Musgo Sphagnum, la alternativa natural al cloro de las piscinas
Jue, 16/09/2010
Picazón y rojez de ojos, sequedad de la piel y el cabello, asma. Son algunas de las consecuencias de nadar en piscinas clorinadas. A ellas se suma ahora un aumento en los marcadores sanguíneos asociados con el cáncer, según estudios llevados a cabo en Barcelona y publicados en Environmental Health Perspectivas. Mientras, en St. Paul, Minnesota, han emulado a los pristinos lagos de la región y han colocado en la piscina pública un sistema de filtración del agua a base de musgo Sphagnum, con resultados excelentes para el bienestar de los usuarios y las arcas de la instalación.
El musgo inhibe la proliferación de microbios porque absorbe fácilmente los metales pesados, incluido el hierro, que fomenta el crecimiento microbiano. Sin hierro en el agua, los microbios no pueden proliferar.
El musgo también previene el crecimiento del biofilm, la capa de bacterias que se adhiere a las superficies de la piscina y recubre el interior de las tuberías, causando corrosión. Ese biofilm absorbe el cloro de la piscina, que cada vez requiere mayores cantidades de cloro para mantener los niveles de higiene precisos.
Al desaparecer el biofilm de la piscina con el uso de musgo, se necesita menos cloro para lograr su efectividad. Tanto es así, que la cantidad necesaria de cloro baja en un 50 por ciento, con el consiguiente ahorro en costes y daños a la salud. En el caso de los nadadores asmáticos de St. Paul, ha descendido su necesidad de utilizar inhaladores, gracias a la reducción del uso de cloro en su piscina. Algo que también ha aumentado la afluencia de público.
El uso antimicrobiano del musgo ya fue tipificado en la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados que lo aplicaron a sus heridas registraron un mayor índice de supervivencia que aquellos que las protegieron con algodón.
La limpieza de agua mediante musgo Sphagnum también ha empezado a implementarse en balnearios y spas. Sus siguientes aplicaciones serán los sistemas de riego de aves de corral, el agua de enfriamiento de una planta energética y los suministros de agua doméstica. Cualquier industria que utilice agua podrían beneficiarse del tratamiento con musgo. El reto es lograr una recolección sostenible de esta planta.
El musgo inhibe la proliferación de microbios porque absorbe fácilmente los metales pesados, incluido el hierro, que fomenta el crecimiento microbiano. Sin hierro en el agua, los microbios no pueden proliferar.
El musgo también previene el crecimiento del biofilm, la capa de bacterias que se adhiere a las superficies de la piscina y recubre el interior de las tuberías, causando corrosión. Ese biofilm absorbe el cloro de la piscina, que cada vez requiere mayores cantidades de cloro para mantener los niveles de higiene precisos.
Al desaparecer el biofilm de la piscina con el uso de musgo, se necesita menos cloro para lograr su efectividad. Tanto es así, que la cantidad necesaria de cloro baja en un 50 por ciento, con el consiguiente ahorro en costes y daños a la salud. En el caso de los nadadores asmáticos de St. Paul, ha descendido su necesidad de utilizar inhaladores, gracias a la reducción del uso de cloro en su piscina. Algo que también ha aumentado la afluencia de público.
El uso antimicrobiano del musgo ya fue tipificado en la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados que lo aplicaron a sus heridas registraron un mayor índice de supervivencia que aquellos que las protegieron con algodón.
La limpieza de agua mediante musgo Sphagnum también ha empezado a implementarse en balnearios y spas. Sus siguientes aplicaciones serán los sistemas de riego de aves de corral, el agua de enfriamiento de una planta energética y los suministros de agua doméstica. Cualquier industria que utilice agua podrían beneficiarse del tratamiento con musgo. El reto es lograr una recolección sostenible de esta planta.