agua debidas a la irregularidad del clima Mediterrráneo: Hemos tenido ya conatos de desencuentro entre regiones por el tema del agua. Y la mitad sur de España está dentro de lo que Naciones Unidas considera zona de mayor incidencia del cambio climático. Cualquier utilización del agua para crear cortinas o murallas que nos alejen del desierto es fundamental.
-¿A quién debe pertenecer el agua?
-Yo manejo un aforismo y es que la primera propiedad del agua es que no puede ser propiedad de nadie. Antes de que sea líquida, inolora e incolora, la primera propiedad es que la vida es agua y por tanto nadie es dueño de la vida y, por supuesto, del agua tampoco. Hay agua suficiente si las cosas se hacen bien. Y hay agua suficiente si no se quiere crecer exponencialmente sin ningún tipo de limitación. Si yo quiero ser Onassis.
-¿Es partidario del empleo de desaladoras en lugar de trasvases?
-Hay nueve cosas que se pueden hacer antes que desalar el agua y hay diez cosas que se pueden hacer antes de un trasvase. Entre esas cosas están todas las propuestas que están en esta exposición, como son los sistemas de economización, los sistemas de limpieza. Yo he estado en un kibutz israelí, en pleno desierto del Negev, una de las zonas más duras del planeta y el agua se usaba siete veces. En España apenas hay media docena de ciudades que practiquen la doble utilización en el riego de algunos jardines. En toda la mitad sur del país debería ser obligatorio que el agua se usara por lo menos dos veces.
-¿En qué otras aplicaciones?
-Es incomprensible que la industria de accesorios de construcción no ponga a disposición del público la conexión entre el agua de la ducha y la cisterna del baño. O que el agua que sale fría hasta que se calienta no se almacene en un depósito en el que luego la puedas utilizar. Uno se ducha perfectamente con veinte litros, que es todo el uso de la cisterna durante un día. En Madrid ahora el agua de doble uso es una realidad en el baldeo y limpieza de calles o para regar jardines, una forma de ahorrar.