Las comunidades indígenas de la Amazonia anuncian protestas por la construcción de nuevas presas
Mié, 28/10/2009
Los indígenas kayapó de la Amazonia brasileña anunciaron este martes el inicio de las protestas contra la construcción de una presa hidroeléctrica en el río Xingú de Brasil, uno de los principales afluentes del Amazonas. Está previsto que las manifestaciones arranquen el día 28 de octubre y que en ellas participen unos 200 indígenas.
Los kayapó argumentaron que el Gobierno de Brasil no les consultó acerca de la construcción de la presa ni sobre el impacto que su actividad tendrá en el desarrollo normal de sus vidas y en las tierras que trabajan. Por ello, invitaron a representantes del Ministerio de Minas y Energía brasileño a mantener un encuentro con las comunidades indígenas de la Amazonia e informales sobre el proyecto.
"No queremos que esta presa destruya los ecosistemas y la biodiversidad que nosotros hemos cuidado durante un milenio, y que aún podemos preservar. Señor presidente, imploramos que se hagan buenos estudios que busquen debatir con los pueblos indígenas esta gran cuna ecológica de nuestros antepasados", explicaron los indígenas en una carta dirigida al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
En referencia a las manifestaciones que pretenden paralizar la obras, el ministro de Minas y Energía, Edison Lobo, dijo que "fuerzas demoniacas" trataban de evitar la construcción de grandes presas hidroeléctricas en Brasil, a lo que el líder kayapó, Megaron Txucarramae, respondió que "son palabras muy feas y ofensivas" para aquellos que defienden la naturaleza". "Queremos participar en este proceso sin ser tratados como diabólicos demonios que paralizan la evolución del país", señalan en la carta.
Belo Monte es uno de los enormes proyectos de infraestructura que figuran en el Programa de Crecimiento Acelerado del Gobierno carioca. Se calcula que la presa desviará el 80% del caudal del río Xingú y tendrá un gran impacto sobre las reservas de pesca y los bosques que habitan pueblos indígenas a lo largo de sus 100 kilómetros de longitud.
La ONG Survival International denunció que en la parte occidental de la Amazonia la presa de San Antonio, que forma parte de un complejo proyectado sobre el río Madeira, inundará la tierra de cinco asentamientos indígenas, uno de los cuales vive a tan solo 14 kilómetros de la obra.
Fuentes de Survival International declararon hoy que "se ha ocultado el impacto real de las presas. Si salen adelante destruirán las vidas, tierras y modos de vida de muchos pueblos indígenas y ninguna compensación podrá subsanar jamás un daño de esta escala, que arruinará la vida y la independencia de estos pueblos".
La construcción de otras presas preocupa también a estas comunidades indígenas porque, según dicen, arruinarían la pesca de la que dependen. Hace un año los indígenas enawene nawe boicotearon la construcción de una de ellas, en un intento de detener las obras de al menos otra docena de presas en el río Juruena.
En 1989 los kayapó organizaron protestas masivas contra los planes de construcción de una serie de presas en el río Xingú y presionaron con éxito al Banco Mundial para que denegara la financiación del proyecto, que finalmente se archivó.
Los kayapó argumentaron que el Gobierno de Brasil no les consultó acerca de la construcción de la presa ni sobre el impacto que su actividad tendrá en el desarrollo normal de sus vidas y en las tierras que trabajan. Por ello, invitaron a representantes del Ministerio de Minas y Energía brasileño a mantener un encuentro con las comunidades indígenas de la Amazonia e informales sobre el proyecto.
"No queremos que esta presa destruya los ecosistemas y la biodiversidad que nosotros hemos cuidado durante un milenio, y que aún podemos preservar. Señor presidente, imploramos que se hagan buenos estudios que busquen debatir con los pueblos indígenas esta gran cuna ecológica de nuestros antepasados", explicaron los indígenas en una carta dirigida al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
En referencia a las manifestaciones que pretenden paralizar la obras, el ministro de Minas y Energía, Edison Lobo, dijo que "fuerzas demoniacas" trataban de evitar la construcción de grandes presas hidroeléctricas en Brasil, a lo que el líder kayapó, Megaron Txucarramae, respondió que "son palabras muy feas y ofensivas" para aquellos que defienden la naturaleza". "Queremos participar en este proceso sin ser tratados como diabólicos demonios que paralizan la evolución del país", señalan en la carta.
Belo Monte es uno de los enormes proyectos de infraestructura que figuran en el Programa de Crecimiento Acelerado del Gobierno carioca. Se calcula que la presa desviará el 80% del caudal del río Xingú y tendrá un gran impacto sobre las reservas de pesca y los bosques que habitan pueblos indígenas a lo largo de sus 100 kilómetros de longitud.
La ONG Survival International denunció que en la parte occidental de la Amazonia la presa de San Antonio, que forma parte de un complejo proyectado sobre el río Madeira, inundará la tierra de cinco asentamientos indígenas, uno de los cuales vive a tan solo 14 kilómetros de la obra.
Fuentes de Survival International declararon hoy que "se ha ocultado el impacto real de las presas. Si salen adelante destruirán las vidas, tierras y modos de vida de muchos pueblos indígenas y ninguna compensación podrá subsanar jamás un daño de esta escala, que arruinará la vida y la independencia de estos pueblos".
La construcción de otras presas preocupa también a estas comunidades indígenas porque, según dicen, arruinarían la pesca de la que dependen. Hace un año los indígenas enawene nawe boicotearon la construcción de una de ellas, en un intento de detener las obras de al menos otra docena de presas en el río Juruena.
En 1989 los kayapó organizaron protestas masivas contra los planes de construcción de una serie de presas en el río Xingú y presionaron con éxito al Banco Mundial para que denegara la financiación del proyecto, que finalmente se archivó.