Ensayan en Lisboa el mecanismo que desviará el agua de la presa de Siles

Mar, 24/11/2009

Ideal

Pese a que el muro no puede verse aún, los trabajos de construcción de la Presa de Siles avanzan. Están casi terminadas las dos obras de emergencia para contrarrestar los deslizamientos provocados por las incidencias meteorológicas. Cada una ha sumado al ya elevado presupuesto de la presa (que supera los 30 millones) cuatro millones de euros más. Además de estos trabajos, se acaba de finalizar la excavación del túnel por el que se desviará el agua del río. Según explica José Martín, el ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que es a quien competen las obras, «se ha realizado con las técnicas más modernas». Se refiere al avanzado hormigonado del túnel, de 350 metros de longitud, así como al sistema de aliviaderos que, según explica, garantizarán el control de las llamadas avenidas de retorno durante 10.000 años. O lo que es lo mismo, que evitarán que el agua se salga de su cauce e inunde la zona en el mismo periodo de tiempo.
Tal novedoso modelo ha tenido una demostración de lujo. Martín indica que las pruebas pertinentes se han realizado en el Instituto de Ingeniería Naval de Lisboa. «Gracias a estos ensayos hemos podido realizar algunos ajustes no previstos para que el trabajo sea perfecto», apunta Martín.
Una vez que se afine el hormigonado de este túnel se comenzará a levantar la presa. Tal y como explica el ingeniero, puede que sea en «dos o tres meses». Será el último paso de unas obras que empezaron a principios de 2008. Al mismo tiempo que se hacen los trabajos en la zona, se termina de diseñar un proyecto ambiental y de adecuación arqueológica de todo lo encontrado en los terrenos en los que irá la presa y el túnel.
Para preservar los preceptos medioambientales se emite un informe mensual a la Junta de Andalucía (que es ahora quien tiene las competencias, a través de la Agencia Andaluza del Agua, de la Cuenca del Guadalquivir) y se vigila mediante un inspector de Medio Ambiente cada una de las intervenciones. «Siempre vamos por delante, cumpliendo con toda la normativa y haciendo de las obras un magnífico ejemplo de sostenibilidad», dice el ingeniero jefe. En el área de conservación arqueológica se trabaja en el proyecto de conservación del Molino de Cantalar y la Torre de Morles. El primero, también conocido como Molino de Doña Ramona, está construido al pie de un gran peñasco rocoso a orillas del río Guadalimar. Se calcula que se levantó en la época de la Reconquista y que volvió a reconstruirse y utilizarse al repoblarse la zona en épocas posteriores. La torre o castillo de Morles de autoría cristiana y, junto al de Pontihonda, vigilaba el ramal que desde Siles se dirigía a Bujaraiza. A pesar de que de él quedan apenas unas cuantas piedras, está declarado Bien de Interés Cultural. Ambos edificios serán centros de interpretación.