3,2 millones mejoran la calidad del río Negro y salvan la colonia de mejillón
Sáb, 12/06/2010
Según afirmó Gato, «tenemos la suerte de que la cuenca del Duero sea la cuenca piloto y donde se está realizando el mayor número de actuaciones, con la inversión más importante por parte del Ministerio". La intervención descrita se produce sobre un tramo de más de 100 kilómetros en los ríos Negro, Sapo y Fontirín, desde el sur de la localidad de Escuredo hasta la confluencia del río Negro con el Tera, en el embalse de Nuestra Señora de Agavanzal, atravesando las localidades de Rosinos de la Requejada, Asturianos, Manzanal de los Infantes, Rionegro del Puente, Espadañedo, Muelas de los Caballeros y Peque. «Los problemas que se dan en el río Negro son, exactamente, los problemas que se quieren acometer con la filosofía de la Estrategia Nacional porque se trata de un río que tiene especiales valores medioambientales y que es objeto de atención preferente por parte del Gobierno», indicó Gato.
En algunos de los tramos del cauce sobre el que se actúa la vegetación ha desaparecido de forma parcial o total y el agua aparece con frecuencia turbia por culpa de vertidos procedentes de cunetas, cortafuegos o caminos mal conservados. Otro de los problemas que presenta el tramo objeto de actuación es la existencia de numerosos azudes de molinos abandonados que obstaculizan el movimiento de los peces, ya que carecen de escalas o remontes que permitan su paso.
El presidente de la CHD hizo especial referencia a la colonia de náyades cuyo nombre científico es "Margaritifera margaritifera", que habita en las aguas de estos cauces. Se trata de un tipo de mejillón de río que se incluye entre las especies protegidas por su valor medioambiental y cuya importancia quedó reflejada en un Proyecto LIFE de la Unión Europea, promovido por la Junta de Castilla y León con el apoyo del MARM y financiación de la Unión Europea. "Es una especie que va íntimamente unida a las poblaciones de trucha común", explicó Antonio Gato. El problema radica en la progresiva disminución de las poblaciones de trucha común, pez que parasita el mejillón en su fase larvaria. Los numerosos azudes instalados a lo largo del río obstaculizan el movimiento de las truchas, que no pueden completar su fase reproductora, lo que se traduce en una progresiva disminución de estos peces, que conlleva a la extinción de la náyade en el río Negro.
«Vamos a eliminar los azudes y las pequeñas presas que impiden que la trucha se reproduzca y vamos a proteger el río de la erosión. Las laderas del río Negro tienen bastante pendiente y se producen acarreos masivos de tierra que terminan en el río y colmatan los frezaderos (lugares donde los peces acuden a desovar) de la trucha», anotó Gato. «Hemos instalado un vivero de especies autóctonas para repoblar todo el río con estos árboles tan queridos para nosotros y tan ligados a las riberas de los ríos, que fueron desapareciendo y que queremos que sea la especia autóctona la que se vaya plantando», indicó.
El proyecto que ejecuta la CHD tiene como objetivos principales incrementar la conectividad longitudinal del río, mejorar la calidad del agua y de la vegetación autóctona de ribera y recuperar el patrimonio hidráulico existente en la zona para poner en valor el río como posible foco de atracción turística para los ciudadanos.
En los trabajos, que se adjudicaron en mayo del 2009, se invirtieron el pasado año 400.000 euros en la limpieza y la retirada de residuos sólidos en ambas márgenes a lo largo de un tramo de 82 kilómetros entre los ríos Negro, Sapo y Fontirín; la instalación de tres decantadores-digestores en Peque, Rioconejos y Anta de Rioconejos en sustitución de las fosas sépticas existentes y la limpieza y rastrillado de una superficie de 4.200 metros cuadrados en el tramo bajo de los ríos Negro y Fontirín para acondicionarlas como posibles zonas para la freza de la trucha.
Asimismo, se procedió al condicionamiento del azud de Peque para que no suponga un obstáculo para los peces y a la mejora de casi 200 metros de caminos de acceso al río en el término de Peque.
Por otra parte, a esos 400.000 euros se suma más de un millón de euros que se está invirtiendo este año en la instalación de tratamientos complementarios en los nuevos sistemas de depuración instalados en Peque, Rioconejos y Anta de Rioconejos y en la demolición de las fosas sépticas existentes. También, entran dentro de esa partida el acondicionamiento de cinco obras de paso en los ríos Negro y Sapo, la retirada de las motas existentes en ambas márgenes del río Fontirín a la altura de Peque para la mejora de la conectividad del río y la adecuación de los azudes del río Negro para que sean permeables al movimiento de la ictiofauna. En concreto, según señalan fuentes de la CHD, se actuará sobre cuatro azudes de cabecera situados a la altura de Doney y sobre el azud situado en Otero de Centenos. El alcalde de Rionegro (izquierda) y el presidente de la CHD escuchan a la subdelegada. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, Antonio Gato, visitó ayer las obras de mejora del estado ecológico del río Negro y de sus afluentes, en la comarca de La Carballeda, en los que el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) ha invertido más de 3,2 millones de euros, dentro de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.
En algunos de los tramos del cauce sobre el que se actúa la vegetación ha desaparecido de forma parcial o total y el agua aparece con frecuencia turbia por culpa de vertidos procedentes de cunetas, cortafuegos o caminos mal conservados. Otro de los problemas que presenta el tramo objeto de actuación es la existencia de numerosos azudes de molinos abandonados que obstaculizan el movimiento de los peces, ya que carecen de escalas o remontes que permitan su paso.
El presidente de la CHD hizo especial referencia a la colonia de náyades cuyo nombre científico es "Margaritifera margaritifera", que habita en las aguas de estos cauces. Se trata de un tipo de mejillón de río que se incluye entre las especies protegidas por su valor medioambiental y cuya importancia quedó reflejada en un Proyecto LIFE de la Unión Europea, promovido por la Junta de Castilla y León con el apoyo del MARM y financiación de la Unión Europea. "Es una especie que va íntimamente unida a las poblaciones de trucha común", explicó Antonio Gato. El problema radica en la progresiva disminución de las poblaciones de trucha común, pez que parasita el mejillón en su fase larvaria. Los numerosos azudes instalados a lo largo del río obstaculizan el movimiento de las truchas, que no pueden completar su fase reproductora, lo que se traduce en una progresiva disminución de estos peces, que conlleva a la extinción de la náyade en el río Negro.
«Vamos a eliminar los azudes y las pequeñas presas que impiden que la trucha se reproduzca y vamos a proteger el río de la erosión. Las laderas del río Negro tienen bastante pendiente y se producen acarreos masivos de tierra que terminan en el río y colmatan los frezaderos (lugares donde los peces acuden a desovar) de la trucha», anotó Gato. «Hemos instalado un vivero de especies autóctonas para repoblar todo el río con estos árboles tan queridos para nosotros y tan ligados a las riberas de los ríos, que fueron desapareciendo y que queremos que sea la especia autóctona la que se vaya plantando», indicó.
El proyecto que ejecuta la CHD tiene como objetivos principales incrementar la conectividad longitudinal del río, mejorar la calidad del agua y de la vegetación autóctona de ribera y recuperar el patrimonio hidráulico existente en la zona para poner en valor el río como posible foco de atracción turística para los ciudadanos.
En los trabajos, que se adjudicaron en mayo del 2009, se invirtieron el pasado año 400.000 euros en la limpieza y la retirada de residuos sólidos en ambas márgenes a lo largo de un tramo de 82 kilómetros entre los ríos Negro, Sapo y Fontirín; la instalación de tres decantadores-digestores en Peque, Rioconejos y Anta de Rioconejos en sustitución de las fosas sépticas existentes y la limpieza y rastrillado de una superficie de 4.200 metros cuadrados en el tramo bajo de los ríos Negro y Fontirín para acondicionarlas como posibles zonas para la freza de la trucha.
Asimismo, se procedió al condicionamiento del azud de Peque para que no suponga un obstáculo para los peces y a la mejora de casi 200 metros de caminos de acceso al río en el término de Peque.
Por otra parte, a esos 400.000 euros se suma más de un millón de euros que se está invirtiendo este año en la instalación de tratamientos complementarios en los nuevos sistemas de depuración instalados en Peque, Rioconejos y Anta de Rioconejos y en la demolición de las fosas sépticas existentes. También, entran dentro de esa partida el acondicionamiento de cinco obras de paso en los ríos Negro y Sapo, la retirada de las motas existentes en ambas márgenes del río Fontirín a la altura de Peque para la mejora de la conectividad del río y la adecuación de los azudes del río Negro para que sean permeables al movimiento de la ictiofauna. En concreto, según señalan fuentes de la CHD, se actuará sobre cuatro azudes de cabecera situados a la altura de Doney y sobre el azud situado en Otero de Centenos. El alcalde de Rionegro (izquierda) y el presidente de la CHD escuchan a la subdelegada. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, Antonio Gato, visitó ayer las obras de mejora del estado ecológico del río Negro y de sus afluentes, en la comarca de La Carballeda, en los que el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) ha invertido más de 3,2 millones de euros, dentro de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.