Beber aguas residuales recicladas
Jue, 02/09/2010
Tomarse el agua de la alcantarilla no apetece, pero tras pasar por un adecuado sistema de purificación, no sólo es posible, sino que es una realidad en lugares como Singapur o California. El agua residual reciclada es una de las posibles soluciones frente a las cada vez mayores demandas de abastecimiento humano. Sin embargo, aunque la tecnología garantiza las condiciones higiénicas del agua residual reciclada, el rechazo psicológico de los consumidores frena su generalización.
Países donde se bebe aguas residuales recicladas
Más de mil millones de habitantes del planeta carecen de agua potable en condiciones. Mientras la demanda de agua limpia se ha triplicado en los últimos 50 años, las reservas mundiales son cada vez más escasas. Además, si se cumplen las previsiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), las sequías extremas serán más frecuentes en el futuro.
Por ello, las alternativas a las fuentes tradicionales de agua potable empiezan a ganar terreno. Una de ellas es la depuración de las aguas residuales para su consumo humano. En Singapur este sistema se utiliza desde 2003: el agua reciclada se ha bautizado como "NEWater". En Windhoek, la capital de Namibia, el reciclado funciona con éxito desde hace años.
En Estados Unidos (EE.UU.), varias poblaciones han puesto en marcha este sistema o tienen previsto hacerlo. El condado de Orange (California) puso en marcha en 2008 el sistema de reciclado de aguas residuales para consumo humano más puntero y grande del mundo: es capaz de producir unos 265 millones de litros al día para abastecer a su medio millón de habitantes. El agua mejora los límites mínimos sanitarios estatales y federales, según sus responsables.
La instalación ha requerido una inversión de unos 384 millones de euros. Su coste anual de funcionamiento se estima en unos 21 millones de euros, comparable al coste de importar el agua potable. Sin embargo, se cree que el aumento de la población en el sudoeste de EE.UU. o el aumento de las sequías provocará la subida de los precios del agua importada.
Por su parte, en Los Ángeles se ha dado a conocer un plan para reciclar unos 19.000 millones de litros de agua residual en 2019. El condado de San Diego ha aprobado la creación de un proyecto piloto. En España en 2008 se anunció que parte del agua tratada en la depuradora del Prat, en Cataluña, se potabilizaría para su consumo.
Agua potable, pero no convence
La idea de reaprovechar las aguas residuales no es nueva. Varios países del mundo la utilizan desde hace décadas para la agricultura y la silvicultura. Israel es el mayor reciclador de aguas residuales del mundo: el 70% de sus aguas negras (el 100% en el área metropolitana de Tel Aviv) se tratan y reutilizan como agua de irrigación para los campos y trabajos públicos.
La tecnología israelí de depuración de aguas negras es una de las más modernas del mundo. El agua que sale de sus instalaciones de tratamiento podría pasar todos los controles sanitarios para su consumo humano, según sus defensores. Sin embargo, no se hace, al igual que en la mayoría de los países que cuentan con este tipo de sistemas. El principal desafío del agua residual reciclada no es la tecnología, sino la mentalidad de los consumidores.
Hace cuatro años, los habitantes de la ciudad australiana de Toowoomba rechazaron por referéndum la idea de beber este tipo de agua. Diversas encuestas realizadas en EE.UU. señalan que a la mayoría de los ciudadanos no les gustaría consumirla. A pesar de contar con todas las garantías, la idea de tomar agua proveniente de las alcantarillas es cualquier cosa menos atractiva. Algunos expertos han denominado a esta barrera psicológica el "factor puaj".
En la actualidad, sólo una planta en el mundo, la de Namibia, suministra agua reciclada directa. En el resto de instalaciones se ha optado por un sistema de reciclado indirecto que suaviza en principio los prejuicios psicológicos de los consumidores.
En estas instalaciones, como la de Orange, el agua pasa por varios sistemas de filtrado y purificación, hasta que llega desinfectada a un acuífero o reserva natural de agua. Allí permanece por un periodo de tiempo, hasta que se distribuye por la red de abastecimiento. De esta manera, el agua parece más "natural", además de mejorar sus condiciones gracias a su paso por los ecosistemas. Los usuarios que se muestran favorables al agua reciclada la toman sin problemas, si bien reconocen que "no sabe a agua".
En cualquier caso, las dificultades de abastecimiento de agua y las campañas de concienciación podrían ayudar a introducir este sistema de manera paulatina. El factor económico también: la desalación, cada vez más utilizada en España, es más cara que la del reciclaje, sin olvidar sus problemas medioambientales.
Diversos sistemas para reciclar el agua residual
Diversas empresas y equipos científicos de todo el mundo, también en España, buscan nuevos sistemas para reaprovechar las aguas residuales. En la Universidad Carlos III de Madrid estudian un proceso, basado en "reactores biológicos de membrana", que aprovecha los microorganismos de los fangos para biodegradar la polución del agua. Un equipo de la Universidad del País Vasco utiliza una técnica, denominada "oxidación avanzada", para reutilizar el agua residual y eliminar las sustancias contaminantes vertidas por la industria.
La empresa inglesa Bluewater Bio Internacional ha creado el sistema HYBACS, que emplea bacterias como método natural para reciclar las aguas residuales. Sus responsables han logrado el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente español para realizar una prueba piloto en una planta de tratamiento cerca de Madrid. La compañía suiza Aquatic Research ha desarrollado el EAWAG, un sistema que extrae los compuestos presentes en la orina para su aprovechamiento como fertilizantes. El agua resultante podría, en teoría, beberse.
Países donde se bebe aguas residuales recicladas
Más de mil millones de habitantes del planeta carecen de agua potable en condiciones. Mientras la demanda de agua limpia se ha triplicado en los últimos 50 años, las reservas mundiales son cada vez más escasas. Además, si se cumplen las previsiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), las sequías extremas serán más frecuentes en el futuro.
Por ello, las alternativas a las fuentes tradicionales de agua potable empiezan a ganar terreno. Una de ellas es la depuración de las aguas residuales para su consumo humano. En Singapur este sistema se utiliza desde 2003: el agua reciclada se ha bautizado como "NEWater". En Windhoek, la capital de Namibia, el reciclado funciona con éxito desde hace años.
En Estados Unidos (EE.UU.), varias poblaciones han puesto en marcha este sistema o tienen previsto hacerlo. El condado de Orange (California) puso en marcha en 2008 el sistema de reciclado de aguas residuales para consumo humano más puntero y grande del mundo: es capaz de producir unos 265 millones de litros al día para abastecer a su medio millón de habitantes. El agua mejora los límites mínimos sanitarios estatales y federales, según sus responsables.
La instalación ha requerido una inversión de unos 384 millones de euros. Su coste anual de funcionamiento se estima en unos 21 millones de euros, comparable al coste de importar el agua potable. Sin embargo, se cree que el aumento de la población en el sudoeste de EE.UU. o el aumento de las sequías provocará la subida de los precios del agua importada.
Por su parte, en Los Ángeles se ha dado a conocer un plan para reciclar unos 19.000 millones de litros de agua residual en 2019. El condado de San Diego ha aprobado la creación de un proyecto piloto. En España en 2008 se anunció que parte del agua tratada en la depuradora del Prat, en Cataluña, se potabilizaría para su consumo.
Agua potable, pero no convence
La idea de reaprovechar las aguas residuales no es nueva. Varios países del mundo la utilizan desde hace décadas para la agricultura y la silvicultura. Israel es el mayor reciclador de aguas residuales del mundo: el 70% de sus aguas negras (el 100% en el área metropolitana de Tel Aviv) se tratan y reutilizan como agua de irrigación para los campos y trabajos públicos.
La tecnología israelí de depuración de aguas negras es una de las más modernas del mundo. El agua que sale de sus instalaciones de tratamiento podría pasar todos los controles sanitarios para su consumo humano, según sus defensores. Sin embargo, no se hace, al igual que en la mayoría de los países que cuentan con este tipo de sistemas. El principal desafío del agua residual reciclada no es la tecnología, sino la mentalidad de los consumidores.
Hace cuatro años, los habitantes de la ciudad australiana de Toowoomba rechazaron por referéndum la idea de beber este tipo de agua. Diversas encuestas realizadas en EE.UU. señalan que a la mayoría de los ciudadanos no les gustaría consumirla. A pesar de contar con todas las garantías, la idea de tomar agua proveniente de las alcantarillas es cualquier cosa menos atractiva. Algunos expertos han denominado a esta barrera psicológica el "factor puaj".
En la actualidad, sólo una planta en el mundo, la de Namibia, suministra agua reciclada directa. En el resto de instalaciones se ha optado por un sistema de reciclado indirecto que suaviza en principio los prejuicios psicológicos de los consumidores.
En estas instalaciones, como la de Orange, el agua pasa por varios sistemas de filtrado y purificación, hasta que llega desinfectada a un acuífero o reserva natural de agua. Allí permanece por un periodo de tiempo, hasta que se distribuye por la red de abastecimiento. De esta manera, el agua parece más "natural", además de mejorar sus condiciones gracias a su paso por los ecosistemas. Los usuarios que se muestran favorables al agua reciclada la toman sin problemas, si bien reconocen que "no sabe a agua".
En cualquier caso, las dificultades de abastecimiento de agua y las campañas de concienciación podrían ayudar a introducir este sistema de manera paulatina. El factor económico también: la desalación, cada vez más utilizada en España, es más cara que la del reciclaje, sin olvidar sus problemas medioambientales.
Diversos sistemas para reciclar el agua residual
Diversas empresas y equipos científicos de todo el mundo, también en España, buscan nuevos sistemas para reaprovechar las aguas residuales. En la Universidad Carlos III de Madrid estudian un proceso, basado en "reactores biológicos de membrana", que aprovecha los microorganismos de los fangos para biodegradar la polución del agua. Un equipo de la Universidad del País Vasco utiliza una técnica, denominada "oxidación avanzada", para reutilizar el agua residual y eliminar las sustancias contaminantes vertidas por la industria.
La empresa inglesa Bluewater Bio Internacional ha creado el sistema HYBACS, que emplea bacterias como método natural para reciclar las aguas residuales. Sus responsables han logrado el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente español para realizar una prueba piloto en una planta de tratamiento cerca de Madrid. La compañía suiza Aquatic Research ha desarrollado el EAWAG, un sistema que extrae los compuestos presentes en la orina para su aprovechamiento como fertilizantes. El agua resultante podría, en teoría, beberse.