La precaución ante un gran deshielo frustra el récord de agua embalsada
Mar, 28/04/2009
El temor y las precauciones ante un deshielo de grandes proporciones han evitado que las cuencas internas hayan batido ya el récord de volumen embalsado alcanzado en junio del 2004. En aquella ocasión, ya casi en verano y sin nieve en las cumbres, se acumularon 585,32 hectómetros cúbicos, el 95,63% de la capacidad total de los cinco embalses que forman el sistema Ter-Llobregat. En este año 2009 será muy difícil que el volumen total exceda el 95%, por cuanto los pantanos se están desaguando para evitar que rebosen. De hecho, hace semanas que los porcentajes no se mueven del 93%, unos 570 hectómetros cúbicos. Y no porque no haya entrado más agua. Hasta la semana pasada, más de 33 hectómetros habían sido desaguados de los pantanos. Si no se hubiera llevado a cabo esta operación, el volumen embalsado superaría hoy los 600 hectómetros, muy cerca de los 612 de capacidad máxima.
Los tres pantanos del Llobregat (La Baells, Sant Ponç y la Llosa del Cavall) han soltado más lastre que los del Ter: 18 hectómetros cúbicos de agua frente a 14. La Baells, el mayor embalse de los tres, se halla al 96% de su capacidad y fue el primero en abrir las compuertas. La Llosa (inaugurado en 1999) dispone de 78 hectómetros cúbicos sobre una capacidad de 80 (98%), y Sant Ponç, de 20,4 hectómetros sobre 24 (83%). En tierras gerundenses, por su parte, el pantano de Susqueda, de 233 hectó-
metros, está al 97% de su capacidad (226 hectómetros cúbicos).
RESERVAS DE NIEVE
De todo esto se deriva, por ejemplo, que en el 2008 --año en que la sequía azotó a Catalunya solo durante los tres primeros meses-- se trasvasaran del Ter hacia Barcelona 150 hectómetros, 50 menos que los 200 anuales que salieron de Girona en el trienio 2005-2007. El retorno de caudal al río es la principal reclamación de los regantes de la zona que califican el nivel habitual de extracción de "expoliación".
En tanto, las reservas de agua en forma de nieve en el Pirineo que vierte sobre las cuencas internas catalanas siguen siendo cuantiosas. A 22 de abril, la superficie era de 146 kilómetros cuadrados, un área que, traducida en hectómetros cúbicos supone que cabe esperar --aparte de la lluvia que pueda caer-- una aportación máxima de 45 hectómetros cúbicos. Máxima por cuanto no toda esta nieve se convertirá en agua de pantano, ya que una parte se evapora por acción del sol, otra se filtra al suelo y otra más es desplazada por el viento. El grueso de estos 40 hectómetros cúbicos están ahorrados en la cuenca del Ter, por tan solo cinco en la cuenca del Llobregat.
ESPACIO SUFICIENTE A
fecha de ayer, los pantanos del Ter-Llobregat sumaban 570,64 hectómetros cúbicos, o lo que es lo mismo, disponían de un hueco de 42 hectómetros cúbicos que, salvo que se registren grandes y prolongadas etapas de lluvia, debería ser suficiente para contener todo el agua del deshielo.
Todo lo anterior se traduce en una serie de consecuencias. La primera es que solo puntualmente, durante una avenida y mientras se trabaje en laminar de nuevo los ríos, se podría superar el récord de los 585 hectómetros cúbicos. La segunda es que, para el abastecimiento de la población, se está utilizando casi exclusivamente agua procedente de los pantanos. El consecuente descenso del ritmo de extracción de recursos de los acuíferos es otra gran noticia. Por ejemplo, de la reserva subterránea del Llobregat --la más importante de las que abastecen a la región metropolitana de Barcelona-- se extraían, a principios de este siglo, entre 25 y 27 hectómetros cúbicos anuales para abastecimiento urbano. En periodo de sequía, la del 2005 y la del año pasado, el volumen total se elevó hasta los 42 hectómetros cúbicos anuales. Un ritmo infernal y que hubiera llevado a agotar el agua dulce y a salinizar el acuífero, dada su proximidad al mar.
En este 2009, Aigües de Barcelona (Agbar, la primera captadora de la zona) ha extraído hasta el momento 1,1 hectómetros cúbicos. Es decir, si se extrapolan estas cifras a todo un año, cerca del 90% menos.
TRANQUILIDAD EN EL GOVERN
La tercera consecuencia es, sin duda, la gran tranquilidad que rodea, este año, al Govern y a la Conselleria de Medi Ambient en asuntos de agua. Con todo, la gran diferencia respecto al 2004, fecha del anterior o del vigente récord, según lo purista que uno sea, es el nivel de ahorro de agua que se ha alcanzado. Aunque cabe puntualizar entre el ahorro voluntario y el involuntario.
En la primera categoría se encuentra el doméstico. La evolución de la demanda respecto al periodo 2005-2007 revela que en mayo del 2008 --como informó en su día este diario-- el ahorro llegó a ser del 20%. Conforme se llenaban los pantanos, la actitud de la población se fue relajando hasta dejarlo en un 4%, aunque, y esa es la gran noticia, el ahorro ha repuntado desde el pasado mes de diciembre y se encuentra en la actualidad en el 8,5%.
MENOS ACTIVIDAD
En el capítulo del ahorro involuntario cabe reseñar el papel que está jugando la crisis eco-
nómica. La reducción del consumo industrial en el 2008, con respecto al 2007, ha sido del 20%. Tomando en cuenta que casi todo el ahorro en este apartado se dio en el cuarto trimestre --como demuestra el análisis de las facturación--, cuando ya no había sequía, cabe atribuir el bajón al cese de la actividad.
Si se comparan los datos con los del 2005, en pleno apogeo económico, el descenso es aún más acusado. Los 68 hectómetros cúbicos de consumo industrial de entonces se quedaron en los 51 del año pasado.
Los tres pantanos del Llobregat (La Baells, Sant Ponç y la Llosa del Cavall) han soltado más lastre que los del Ter: 18 hectómetros cúbicos de agua frente a 14. La Baells, el mayor embalse de los tres, se halla al 96% de su capacidad y fue el primero en abrir las compuertas. La Llosa (inaugurado en 1999) dispone de 78 hectómetros cúbicos sobre una capacidad de 80 (98%), y Sant Ponç, de 20,4 hectómetros sobre 24 (83%). En tierras gerundenses, por su parte, el pantano de Susqueda, de 233 hectó-
metros, está al 97% de su capacidad (226 hectómetros cúbicos).
RESERVAS DE NIEVE
De todo esto se deriva, por ejemplo, que en el 2008 --año en que la sequía azotó a Catalunya solo durante los tres primeros meses-- se trasvasaran del Ter hacia Barcelona 150 hectómetros, 50 menos que los 200 anuales que salieron de Girona en el trienio 2005-2007. El retorno de caudal al río es la principal reclamación de los regantes de la zona que califican el nivel habitual de extracción de "expoliación".
En tanto, las reservas de agua en forma de nieve en el Pirineo que vierte sobre las cuencas internas catalanas siguen siendo cuantiosas. A 22 de abril, la superficie era de 146 kilómetros cuadrados, un área que, traducida en hectómetros cúbicos supone que cabe esperar --aparte de la lluvia que pueda caer-- una aportación máxima de 45 hectómetros cúbicos. Máxima por cuanto no toda esta nieve se convertirá en agua de pantano, ya que una parte se evapora por acción del sol, otra se filtra al suelo y otra más es desplazada por el viento. El grueso de estos 40 hectómetros cúbicos están ahorrados en la cuenca del Ter, por tan solo cinco en la cuenca del Llobregat.
ESPACIO SUFICIENTE A
fecha de ayer, los pantanos del Ter-Llobregat sumaban 570,64 hectómetros cúbicos, o lo que es lo mismo, disponían de un hueco de 42 hectómetros cúbicos que, salvo que se registren grandes y prolongadas etapas de lluvia, debería ser suficiente para contener todo el agua del deshielo.
Todo lo anterior se traduce en una serie de consecuencias. La primera es que solo puntualmente, durante una avenida y mientras se trabaje en laminar de nuevo los ríos, se podría superar el récord de los 585 hectómetros cúbicos. La segunda es que, para el abastecimiento de la población, se está utilizando casi exclusivamente agua procedente de los pantanos. El consecuente descenso del ritmo de extracción de recursos de los acuíferos es otra gran noticia. Por ejemplo, de la reserva subterránea del Llobregat --la más importante de las que abastecen a la región metropolitana de Barcelona-- se extraían, a principios de este siglo, entre 25 y 27 hectómetros cúbicos anuales para abastecimiento urbano. En periodo de sequía, la del 2005 y la del año pasado, el volumen total se elevó hasta los 42 hectómetros cúbicos anuales. Un ritmo infernal y que hubiera llevado a agotar el agua dulce y a salinizar el acuífero, dada su proximidad al mar.
En este 2009, Aigües de Barcelona (Agbar, la primera captadora de la zona) ha extraído hasta el momento 1,1 hectómetros cúbicos. Es decir, si se extrapolan estas cifras a todo un año, cerca del 90% menos.
TRANQUILIDAD EN EL GOVERN
La tercera consecuencia es, sin duda, la gran tranquilidad que rodea, este año, al Govern y a la Conselleria de Medi Ambient en asuntos de agua. Con todo, la gran diferencia respecto al 2004, fecha del anterior o del vigente récord, según lo purista que uno sea, es el nivel de ahorro de agua que se ha alcanzado. Aunque cabe puntualizar entre el ahorro voluntario y el involuntario.
En la primera categoría se encuentra el doméstico. La evolución de la demanda respecto al periodo 2005-2007 revela que en mayo del 2008 --como informó en su día este diario-- el ahorro llegó a ser del 20%. Conforme se llenaban los pantanos, la actitud de la población se fue relajando hasta dejarlo en un 4%, aunque, y esa es la gran noticia, el ahorro ha repuntado desde el pasado mes de diciembre y se encuentra en la actualidad en el 8,5%.
MENOS ACTIVIDAD
En el capítulo del ahorro involuntario cabe reseñar el papel que está jugando la crisis eco-
nómica. La reducción del consumo industrial en el 2008, con respecto al 2007, ha sido del 20%. Tomando en cuenta que casi todo el ahorro en este apartado se dio en el cuarto trimestre --como demuestra el análisis de las facturación--, cuando ya no había sequía, cabe atribuir el bajón al cese de la actividad.
Si se comparan los datos con los del 2005, en pleno apogeo económico, el descenso es aún más acusado. Los 68 hectómetros cúbicos de consumo industrial de entonces se quedaron en los 51 del año pasado.