El acuífero que surte Doñana, deteriorado

Dom, 21/02/2010

Córdoba

Un trabajo de varios expertos, coordinado por el catedrático de Hidrología Subterránea de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), Emilio Custodio, ratifica el deterioro que sufre el acuífero que abastece el Espacio Natural de Doñana y advierte de sus impactos ecológicos. El estudio, publicado por la Agencia Andaluza del Agua, asegura que las extracciones de este acuífero para regadío y abastecimiento humano, así como la contaminación por nitratos agrícolas deterioran este espacio protegido, declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad.

Pese a que los expertos matizan que la escasez de estudios periódicos y la expansión incontrolada de los cultivos ilegales dificultan un conocimiento exacto de la sobreexplotación del acuífero sostienen que "aún manteniendo la situación actual de explotación se irá produciendo un progresivo impacto hídrico creciente en las áreas protegidas", apostillan.

Custodio ha explicado que del acuífero de Doñana se extraen anualmente unos cien hectómetros cúbicos para regadío y consumo humano, un volumen superior al que ya en 1992 recomendó la Comisión Internacional de Expertos. Esta sobreexplotación ha rebajado el nivel freático entre 30 centímetros y un metro, según las zonas, y es la causante de "situaciones claras de degradación" al norte de Doñana, entre El Rocío y Villamanrique de la Condesa (Sevilla), donde "buena parte de los árboles de gran porte han desaparecido o están muertos". El estudio, considerado el más completo sobre el acuífero de Doñana, principal fuente hídrica de esta espacio protegido pues la lluvia que inunda cíclicamente las marismas se evapora rápidamente, también confirma la desaparición de especies vegetales de zonas húmedas.

Especialmente llamativa es la desecación de lagunas de agua dulce cercanas al complejo turístico de Matalascañas, como la del Brezo, por la extracción de aguas subterráneas que es la responsable de que el periodo seco se prolongue casi todo el año en el Charco del Toro o el Zahillo, humedales desconectados del acuífero y que sólo se inundan cuando llueve intensamente, lo que ha alterado la salinidad.