Describen en una laguna de Ávila una nueva especie de alga
Mar, 01/12/2009
Un equipo de investigadores de la Universidad de León ha encontrado en la laguna de Constanzana (Ávila) un nuevo organismo denominado Eolimna becaresii, una especie desconocida hasta ahora para la ciencia. Se trata de la primera descripción de una nueva diatomea, un género de algas, conseguida en España en los últimos dos años.
A la salida del pueblo del mismo nombre y cerca del camino que lleva a Cabezas de Alambre, se encuentra la laguna de Constanzana (provincia de Ávila). No más grande que una charca, a los científicos les ha llamado la atención la curiosa comunidad vegetal con plantas sumergidas que alberga. A la vera de estas plantas crecen habitualmente diferentes microorganismos. Uno de estos vecinos, según un trabajo científico que el investigador de la Universidad de León Saúl Blanco ha sacado a la luz este mes, es tan exclusivo que no se encuentra en otra parte del mundo.
La Eolimna becaresii tiene un tamaño medio de cinco micras (esto es, cinco millonésimas partes de un metro). Supone una de las diatomeas más pequeñas encontradas hasta ahora a nivel mundial, “posiblemente la de tamaño más reducido”, apunta el científico a DiCYT. Es un organismo unicelular imperceptible al ojo humano y para comprobar los caracteres estructurales, el investigador ha tenido que trasladarse a Luxemburgo. En el Centre de Recherche Public Gabriel Lippmann determinó, a través de microscopía óptica y electrónica, las características diferenciales (”detalles morfológicos muy puntuales”) de esta nueva especie.
“Encontrar una nueva especie es fruto de la casualidad”, apunta Blanco, para quien Eolimna becaresii es la primera nueva especie descrita para la Ciencia de su carrera investigadora. A la hora de identificar taxonómicamente un organismo, los científicos tratan de encajar al objeto de estudio dentro de las especies, géneros y familias ya existentes. Cuando existen diferencias en su morfología diferenciadoras respecto a sus congéneres, se propone como nueva especie. Este paso es muy cauteloso, “puesto que hay que estar seguro de que en hábitats de todo el mundo no se ha encontrado esta especie”, por lo que requiere una fina comprobación por parte de los taxónomos. En este caso, Blanco y sus colaboradores sospecharon de una diatomea parecida que se encontraba en ríos sudafricanos, pero finalmente se descartó el parentesco entre ambas.
En los últimos años, el estudio de las comunidades biológicas existentes en las charcas y lagunas de Castilla y León ha sido muy frecuente. En toda la cuenca del Duero, explica el especialista, “existe una gran diversidad de ecosistemas, de charcos a lagos, de zonas de montaña a páramos, de climas continentales a zonas con influencia mediterránea”. Esta gran variación en un territorio tan extenso como es la Submeseta Norte (aproximadamente 90.000 kilómetros cuadrados) favorece la biodiversidad de las algas, unos organismos que pertenecen al reino protista y tienen la capacidad de realizar la fotosíntesis. Ante tanta variedad, las algas se han especializado en diferentes ambientes, por lo que se ha producido una gran diversificación de especies.
Se calcula que existen 100.000 especies de diatomeas en todo el planeta, la clase en la que se encuadra la nueva alga microscópica de Constanzana, por lo que constituye el grupo de microalgas más abundante. “Casi todas son de tamaño microscópico”, apunta Blanco. “A partir del desarrollo de estudios florísticos en España, se ha podido comprobar que la Península Ibérica presenta una amplia biodiversidad de diatomeas”, añade. Sin embargo, han tenido que transcurrir dos años desde que se descubrió la última diatomea en el país. Fue en Sierra Nevada (Granada). “Esta aportación es modesta, pero significativa”, describe el científico su trabajo.
Blanco pertenece al área de Ecología del Departamento del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental, en la Universidad de León. El nombre de la nueva especie contiene el apellido del responsable de esta área, Eloy Bécares. Los autores han querido dedicarle el descubrimiento, al ser “pionero en el estudio de las lagunas esteparias de Castilla y León” y el director del proyecto de investigación en el que se enmarca el estudio. La nueva especie ha visto la luz en la publicación Diatom Research. Debido a que la laguna de Constanzana es el único hábitat donde se ha hallado a la Eolimna becaresii, el científico reclama a las autoridades ambientales “que sepan conservar esta charca”.
A la salida del pueblo del mismo nombre y cerca del camino que lleva a Cabezas de Alambre, se encuentra la laguna de Constanzana (provincia de Ávila). No más grande que una charca, a los científicos les ha llamado la atención la curiosa comunidad vegetal con plantas sumergidas que alberga. A la vera de estas plantas crecen habitualmente diferentes microorganismos. Uno de estos vecinos, según un trabajo científico que el investigador de la Universidad de León Saúl Blanco ha sacado a la luz este mes, es tan exclusivo que no se encuentra en otra parte del mundo.
La Eolimna becaresii tiene un tamaño medio de cinco micras (esto es, cinco millonésimas partes de un metro). Supone una de las diatomeas más pequeñas encontradas hasta ahora a nivel mundial, “posiblemente la de tamaño más reducido”, apunta el científico a DiCYT. Es un organismo unicelular imperceptible al ojo humano y para comprobar los caracteres estructurales, el investigador ha tenido que trasladarse a Luxemburgo. En el Centre de Recherche Public Gabriel Lippmann determinó, a través de microscopía óptica y electrónica, las características diferenciales (”detalles morfológicos muy puntuales”) de esta nueva especie.
“Encontrar una nueva especie es fruto de la casualidad”, apunta Blanco, para quien Eolimna becaresii es la primera nueva especie descrita para la Ciencia de su carrera investigadora. A la hora de identificar taxonómicamente un organismo, los científicos tratan de encajar al objeto de estudio dentro de las especies, géneros y familias ya existentes. Cuando existen diferencias en su morfología diferenciadoras respecto a sus congéneres, se propone como nueva especie. Este paso es muy cauteloso, “puesto que hay que estar seguro de que en hábitats de todo el mundo no se ha encontrado esta especie”, por lo que requiere una fina comprobación por parte de los taxónomos. En este caso, Blanco y sus colaboradores sospecharon de una diatomea parecida que se encontraba en ríos sudafricanos, pero finalmente se descartó el parentesco entre ambas.
En los últimos años, el estudio de las comunidades biológicas existentes en las charcas y lagunas de Castilla y León ha sido muy frecuente. En toda la cuenca del Duero, explica el especialista, “existe una gran diversidad de ecosistemas, de charcos a lagos, de zonas de montaña a páramos, de climas continentales a zonas con influencia mediterránea”. Esta gran variación en un territorio tan extenso como es la Submeseta Norte (aproximadamente 90.000 kilómetros cuadrados) favorece la biodiversidad de las algas, unos organismos que pertenecen al reino protista y tienen la capacidad de realizar la fotosíntesis. Ante tanta variedad, las algas se han especializado en diferentes ambientes, por lo que se ha producido una gran diversificación de especies.
Se calcula que existen 100.000 especies de diatomeas en todo el planeta, la clase en la que se encuadra la nueva alga microscópica de Constanzana, por lo que constituye el grupo de microalgas más abundante. “Casi todas son de tamaño microscópico”, apunta Blanco. “A partir del desarrollo de estudios florísticos en España, se ha podido comprobar que la Península Ibérica presenta una amplia biodiversidad de diatomeas”, añade. Sin embargo, han tenido que transcurrir dos años desde que se descubrió la última diatomea en el país. Fue en Sierra Nevada (Granada). “Esta aportación es modesta, pero significativa”, describe el científico su trabajo.
Blanco pertenece al área de Ecología del Departamento del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental, en la Universidad de León. El nombre de la nueva especie contiene el apellido del responsable de esta área, Eloy Bécares. Los autores han querido dedicarle el descubrimiento, al ser “pionero en el estudio de las lagunas esteparias de Castilla y León” y el director del proyecto de investigación en el que se enmarca el estudio. La nueva especie ha visto la luz en la publicación Diatom Research. Debido a que la laguna de Constanzana es el único hábitat donde se ha hallado a la Eolimna becaresii, el científico reclama a las autoridades ambientales “que sepan conservar esta charca”.