Los anfibios como parte de una red compleja
Mar, 29/06/2010
La creciente actividad humana se traduce en un incremento en la fragmentación de los espacios naturales. Otrora extensas áreas de hábitat se ven transformadas en manchas aisladas unas de otras. De hecho, la destrucción y fragmentación de los hábitat naturales constituye la primera causa de pérdida de biodiversidad. Por lo tanto, es vital mejorar nuestra comprensión de cómo estos paisajes fragmentados afectan a la demografía y variación genética al nivel de paisaje de las metapoblaciones (conjuntos de poblaciones locales unidas por dispersión) que los ocupan.
Investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) han iniciado un proyecto de excelencia dirigido a probar la teoría de redes espaciales y la genética de poblaciones en dos especies de anfibios autóctonos de Andalucía (el sapo partero bético y el tritón pigmeo), un grupo especialmente afectado por el cambio global.
Para ello, el grupo liderado por Jordi Bascompte, combinará información cartográfica sobre los puntos de agua en dos localidades de Andalucía (Parque Nacional de Doñana y Parque Nacional de Cazorla) ocupados por dichas especies, el análisis de la estructura de dichas redes mediante teoría de grafos, y un estudio genético basado en microsatélites. El equipo del CSIC buscará predicciones generales sobre cuántos puntos de agua son necesarios para mantener un mínimo de diversidad genética entre estas especies; estudiará cómo la estructura de la red de humedales afecta a procesos de flujo génico; y cómo dicha estructura espacial determina la persistencia de las metapoblaciones ante posteriores pérdidas de hábitat.
Especies amenazadas
Andalucía cuenta con numerosas especies de anfibios, cuyas poblaciones se están viendo amenazadas debido principalmente a las modificaciones en el hábitat hechas por el hombre (transformaciones agrarias a gran escala, urbanizaciones, construcción de campos de golf etc.). Estas transformaciones del paisaje hacen que los puntos de cría, ligados a zonas con agua, se vean cada vez más limitados.
Otra amenaza importante es el cambio climático que pronostica un aumento de la temperatura entre 1.8 y 4 grados centígrados hasta final de siglo, siendo España en general, y la región andaluza en particular, una de las zonas más susceptibles de sufrir desertificación. Los anfibios son uno de los grupos que más van a sufrir este aumento de la temperatura gradual, al ser organismos muy sensibles a la deshidratación y a las temperaturas muy elevadas.
“Por lo tanto, constituyen magníficos organismo modelo para estudiar este tipo de cuestiones relacionadas con el cambio global. Asimismo, son también organismos modelo perfectos para estudios de genética del paisaje por que su dinámica metapoblacional puede ser descrita mediante variación genética a lo largo de redes espaciales”, aclara Jordi Bascompte.
Para el investigador, el marco conceptual de las redes espaciales es particularmente aplicable a los anfibios por diversas razones: Por un lado, las charcas que utilizan para reproducirse forman rodales de hábitat que pueden ser fácilmente identificables y asignables como “nodos” de una red espacial. en segundo lugar, su escasa capacidad dispersora los convierte en muy susceptibles a la fragmentación del hábitat. Por otro lado, los periodos larvarios están claramente definidos en el tiempo: las larvas son fácilmente diferenciables, y pasan un periodo en el agua, con lo cual la toma de muestras es más factible que en otros vertebrados amenazados.
“En concreto, hemos seleccionado a dos especies amenazadas que habitan en zonas protegidas de la Comunidad Andaluza, el sapo partero bético y el tritón pigmeo por habitar en zonas muy diferentes a escala paisajística, lo cual nos permitirá evaluar las propiedades estructurales de las redes espaciales en diferentes sistemas (uno montañoso y con múltiples barreras naturales”.
Investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) han iniciado un proyecto de excelencia dirigido a probar la teoría de redes espaciales y la genética de poblaciones en dos especies de anfibios autóctonos de Andalucía (el sapo partero bético y el tritón pigmeo), un grupo especialmente afectado por el cambio global.
Para ello, el grupo liderado por Jordi Bascompte, combinará información cartográfica sobre los puntos de agua en dos localidades de Andalucía (Parque Nacional de Doñana y Parque Nacional de Cazorla) ocupados por dichas especies, el análisis de la estructura de dichas redes mediante teoría de grafos, y un estudio genético basado en microsatélites. El equipo del CSIC buscará predicciones generales sobre cuántos puntos de agua son necesarios para mantener un mínimo de diversidad genética entre estas especies; estudiará cómo la estructura de la red de humedales afecta a procesos de flujo génico; y cómo dicha estructura espacial determina la persistencia de las metapoblaciones ante posteriores pérdidas de hábitat.
Especies amenazadas
Andalucía cuenta con numerosas especies de anfibios, cuyas poblaciones se están viendo amenazadas debido principalmente a las modificaciones en el hábitat hechas por el hombre (transformaciones agrarias a gran escala, urbanizaciones, construcción de campos de golf etc.). Estas transformaciones del paisaje hacen que los puntos de cría, ligados a zonas con agua, se vean cada vez más limitados.
Otra amenaza importante es el cambio climático que pronostica un aumento de la temperatura entre 1.8 y 4 grados centígrados hasta final de siglo, siendo España en general, y la región andaluza en particular, una de las zonas más susceptibles de sufrir desertificación. Los anfibios son uno de los grupos que más van a sufrir este aumento de la temperatura gradual, al ser organismos muy sensibles a la deshidratación y a las temperaturas muy elevadas.
“Por lo tanto, constituyen magníficos organismo modelo para estudiar este tipo de cuestiones relacionadas con el cambio global. Asimismo, son también organismos modelo perfectos para estudios de genética del paisaje por que su dinámica metapoblacional puede ser descrita mediante variación genética a lo largo de redes espaciales”, aclara Jordi Bascompte.
Para el investigador, el marco conceptual de las redes espaciales es particularmente aplicable a los anfibios por diversas razones: Por un lado, las charcas que utilizan para reproducirse forman rodales de hábitat que pueden ser fácilmente identificables y asignables como “nodos” de una red espacial. en segundo lugar, su escasa capacidad dispersora los convierte en muy susceptibles a la fragmentación del hábitat. Por otro lado, los periodos larvarios están claramente definidos en el tiempo: las larvas son fácilmente diferenciables, y pasan un periodo en el agua, con lo cual la toma de muestras es más factible que en otros vertebrados amenazados.
“En concreto, hemos seleccionado a dos especies amenazadas que habitan en zonas protegidas de la Comunidad Andaluza, el sapo partero bético y el tritón pigmeo por habitar en zonas muy diferentes a escala paisajística, lo cual nos permitirá evaluar las propiedades estructurales de las redes espaciales en diferentes sistemas (uno montañoso y con múltiples barreras naturales”.