Hace ya años que el debate sobre cambio climático dejó de ser objeto de discusión exclusivo

Lun, 30/03/2009

Expansión

Hace ya años que el debate sobre cambio climático dejó de ser objeto de discusión exclusivo de científicos y activistas para ser parte de las conversaciones diarias de los ciudadanos y elemento crecientemente importante de las estrategias de negocio de las empresas.
Empezó siendo un elemento de interés para campañas publicitarias y gestores de la Responsabilidad Social Corporativa, en la medida en que la mayor equidad y eficiencia propia de los modos de producción con menor impacto en el clima constituyen claves de diferenciación entre productos similares, importante para consumidores e inversores.
Sin embargo, en muy poco tiempo ha pasado a ser un tópico esencial en los debates estratégicos de los consejos de administración de las empresas en todo el mundo. Lejos de ser una moda pasajera, el cambio climático es uno de los motores de innovación determinantes en la complicada carrera de la competitividad internacional a medio y largo plazo. De hecho, las empresas españolas mejor valoradas contemplan hoy el cambio climático como un reto que debe afrontarse por razones de economía y eficiencia, tras valorar riesgos y oportunidades en la inversión e identificar elementos diferenciadores en un contexto de alta competitividad.
Reducción de gases de efecto invernadero
De acuerdo con las estimaciones de Naciones Unidas, para lograr los objetivos de reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) compatibles con aumentos de temperatura que el sistema climático pueda asimilar sin que existan efectos irreversibles, la inversión global anual en la economía deberá superar los 250.000 millones de dólares en 2030. Y cifras parecidas aportan el Banco Mundial, la Agencia Internacional de la Energía o la Comisión Europea. Se estima que la mitad de este importe se dedicará a los países en vías de desarrollo, y que dos tercios provendrán de la movilización de recursos privados.
Para hacernos una idea de la dimensión real de esa cifra, baste recordar que la cantidad de recursos movilizados por la ayuda oficial al desarrollo a nivel mundial en 2007 fue de 107.000 millones de dólares. A día de hoy, la propia Convención Marco de Cambio Climático moviliza anualmente unos 10.000 millones de dólares incluyendo los ingresos generados por el llamado Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto para proyectos de mitigación y adaptación, a lo que hay que sumar otros 5.000 millones de dólares anuales en financiación bilateral y multilateral. Comparativamente el potencial de crecimiento de la financiación asociada a la lucha contra el cambio climático es, por tanto, enorme.
De esta manera, las tecnologías de mitigación de GEI más importantes adquieren una creciente importancia como fuente de generación de oportunidades para las empresas españolas. Destacan, en primer lugar, los sectores energéticos, en particular las tecnologías de energías renovables, las soluciones impulsoras de una mayor eficiencia y ahorro; pero, junto a ellas, las que evitan emisiones fugitivas, fortalecen soluciones eficientes y de menor emisión en el empleo de tecnologías convencionales, etc. En muchos de estos ámbitos, en especial en energías renovables, España cuenta con una posición destacada a nivel internacional, tanto como país exportador de bienes como país inversor y prestador de servicios en el exterior. Así, España exportó en enero-noviembre de 2008 productos relacionados con la generación de energías renovables por valor de 838,1 millones de euros, correspondiendo el mayor porcentaje a la energía eólica (38%) seguido de la fotovoltaica (25%).
La eficiencia energética, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, representa el 67% de los proyectos y programas identificados con mayor potencial de reducción de emisiones del sector energético. Junto a ello, las tecnologías avanzadas de generación eléctrica, tales como la energía solar-térmica, la eólica marina, la geotérmica, la captura y almacenamiento de carbono o el ciclo combinado con gasificación integrada, ofrecen a las empresas españolas una oportunidad de desarrollo internacional proporcionando diseños de ingeniería, experiencia en resolución de obstáculos técnicos, conocimientos de mercado, de gestión del riesgo y de financiación de proyectos para el rápido desarrollo de estas tecnologías.
Pero el otro gran ámbito afectado por el cambio climático en el que se deberán ofrecer soluciones cada vez más exigentes y complejas es el de la ingeniería del agua. La adaptación a los impactos del cambio climático constituye un eje fundamental de actuación. Los riesgos asociados a cambios muy significativos en la disponibilidad de recursos hídricos y en la distribución de éstos, en el tiempo y en el espacio, hacen imprescindible reforzar la necesaria inversión en gestión eficiente de los recursos hídricos.
Respuestas a nivel global
Las tecnologías que impulsan la eficiencia en el empleo de agua, la desalación, la depuración y reutilización son fundamentales en las políticas de adaptación al cambio climático. Y, junto a ellas, las herramientas de planificación y consultoría, de modelización y apoyo a la priorización de usos en función de calidades necesarias para cada uno de ellos, etc. La necesidad de poner en marcha, de modo masivo, proyectos asociados a la lucha contra el cambio climático y sus impactos hace necesario fortalecer la congruencia de las herramientas de las que disponen gobiernos y empresas para facilitar respuestas eficaces a nivel global. España es líder en el desarrollo de la energía eólica en el mundo y mantiene una posición muy relevante en otros sectores asociados al cambio climático como energía solar, transporte y técnicas de gestión eficiente del agua, aún así debemos apostar por consolidar su posición ante el crecimiento esperado de la competencia internacional en estos sectores. Y debemos hacerlo en base, desde luego, de reinversión en innovación constante, pero también ampliando nuestra creciente presencia en terceros mercados.
Por ello, con la intención de impulsar el cambio climático como elemento transversal de la política de internacionalización de la empresa española, el Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes 27 de marzo el Plan de Impulso a la Internacionalización de la Economía Española en los sectores asociados al Cambio Climático. El Plan, que ha sido elaborado conjuntamente por la Secretaría de Estado de Comercio, la Secretaría de Estado de Economía y la Secretaría de Estado de Cambio Climático, determina el marco que guiará las actuaciones de la administración española dirigidas a apoyar la actividad de las empresas españolas en los sectores de referencia.
Sinergias
El Plan identifica y promueve las sinergias entre la políticas comercial y de cambio climático, a través de medidas y actuaciones enfocadas por un lado a potenciar la congruencia con las políticas y objetivos de la lucha contra el cambio climático en los instrumentos de promoción ya existentes y, por otro, a aumentar la participación de las empresas españolas en las diferentes herramientas disponibles en los marcos internacionales de mitigación y adaptación como, por ejemplo, los mecanismos de flexibilidad del Protocolo de Kioto.
Ejemplos de medidas incluidas en el Plan son la identificación temprana de proyectos de mitigación de Gases de Efecto Invernadero, financiables con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo para la Internacionalización, la identificación de oportunidades de consultoría en proyectos asociados al cambio climático en los Bancos de Desarrollo, la Comisión Europea y Naciones Unidas, o la puesta en marcha de un sitio Web específico sobre oportunidades de actuación en sectores asociados al cambio climático.
El Plan pretende conseguir tres objetivos fundamentales: (i) Consolidar la presencia de las empresas españolas en sectores de energías renovables y de tecnologías avanzadas para la lucha contra el cambio climático y la adaptación a sus efectos; (ii) identificar y desarrollar nuevas oportunidades de actuación para las empresas españolas en el exterior y (iii) contribuir a que se alcancen tanto los objetivos de reducción de emisiones a nivel global como los asumidos por España.
En definitiva, invertir en políticas de cambio climático y energía limpia es invertir en competitividad presente y futura, en liderazgo de nuestras empresas y en la calidad de vida y bienestar de todos los ciudadanos.