El eslabón perdido que inventó la vida acuática
Vie, 24/04/2009
Las corrientes creacionistas que niegan la evolución de las especies se atrincheran en una supuesta carencia de fósiles de transición que sugieran la aparición de las especies modernas. Pero nada más alejado de la realidad científica.
Nature publica un nuevo y flamante ejemplo de la evolución en acción, un eslabón perdido de las focas que congeló en el tiempo una especie en plena transición de la vida terrestre a la acuática.
El descubrimiento procede de la isla de Devon, en el ártico canadiense. En 2007, un equipo de científicos desenterró allí los primeros restos, ocultos en el sedimento de un antiguo lago en el fondo de un cráter meteorítico. La datación de los estratos los situaba en el Mioceno, hace unos 23 millones de años. Pero con este primer hallazgo, la escasez de piezas impidió la identificación del ejemplar. Un año más tarde, otra campaña de excavación logró rescatar la base del cráneo, una estructura que ayuda a establecer las relaciones taxonómicas.
Entonces y según los autores del trabajo, quedó claro que aquel animal de complexión similar a los mamíferos terrestres, pero con patas adaptadas a la natación, no era una nutria sino un ancestro de los pinnípedos, el grupo que reúne a las focas, otarios y morsas. Los científicos bautizaron a la nueva especie como Puijila darwini, un nombre que une el término empleado por los nativos inuit para designar a los mamíferos marinos con un homenaje a Darwin, el fundador de la biología evolutiva cuyo bicentenario se celebra este año.
Según la directora del estudio, Natalia Rybczynski, del Museo de Historia Natural de Canadá, la importancia de Puijila reside en que refleja "la transición de los pinnípedos de la tierra al mar", un fenómeno "que ha sido difícil de estudiar porque las pruebas fósiles son débiles y discutibles". El pinnípedo fósil más antiguo conocido hasta ahora, Enaliarctos, ya había trocado sus extremidades en aletas, mientras que la nueva especie es una primitiva "foca andante", con patas musculosas de proporciones similares a las de osos o mofetas, pero con dedos aplanados que sugieren unos pies palmípedos.
CUNA ÁRTICA
El hallazgo ha permitido también a Rybczynski y sus colegas corroborar la hipótesis más aceptada sobre el origen de los pinnípedos, que sitúa la cuna de estos animales en el ártico. Los restos de plantas fósiles recogidos en el lugar indican que Puijila conoció un clima muy diferente al que hoy azota el país inuit; el ártico del Mioceno era más templado, similar a la actual costa noreste de EE.UU., con lagos que se helaban en invierno.
Los científicos sospechan que las duras invernadas obligaban a aquellos antepasados de las focas a buscar su alimento más allá de sus tierras estivales, en las costas, y que así fue como los mamíferos semiacuáticos de agua dulce llegaron a conquistar los océanos.
Nature publica un nuevo y flamante ejemplo de la evolución en acción, un eslabón perdido de las focas que congeló en el tiempo una especie en plena transición de la vida terrestre a la acuática.
El descubrimiento procede de la isla de Devon, en el ártico canadiense. En 2007, un equipo de científicos desenterró allí los primeros restos, ocultos en el sedimento de un antiguo lago en el fondo de un cráter meteorítico. La datación de los estratos los situaba en el Mioceno, hace unos 23 millones de años. Pero con este primer hallazgo, la escasez de piezas impidió la identificación del ejemplar. Un año más tarde, otra campaña de excavación logró rescatar la base del cráneo, una estructura que ayuda a establecer las relaciones taxonómicas.
Entonces y según los autores del trabajo, quedó claro que aquel animal de complexión similar a los mamíferos terrestres, pero con patas adaptadas a la natación, no era una nutria sino un ancestro de los pinnípedos, el grupo que reúne a las focas, otarios y morsas. Los científicos bautizaron a la nueva especie como Puijila darwini, un nombre que une el término empleado por los nativos inuit para designar a los mamíferos marinos con un homenaje a Darwin, el fundador de la biología evolutiva cuyo bicentenario se celebra este año.
Según la directora del estudio, Natalia Rybczynski, del Museo de Historia Natural de Canadá, la importancia de Puijila reside en que refleja "la transición de los pinnípedos de la tierra al mar", un fenómeno "que ha sido difícil de estudiar porque las pruebas fósiles son débiles y discutibles". El pinnípedo fósil más antiguo conocido hasta ahora, Enaliarctos, ya había trocado sus extremidades en aletas, mientras que la nueva especie es una primitiva "foca andante", con patas musculosas de proporciones similares a las de osos o mofetas, pero con dedos aplanados que sugieren unos pies palmípedos.
CUNA ÁRTICA
El hallazgo ha permitido también a Rybczynski y sus colegas corroborar la hipótesis más aceptada sobre el origen de los pinnípedos, que sitúa la cuna de estos animales en el ártico. Los restos de plantas fósiles recogidos en el lugar indican que Puijila conoció un clima muy diferente al que hoy azota el país inuit; el ártico del Mioceno era más templado, similar a la actual costa noreste de EE.UU., con lagos que se helaban en invierno.
Los científicos sospechan que las duras invernadas obligaban a aquellos antepasados de las focas a buscar su alimento más allá de sus tierras estivales, en las costas, y que así fue como los mamíferos semiacuáticos de agua dulce llegaron a conquistar los océanos.