Doñana supera la crisis del agua
Lun, 29/03/2010
La primera reunión del Consejo de Participación de Doñana, el antiguo Patronato, se iba a celebrar el pasado Viernes de Dolores, pero se ha pospuesto hasta después de la Semana Santa. Será la primera sesión que presida Felipe González, y que ha levantado una gran expectación, similar a la etapa en la que ese mismo cargo lo ocupaba el que fuera vicepresidente del Ejecutivo, Alfonso Guerra. "Desde el punto de vista del agua tenemos en Doñana un año extraordinario", asegura el director del Espacio Natural, Juan Carlos Rubio, que se felicita por la imagen que muestra en estos días la marisma tras las lluvias de los últimos tres meses. "La media de lluvia acumulada está en unos 800 litros por metro cuadrado, aunque hay zonas en las que ha llovido 1.000 litros en dos meses y medio", "lo que en un periodo tan corto de tiempo es elevadísimo", añade.
Comparativamente, desde 1995 y 1996 que se superaron los 1.000 litros no había habido otro año como éste. "Por supuesto, destaca, la marisma está llena. Pasó de la extrema sequía a llenarse completamente, incluso por encima de los niveles aconsejables y causando daños en infraestructuras y en la fauna silvestre y en el ganado doméstico. Algunos de los sistemas lagunares hacía más de diez años que no cogían agua. Es una maravilla pasear por el campo. y en los terrenos emergidos vamos a tener una gran primavera". Una de las consecuencias más positivas de esta concentración de precipitaciones es la recarga del acuífero subterráneo del que se nutre Doñana. "Años como éste, explica el director del Parque, vienen a remediar la situación de menoscabo de los últimos tiempos en algunos puntos, donde se han producido depresiones por extracciones excesivas".
El acuífero de Doñana es, añade, "de respuesta tardía porque la transmisividad del agua tanto a nivel horizontal como vertical tiene un periodo de retardo que puede ser de años. De tal manera que esto no es como un pantano que se llena cuando llueve. La mayor parte del agua se pierde por escorrentías o por evaporación".
La lenta recarga del acuífero, incluso en años lluviosos como el actual, se debe en gran parte a las extracciones masivas tanto de pozos legales como ilegales destinados al riego de cultivos, y a la necesidad de surtir al enclave turístico de Matalascañas.
"Lo de Matalascañas es prácticamente insignificante en relación con los otros factores. Matalascañas, opina Rubio, es un problema más de localización de los bombeos que de otra cosa. La solución, que ya está apuntada, es una modificación de zonas de extracción".
La otra circunstancia tiene que ver "con la acumulación en el tiempo de extracciones que superan la capacidad que tiene el acuífero de regenerarse. Eso está perfectamente estudiado. Existen unos puntos muy determinados que hay que solucionar y que son donde se sitúan los défiicits, porque provocan situaciones indeseables en ecosistemas muy frágiles".
La solución, ya planteada, pasa por ordenar los usos en relación con la capacidad de respuesta que tiene el acuífero. La conclusión es que "hay que modular las extracciones".
La situación puede ser un espejismo si no se zanja el problema de la sobreexplotación del acuífero
Comparativamente, desde 1995 y 1996 que se superaron los 1.000 litros no había habido otro año como éste. "Por supuesto, destaca, la marisma está llena. Pasó de la extrema sequía a llenarse completamente, incluso por encima de los niveles aconsejables y causando daños en infraestructuras y en la fauna silvestre y en el ganado doméstico. Algunos de los sistemas lagunares hacía más de diez años que no cogían agua. Es una maravilla pasear por el campo. y en los terrenos emergidos vamos a tener una gran primavera". Una de las consecuencias más positivas de esta concentración de precipitaciones es la recarga del acuífero subterráneo del que se nutre Doñana. "Años como éste, explica el director del Parque, vienen a remediar la situación de menoscabo de los últimos tiempos en algunos puntos, donde se han producido depresiones por extracciones excesivas".
El acuífero de Doñana es, añade, "de respuesta tardía porque la transmisividad del agua tanto a nivel horizontal como vertical tiene un periodo de retardo que puede ser de años. De tal manera que esto no es como un pantano que se llena cuando llueve. La mayor parte del agua se pierde por escorrentías o por evaporación".
La lenta recarga del acuífero, incluso en años lluviosos como el actual, se debe en gran parte a las extracciones masivas tanto de pozos legales como ilegales destinados al riego de cultivos, y a la necesidad de surtir al enclave turístico de Matalascañas.
"Lo de Matalascañas es prácticamente insignificante en relación con los otros factores. Matalascañas, opina Rubio, es un problema más de localización de los bombeos que de otra cosa. La solución, que ya está apuntada, es una modificación de zonas de extracción".
La otra circunstancia tiene que ver "con la acumulación en el tiempo de extracciones que superan la capacidad que tiene el acuífero de regenerarse. Eso está perfectamente estudiado. Existen unos puntos muy determinados que hay que solucionar y que son donde se sitúan los défiicits, porque provocan situaciones indeseables en ecosistemas muy frágiles".
La solución, ya planteada, pasa por ordenar los usos en relación con la capacidad de respuesta que tiene el acuífero. La conclusión es que "hay que modular las extracciones".
La situación puede ser un espejismo si no se zanja el problema de la sobreexplotación del acuífero