Medio Ambiente verterá el agua de la nueva depuradora de Ruidera sobre una zona de manantiales
Lun, 03/08/2009
Sin estudio de impacto ambiental y en pleno centro del Parque de las Lagunas de Ruidera, el Ministerio de Medio Ambiente ha aprobado la construcción de una mega depuradora que dañará una zona de gran valor ecológico. Más aún, el proyecto prevé que aproximadamente quince hectáreas de terreno dedicado a la explotación maderera, formada en su mayor parte por chopos, álamos y fresnos desde la Laguna del Rey hasta la siguiente Laguna Cueva Morenilla, lindante con las casas que forman el perímetro del núcleo urbano de Ruidera, se conviertan en un “filtro verde”.
El “filtro verde” es un sistema de depuración de aguas residuales consistente en verter directamente sobre el terreno las aguas de la depuradora, y, en caso necesario, (averías, falta de capacidad en épocas de afluencia masiva de visitantes, … ) directamente verter el agua de los colectores, con la idea de que el propio terreno y las raíces de los árboles filtren dichos vertidos. La experiencia demuestra según todos los estudios analizados y comprobados, que este sistema no sólo es inútil, sino que genera la contaminación paulatina de estos terrenos. Recordemos que tales terrenos son los que separan la Laguna del Rey y la Laguna de la Cueva Morenilla y las restantes lagunas aguas abajo del Parque Natural.
En el caso concreto del Parque Natural, los terrenos elegidos para establecer este filtro verde, tienen el nivel freático a escasos 40-50 cm del terreno, es decir que la mayor parte del año, son terrenos saturados de agua. De hecho, en los mismos, están contabilizados al menos ocho manantiales naturales que brotan de la tierra y son canalizados hacia el río que comunica las lagunas.
Verter aguas residuales sobre terreno saturado, implica necesariamente que tales aguas residuales corran por la superficie del terreno hasta comunicar directamente con los manantiales naturales y el río. De manera que no podrá cumplir el fin para el que está destinado, contaminando no solo dichos terrenos con un valor ecológico que en su día lo convirtió en parque natural, sino que provocará la contaminación de las aguas de las lagunas que se sitúan aguas abajo, la Cueva Morenilla, La Coladilla y la Cenagosa, llegando hasta el pantano de Peñarroya.
Los vecinos del pueblo de Ruidera quieren un sistema de saneamiento, y cómo no, una depuradora. ¿Por qué el empeño de la Administración en elegir la ubicación más agresiva contra el medio ambiente, existiendo terrenos más alejados perfectamente aptos? La respuesta la tenemos en la propia memoria del Proyecto, que tras analizar cuatro posibilidades, se decanta por la elegida exclusivamente por razones económicas.
Quizá la posibilidad de gestionar los cerca de doce millones de euros presupuestados para esta obra, y que el setenta por ciento sea subvencionado por la Comunidad Europea, desconocedora de momento de esta realidad, es la razón de este empecinamiento. El gravísimo problema es que los daños que se van a originar en este parque natural de las Lagunas de Ruidera, de comenzar las obras, serán de imposible reparación, aunque al final prosperen los recursos que los afectados han iniciado contra el Proyecto.
El “filtro verde” es un sistema de depuración de aguas residuales consistente en verter directamente sobre el terreno las aguas de la depuradora, y, en caso necesario, (averías, falta de capacidad en épocas de afluencia masiva de visitantes, … ) directamente verter el agua de los colectores, con la idea de que el propio terreno y las raíces de los árboles filtren dichos vertidos. La experiencia demuestra según todos los estudios analizados y comprobados, que este sistema no sólo es inútil, sino que genera la contaminación paulatina de estos terrenos. Recordemos que tales terrenos son los que separan la Laguna del Rey y la Laguna de la Cueva Morenilla y las restantes lagunas aguas abajo del Parque Natural.
En el caso concreto del Parque Natural, los terrenos elegidos para establecer este filtro verde, tienen el nivel freático a escasos 40-50 cm del terreno, es decir que la mayor parte del año, son terrenos saturados de agua. De hecho, en los mismos, están contabilizados al menos ocho manantiales naturales que brotan de la tierra y son canalizados hacia el río que comunica las lagunas.
Verter aguas residuales sobre terreno saturado, implica necesariamente que tales aguas residuales corran por la superficie del terreno hasta comunicar directamente con los manantiales naturales y el río. De manera que no podrá cumplir el fin para el que está destinado, contaminando no solo dichos terrenos con un valor ecológico que en su día lo convirtió en parque natural, sino que provocará la contaminación de las aguas de las lagunas que se sitúan aguas abajo, la Cueva Morenilla, La Coladilla y la Cenagosa, llegando hasta el pantano de Peñarroya.
Los vecinos del pueblo de Ruidera quieren un sistema de saneamiento, y cómo no, una depuradora. ¿Por qué el empeño de la Administración en elegir la ubicación más agresiva contra el medio ambiente, existiendo terrenos más alejados perfectamente aptos? La respuesta la tenemos en la propia memoria del Proyecto, que tras analizar cuatro posibilidades, se decanta por la elegida exclusivamente por razones económicas.
Quizá la posibilidad de gestionar los cerca de doce millones de euros presupuestados para esta obra, y que el setenta por ciento sea subvencionado por la Comunidad Europea, desconocedora de momento de esta realidad, es la razón de este empecinamiento. El gravísimo problema es que los daños que se van a originar en este parque natural de las Lagunas de Ruidera, de comenzar las obras, serán de imposible reparación, aunque al final prosperen los recursos que los afectados han iniciado contra el Proyecto.