El número de presas en EE.UU. está disminuyendo
Dom, 09/05/2010
Patrick McCully ha impulsado una corriente de opinión mundial que cuestiona las grandes presas, recogida en su libro Ríos silenciados. La organización que dirige, la Red International de Ríos, presta apoyo a las comunidades locales que se oponen a los proyectos de grandes presas en China, India o Brasil. Y ahora defiende la recuperación de los ecosistemas naturales de ríos y valles que fueron bloqueados por el cemento. ¿Es posible desandar el camino, restaurar el curso de los ríos? En Estados Unidos, hace 10 o 15 años, la idea de eliminar las presas sorprendía a la gente, pero ahora el número de presas que se están desmantelando es mayor que el de las que se construyen. El número total de presas está disminuyendo lenta pero continuamente. Cada año, se eliminan decenas de pequeñas presas. El debate ahora es saber si se pueden eliminar también algunas grandes presas. En el norte de California, en la frontera con Oregón, ya hay un acuerdo entre la compañía de energía, las ciudades, los granjeros y los ambientalistas para eliminar cuatro grandes presas en los próximos diez años. Sólo falta el dinero, pero hay acuerdo. Es necesario recuperar el curso natural de los ríos, recuperar sus ecosistemas fluviales y derribar barreras que obstaculizan el paso de los salmones. Esta es una especie sagrada para los indios y protegida por la ley federal. Y también en el estado de Washington, en el noroeste de país, se ha alcanzado otro acuerdo para eliminar dos presas bastantes grandes por esta razón.
En EE.UU. la construcción de grandes presas se paró en los años 80, pero ahora las empresas de ingeniería, que antes hacían grandes presas, compiten entre sí y están encantadas de conseguir contratos para suprimirlas, porque hay dinero para ello. Sí, en los ministerios; pero hemos visto que en la mayoría de los casos se puede ver que existen soluciones alternativas mejores para el abastecimiento de agua y la generación de electricidad. Disponemos de soluciones más baratas, de menor impacto ambiental y unos beneficios mejor repartidos. Las energías renovables, por ejemplo, son viables técnica y económicamente; y, por otro lado, disponemos de tecnologías de ahorro y eficiencia a pequeña escala para recoger agua de lluvia en tanques y depósitos pequeños en los tejados de las casas. Este tipo de soluciones son muchos más eficaces en África, donde la mayor parte de la población es rural y pobre y vive aislada, y donde no hay dinero para acometer grandes infraestructuras con presas, bombas, tuberías y demás. Muchos proyectos comportan graves consecuencias sociales, hambre, enfermedades, y van acompañados de desarraigo, exclusión social e, incluso, alcoholismo. Estos problemas se repiten cuando las poblaciones afectadas son separadas de sus condiciones habituales de vida y son realojadas en asentamientos sin servicios y sin historia, condenadas a enfrentamientos con la población local. Hemos constatado muchos problemas ambientales, sobre todo por la contaminación de los ríos que acaba siendo arrastrada hasta el embalse. Los desechos industriales y las aguas residuales urbanas quedan retenidos y se van acumulando, v van formando una sopa de vertidos. Antes, había contaminación en el río, pero al menos las aguas fluían y se dispersaba; pero ahora queda bloqueada. Otro problema son los deslizamientos de tierra. La presa ha desalojado a 1,3 millones de personas, pero se habla de recolocar de forma permanente a otros cientos de miles por estos deslizamientos.
En EE.UU. la construcción de grandes presas se paró en los años 80, pero ahora las empresas de ingeniería, que antes hacían grandes presas, compiten entre sí y están encantadas de conseguir contratos para suprimirlas, porque hay dinero para ello. Sí, en los ministerios; pero hemos visto que en la mayoría de los casos se puede ver que existen soluciones alternativas mejores para el abastecimiento de agua y la generación de electricidad. Disponemos de soluciones más baratas, de menor impacto ambiental y unos beneficios mejor repartidos. Las energías renovables, por ejemplo, son viables técnica y económicamente; y, por otro lado, disponemos de tecnologías de ahorro y eficiencia a pequeña escala para recoger agua de lluvia en tanques y depósitos pequeños en los tejados de las casas. Este tipo de soluciones son muchos más eficaces en África, donde la mayor parte de la población es rural y pobre y vive aislada, y donde no hay dinero para acometer grandes infraestructuras con presas, bombas, tuberías y demás. Muchos proyectos comportan graves consecuencias sociales, hambre, enfermedades, y van acompañados de desarraigo, exclusión social e, incluso, alcoholismo. Estos problemas se repiten cuando las poblaciones afectadas son separadas de sus condiciones habituales de vida y son realojadas en asentamientos sin servicios y sin historia, condenadas a enfrentamientos con la población local. Hemos constatado muchos problemas ambientales, sobre todo por la contaminación de los ríos que acaba siendo arrastrada hasta el embalse. Los desechos industriales y las aguas residuales urbanas quedan retenidos y se van acumulando, v van formando una sopa de vertidos. Antes, había contaminación en el río, pero al menos las aguas fluían y se dispersaba; pero ahora queda bloqueada. Otro problema son los deslizamientos de tierra. La presa ha desalojado a 1,3 millones de personas, pero se habla de recolocar de forma permanente a otros cientos de miles por estos deslizamientos.