Primer verano con la desaladora apagada

Mar, 22/06/2010

SUR

Hace tan sólo un año era algo impensable. Con el verano a la vuelta de la esquina y el pantano de la Concepción varios hectómetros por debajo del lleno, por delante quedaban los meses en que el consumo de agua se dispara por la llegada masiva de turistas y de residentes. Desconectar la desaladora habría sido una cosa de locos, más si se tenían en cuenta las previsiones de que el año hidrológico iba a ser más seco de lo normal. Tocaba guardar cuantas más reservas de la presa mejor para no pasar penurias.

Doce meses después, el panorama es radicalmente distinto. El embalse de Río Verde sigue sin bajar del lleno. Con un máximo oficial de 56 hectómetros cúbicos, actualmente alberga 59,7, cantidad más que suficiente no sólo para pasar con desahogo el verano sino incluso para dejar de usar agua del mar reconvertida en potable hasta principios de septiembre. De nuevo el abastecimiento vive un hito en su historia más reciente. Desde que la planta de Río Verde se puso en funcionamiento hace ahora cinco años es la primera vez que la empresa pública Acosol, dependiente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental y encargada de suministrar el caudal a los municipios, decide dar un respiro a las instalaciones, que tan sólo entre junio y septiembre del año pasado aportaron una décima parte del agua que se metió en la red -3,34 de los 28 hectómetros cúbicos aportados por la entidad-.

Es la misma tónica que se ha repetido en los meses estivales desde 2005, año en que se cerró el largo culebrón que la tuvo en dique seco casi una década por la falta de financiación con que la construyó el desaparecido Jesús Gil. En los últimos cinco años sus aportaciones anuales han oscilado entre los cinco hectómetros cúbicos y los 7,5 hectómetros, de los que aproximadamente el 40 por ciento se emplea en la temporada alta, cuando la población se multiplica exponencialmente en la comarca. Este año bastará con el pantano.

Sin bajar la guardia
«El lleno de la presa nos garantizan que en un número importante de meses no nos vamos a tener que preocupar de las reservas lo que no quiere decir que vayamos a bajar la guardia. Mantendremos las políticas de concienciación, que es le método más eficaz para contener el consumo», explicó José Bernal, consejero delegado de Acosol, que recordó con todo las reducidas dimensiones del pantano. Estas estrecheces pueden provocar un vuelco de la situación en pocos meses, como ya lo ha hecho en los inviernos menos húmedos. «Es una presa muy limitada. Ahora está llena pero dentro de unos meses puede bajar mucho», apuntó sobre un embalse que, de hecho, está pendiente de la construcción de otro río abajo, para auxiliar al principal manantial de la Costa del Sol Occidental.

Otra de las piezas clave para un verano de bonanza en las reservas hídricas son los acuíferos y los pozos, que se han recargado. «Estamos gestionando el agua de manera coherente y no para querer sacar partido económico», defendió Bernal, que trajo a colación también las intensas lluvias de los últimos meses. «Temíamos que la primavera fuera más seca y al final se han registrado precipitaciones de una magnitud que no se daba desde los años 50», señaló.
De momento, la planta desaladora estará al ralentí hasta el 31 de agosto. Las instalaciones no se desconectan totalmente por el coste que supone su puesta en marcha y el deterioro que puede producirse. Además, también permite reaccionar de inmediato si fuera necesario echarla a andar. No parece probable. La presa sigue recibiendo aportes de las escorrentías del triple trasvase desde los ríos Guadalmina, Guadalmansa y Guadaiza. En verano Acosol 'vende' a los municipios unos 27 hectómetros cúbicos. La mitad de la capacidad de un pantano que luce su mejor cara.