El cambio del clima está dejando sentir su efecto en los recursos hídricos mundiales
Jue, 23/04/2009
En el agua está el origen de la vida y la jornada de ayer, Día Mundial de la Tierra, sirvió para poner de manifiesto que la salud de algunos de los cursos fluviales más importantes del planeta no es todo lo buena que sería deseable.
Un estudio realizado por científicos estadounidenses refleja que los ríos de varias de las regiones más pobladas del mundo están perdiendo caudal, en buena parte por culpa del cambio climático, que altera las precipitaciones e incrementa la evaporación. Entre los cursos afectados se encuentran el Río Amarillo en el norte de China, el Ganges en India, el Níger en el oeste de África y el Colorado en el suroeste de Estados Unidos.
Cuando al calentamiento global se le añaden los efectos por los diques, el regadío y otros usos, estos cambios pueden suponer una amenaza para los suministros futuros de agua y comida, según indicaron los expertos en la revista Journal of Climate de la Sociedad Meteorológica de EEUU.
«Un caudal reducido aumenta la presión sobre los recursos de agua dulce en gran parte del mundo, especialmente con una mayor demanda según aumenta la población», señaló Aiguo Dai, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR, en sus siglas en inglés) de Boulder, Colorado, que lideró el estudio. «Al ser el agua dulce un recurso vital, las tendencias a la baja son una gran preocupación», añadió.
El equipo de Dai consultó los registros del nivel de agua en 925 grandes ríos entre 1948 y 2004, hallando cambios en aproximadamente un tercio de ellos. Los cursos con un caudal disminuido superaban a los que lo habían aumentado en una proporción de 2,5 a 1.
Por ejemplo, el agua dulce que recibe el Pacífico se redujo en torno a un 6 por ciento, ó 526 kilómetros cúbicos, lo que equivale al volumen que fluye al año por el río Mississippi. La aportación de los ríos al Índico cayó aproximadamente un 3 por ciento -ó 140 kilómetros cúbicos- durante esos 56 años.
El río Columbia, en el noroeste de Estados Unidos, perdió alrededor del 14 por ciento de su volumen en ese período, debido en gran parte a una reducción en las precipitaciones y un aumento en el consumo hídrico del oeste del país, señaló el equipo de Dai.
Sin embargo, el Mississippi lleva un 22 por ciento más de agua debido a un ascenso de las lluvias en el medio oeste estadounidense desde 1948. También el aporte anual procedente del hielo derretido en el Ártico ha crecido un 10 por ciento, en unos 460 kilómetros cúbicos.
«Además, hay indicios de que el rápido calentamiento desde los 70 ha causado una primavera más precoz, lo que adelanta la fundición de la nieve y el máximo de caudal asociado en el oeste de Estados Unidos y Nueva Inglaterra, y una ruptura antes de tiempo del hielo en los ríos árticos de Rusia y muchos cursos canadienses», detallaron los investigadores. «Al continuar inevitablemente el cambio climático en las próximas décadas, es probable que veamos mayores impactos en muchos ríos y en recursos acuíferos con los que cuenta la sociedad», concluyeron.
A estas advertencias se sumaron las de las ONGs de defensa de la naturaleza reunidas ayer en Madrid, que hicieron suyas las palabras del dios Cronos para exigir que los políticos actúen contra el cambio climático: «Ay, insensatos gobernantes, vuestro tiempo se acaba y si no actuáis rápido, las consecuencias serán catastróficas; habrá sequías, huracanes, crisis alimentarias, inundaciones y desertización, y al final de todo eso: la muerte».
Un estudio realizado por científicos estadounidenses refleja que los ríos de varias de las regiones más pobladas del mundo están perdiendo caudal, en buena parte por culpa del cambio climático, que altera las precipitaciones e incrementa la evaporación. Entre los cursos afectados se encuentran el Río Amarillo en el norte de China, el Ganges en India, el Níger en el oeste de África y el Colorado en el suroeste de Estados Unidos.
Cuando al calentamiento global se le añaden los efectos por los diques, el regadío y otros usos, estos cambios pueden suponer una amenaza para los suministros futuros de agua y comida, según indicaron los expertos en la revista Journal of Climate de la Sociedad Meteorológica de EEUU.
«Un caudal reducido aumenta la presión sobre los recursos de agua dulce en gran parte del mundo, especialmente con una mayor demanda según aumenta la población», señaló Aiguo Dai, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR, en sus siglas en inglés) de Boulder, Colorado, que lideró el estudio. «Al ser el agua dulce un recurso vital, las tendencias a la baja son una gran preocupación», añadió.
El equipo de Dai consultó los registros del nivel de agua en 925 grandes ríos entre 1948 y 2004, hallando cambios en aproximadamente un tercio de ellos. Los cursos con un caudal disminuido superaban a los que lo habían aumentado en una proporción de 2,5 a 1.
Por ejemplo, el agua dulce que recibe el Pacífico se redujo en torno a un 6 por ciento, ó 526 kilómetros cúbicos, lo que equivale al volumen que fluye al año por el río Mississippi. La aportación de los ríos al Índico cayó aproximadamente un 3 por ciento -ó 140 kilómetros cúbicos- durante esos 56 años.
El río Columbia, en el noroeste de Estados Unidos, perdió alrededor del 14 por ciento de su volumen en ese período, debido en gran parte a una reducción en las precipitaciones y un aumento en el consumo hídrico del oeste del país, señaló el equipo de Dai.
Sin embargo, el Mississippi lleva un 22 por ciento más de agua debido a un ascenso de las lluvias en el medio oeste estadounidense desde 1948. También el aporte anual procedente del hielo derretido en el Ártico ha crecido un 10 por ciento, en unos 460 kilómetros cúbicos.
«Además, hay indicios de que el rápido calentamiento desde los 70 ha causado una primavera más precoz, lo que adelanta la fundición de la nieve y el máximo de caudal asociado en el oeste de Estados Unidos y Nueva Inglaterra, y una ruptura antes de tiempo del hielo en los ríos árticos de Rusia y muchos cursos canadienses», detallaron los investigadores. «Al continuar inevitablemente el cambio climático en las próximas décadas, es probable que veamos mayores impactos en muchos ríos y en recursos acuíferos con los que cuenta la sociedad», concluyeron.
A estas advertencias se sumaron las de las ONGs de defensa de la naturaleza reunidas ayer en Madrid, que hicieron suyas las palabras del dios Cronos para exigir que los políticos actúen contra el cambio climático: «Ay, insensatos gobernantes, vuestro tiempo se acaba y si no actuáis rápido, las consecuencias serán catastróficas; habrá sequías, huracanes, crisis alimentarias, inundaciones y desertización, y al final de todo eso: la muerte».