Un estudio avala el modelo de gestión autosuficiente del agua en la Marina Baixa
Jue, 15/07/2010
Un modelo de gestión del agua autosuficiente. Así es como describe un estudio de la Universidad de Alicante (UA) el sistema que se utiliza en la comarca de la Marina Baixa y que avala el éxito de este modelo.
La profesora de Economía Aplicada de la UA, María Teresa Torregrosa, ha sido la encargada de elaborar este estudio sobre la eficiencia del sistema utilizado en la comarca. La experta proyecta iniciar ahora otra investigación para comprobar si este modelo de gestión se puede aplicar al Vinalopó o a otras comarcas de la provincia.
El estudio ha sido publicado dentro de la colección de libros Temas de Les Corts Valencianes tras otorgarle su premio anual para tesis doctorales. Además fue presentado en el vigésimo cuarto Congreso Internacional de Economía Aplicada celebrado en el centro universitario.
Para llevar a cabo la investigación, la autora realizó diversas entrevistas con las comunidades de regantes y los miembros del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, según informó la universidad.
Torregrosa explicó que la recogida de datos e información «ha sido muy laboriosa, porque sobre el tema del agua hay una tendencia a la opacidad».
Así, la autora del estudio sobre el agua destacó que la comarca ha sabido afrontar el fuerte aumento de su demanda de agua para consumo urbano originado por el rápido crecimiento de población experimentado en los últimos 40 años.
La profesora añadió además que se da la circunstancia de que la Marina Baixa fue descartada hace unos años como receptora de caudales del trasvase Júcar-Vinalopó.
«El sistema se ha demostrado exitoso por haber logrado la autosuficiencia en una zona donde tampoco funcionan desaladoras, pero se sabe aprovechar las aguas de las depuradoras», argumentó.
El éxito del sistema de gestión del agua se basa en los «acuerdos bilaterales» con seis comunidades de regantes que mantiene el Consorcio de Aguas, del que forman parte, además de siete municipios encabezados por Benidorm, la Diputación y la Confederación del Júcar. La capital levantina es la que aporta más de la mitad de los caudales al sistema de gestión de agua dentro de dicho consorcio.
En esos acuerdos, la entidad recibe aguas «limpias» o «blancas», es decir, aguas de caudales superficiales o subterráneos aptas para el consumo humano y a cambio proporciona a las comunidades de regantes aguas depuradas, válidas para el riego, procedentes de las tres depuradoras de la zona, la de Benidorm, La Vila y Altea.
Para ese intercambio, el sistema emplea una infraestructura propia de canalizaciones que permite el movimiento de agua en los dos sentidos entre los municipios, las depuradoras y las zonas de riego.
Así, los canales del Rabasa, el Amadorio y el Fenollar conectan con las aguas del trasvase del Tajo en la Vega Baja y que se mantienen en reserva para su uso sólo en especiales ocasiones de sequía.
Según el estudio, además de agua depurada, el Consorcio aporta a las comunidades compensaciones económicas importantes, que algún año han superado los 500.000 euros al conjunto de todas ellas.
«Esta contribución permite a los regantes afrontar la complicada situación económica que está viviendo la agricultura y ahorrar en el mantenimiento de sus infraestructuras», afirmó la experta.
Desde los años 70, tal como recoge el estudio, la población residencial se ha multiplicado por 3 o 4, a lo que hay que sumar el gran desarrollo experimentado por el turismo, especialmente en Benidorm, lo que añade un importante crecimiento de la población estacional, mientras que los recursos hídricos siguen siendo los mismos, destacó Torregrosa.
La clave, según la profesora, es la «gestión integrada de esos recursos», desde todos los aspectos, tanto políticos e institucionales, físicos y socioeconómicos. El modelo de gestión de agua de la Marina Baixa aún puede hacer frente a mayores crecimientos de población. El estudio de la profesora de la Universidad de Alicante alega que el sistema de reutilización del agua en esta comarca todavía ofrece margen para el futuro, ya que actualmente sólo se reutiliza la tercera parte de los 18 hectómetros cúbicos que proporcionan las depuradoras de Benidorm, La Vila o Altea. Este hecho da margen, pero no para el derroche.
La profesora de Economía Aplicada de la UA, María Teresa Torregrosa, ha sido la encargada de elaborar este estudio sobre la eficiencia del sistema utilizado en la comarca. La experta proyecta iniciar ahora otra investigación para comprobar si este modelo de gestión se puede aplicar al Vinalopó o a otras comarcas de la provincia.
El estudio ha sido publicado dentro de la colección de libros Temas de Les Corts Valencianes tras otorgarle su premio anual para tesis doctorales. Además fue presentado en el vigésimo cuarto Congreso Internacional de Economía Aplicada celebrado en el centro universitario.
Para llevar a cabo la investigación, la autora realizó diversas entrevistas con las comunidades de regantes y los miembros del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, según informó la universidad.
Torregrosa explicó que la recogida de datos e información «ha sido muy laboriosa, porque sobre el tema del agua hay una tendencia a la opacidad».
Así, la autora del estudio sobre el agua destacó que la comarca ha sabido afrontar el fuerte aumento de su demanda de agua para consumo urbano originado por el rápido crecimiento de población experimentado en los últimos 40 años.
La profesora añadió además que se da la circunstancia de que la Marina Baixa fue descartada hace unos años como receptora de caudales del trasvase Júcar-Vinalopó.
«El sistema se ha demostrado exitoso por haber logrado la autosuficiencia en una zona donde tampoco funcionan desaladoras, pero se sabe aprovechar las aguas de las depuradoras», argumentó.
El éxito del sistema de gestión del agua se basa en los «acuerdos bilaterales» con seis comunidades de regantes que mantiene el Consorcio de Aguas, del que forman parte, además de siete municipios encabezados por Benidorm, la Diputación y la Confederación del Júcar. La capital levantina es la que aporta más de la mitad de los caudales al sistema de gestión de agua dentro de dicho consorcio.
En esos acuerdos, la entidad recibe aguas «limpias» o «blancas», es decir, aguas de caudales superficiales o subterráneos aptas para el consumo humano y a cambio proporciona a las comunidades de regantes aguas depuradas, válidas para el riego, procedentes de las tres depuradoras de la zona, la de Benidorm, La Vila y Altea.
Para ese intercambio, el sistema emplea una infraestructura propia de canalizaciones que permite el movimiento de agua en los dos sentidos entre los municipios, las depuradoras y las zonas de riego.
Así, los canales del Rabasa, el Amadorio y el Fenollar conectan con las aguas del trasvase del Tajo en la Vega Baja y que se mantienen en reserva para su uso sólo en especiales ocasiones de sequía.
Según el estudio, además de agua depurada, el Consorcio aporta a las comunidades compensaciones económicas importantes, que algún año han superado los 500.000 euros al conjunto de todas ellas.
«Esta contribución permite a los regantes afrontar la complicada situación económica que está viviendo la agricultura y ahorrar en el mantenimiento de sus infraestructuras», afirmó la experta.
Desde los años 70, tal como recoge el estudio, la población residencial se ha multiplicado por 3 o 4, a lo que hay que sumar el gran desarrollo experimentado por el turismo, especialmente en Benidorm, lo que añade un importante crecimiento de la población estacional, mientras que los recursos hídricos siguen siendo los mismos, destacó Torregrosa.
La clave, según la profesora, es la «gestión integrada de esos recursos», desde todos los aspectos, tanto políticos e institucionales, físicos y socioeconómicos. El modelo de gestión de agua de la Marina Baixa aún puede hacer frente a mayores crecimientos de población. El estudio de la profesora de la Universidad de Alicante alega que el sistema de reutilización del agua en esta comarca todavía ofrece margen para el futuro, ya que actualmente sólo se reutiliza la tercera parte de los 18 hectómetros cúbicos que proporcionan las depuradoras de Benidorm, La Vila o Altea. Este hecho da margen, pero no para el derroche.