Un análisis global muestra la precariedad de los recursos hídricos del planeta
Jue, 30/09/2010
Investigadores del City College of New York en Estados Unidos han desarrollado un análisis a escala global que podría conducir a la identificación de las áreas de recursos hídricos más amenazadas. Las conclusiones del estudio, que se publican en la revista "Nature", muestran que múltiples estresores ambientales amenazan los ríos que suministran agua al 80 por ciento de la población mundial, alrededor de 5.000 millones de personas.
Los autores destacan que las mismas amenazas ponen en peligro la biodiversidad del 65 por ciento de los hábitats de los ríos en el planeta y amenazan la supervivencia de miles de especies acuáticas.
El agua es uno de los recursos naturales más esenciales sin embargo los sistemas de agua dulce están amenazados de forma directa por las actividades humanas como la urbanización, industrialización y obras de ingeniería como reservas e regadíos. Además, este recurso también debe soportar verse afectado por el cambio climático propiciado por el ser humano.
Los métodos diseñados para evitar el avance de estas tendencias requieren de marcos de trabajo que diagnostiquen la principal amenaza para la seguridad del agua tanto a nivel global como local.
Los científicos, dirigidos por Charles Vörösmarty, informan de un marco de trabajo espacial que proporciona un análisis global de las amenazas para el agua dulce, que por primera vez, considera la seguridad del agua humana y la biodiversidad acuática de forma simultánea. Además de sopesar qué amenazas son las mayores, los investigadores también combinan una variedad de amenazas individuales en un índice colectivo de incidentes peligrosos.
"No podemos seguir mirando las amenazas para la seguridad del agua humana y para la biodiversidad como independientes. Necesitamos vincular ambos ámbitos. El marco de trabajo sistemático que hemos creado nos permite examinar los dominios humano y de biodiversidad en un plano igualitario", explica Vörösmarty.
Los investigadores descubrieron que muchos estresores amenazan la seguridad del agua humana y la biodiversidad a través de mecanismos similares pero también influyen a los sistemas hídricos de distinta forma. Por ejemplo, los embalses suponen pocos efectos negativos para el suministro de agua pero suponen un peligro para la diversidad acuática al impedir las rutas de migración y cambiar los flujos de agua necesarios para las especies ribereñas.
A partir de esto, los autores muestran que la inversión de los países con los ingresos más elevados beneficia a 850 millones de personas y reduce su exposición a altos niveles de incidentes dañinos. En comparación, una inversión mínima en los países en desarrollo significa que su vulnerabilidad a los incidentes de peligro continúa alta.
Los investigadores sugieren que la combinación de su método actual con las evaluaciones basadas en el océano ayudará a identificar dónde una mejora en el agua dulce y en la gestión de terrenos beneficiaría a las zonas costeras deterioradas. Sin embargo, la necesidad de movilizar recursos financieros para apoyar estos métodos continúa siendo una urgencia y los autores advierten que sin importantes compromisos políticos y financieros, los fuertes contrastes en la seguridad del agua humana continuarán separando a los ricos de los pobres.
"Es absolutamente esencial tener información y herramientas que puedan compartirse entre naciones. Nuestro conocimiento de estos sistemas está empeorando de forma progresiva a medida que las naciones no invierten en una vigilancia básica, tanto para la cantidad como para la calidad del agua. ¿Cómo podemos desarrollar protocolos para proteger la biodiversidad y la seguridad del agua humana sin buena información?", concluye Vörösmarty.
Los autores destacan que las mismas amenazas ponen en peligro la biodiversidad del 65 por ciento de los hábitats de los ríos en el planeta y amenazan la supervivencia de miles de especies acuáticas.
El agua es uno de los recursos naturales más esenciales sin embargo los sistemas de agua dulce están amenazados de forma directa por las actividades humanas como la urbanización, industrialización y obras de ingeniería como reservas e regadíos. Además, este recurso también debe soportar verse afectado por el cambio climático propiciado por el ser humano.
Los métodos diseñados para evitar el avance de estas tendencias requieren de marcos de trabajo que diagnostiquen la principal amenaza para la seguridad del agua tanto a nivel global como local.
Los científicos, dirigidos por Charles Vörösmarty, informan de un marco de trabajo espacial que proporciona un análisis global de las amenazas para el agua dulce, que por primera vez, considera la seguridad del agua humana y la biodiversidad acuática de forma simultánea. Además de sopesar qué amenazas son las mayores, los investigadores también combinan una variedad de amenazas individuales en un índice colectivo de incidentes peligrosos.
"No podemos seguir mirando las amenazas para la seguridad del agua humana y para la biodiversidad como independientes. Necesitamos vincular ambos ámbitos. El marco de trabajo sistemático que hemos creado nos permite examinar los dominios humano y de biodiversidad en un plano igualitario", explica Vörösmarty.
Los investigadores descubrieron que muchos estresores amenazan la seguridad del agua humana y la biodiversidad a través de mecanismos similares pero también influyen a los sistemas hídricos de distinta forma. Por ejemplo, los embalses suponen pocos efectos negativos para el suministro de agua pero suponen un peligro para la diversidad acuática al impedir las rutas de migración y cambiar los flujos de agua necesarios para las especies ribereñas.
A partir de esto, los autores muestran que la inversión de los países con los ingresos más elevados beneficia a 850 millones de personas y reduce su exposición a altos niveles de incidentes dañinos. En comparación, una inversión mínima en los países en desarrollo significa que su vulnerabilidad a los incidentes de peligro continúa alta.
Los investigadores sugieren que la combinación de su método actual con las evaluaciones basadas en el océano ayudará a identificar dónde una mejora en el agua dulce y en la gestión de terrenos beneficiaría a las zonas costeras deterioradas. Sin embargo, la necesidad de movilizar recursos financieros para apoyar estos métodos continúa siendo una urgencia y los autores advierten que sin importantes compromisos políticos y financieros, los fuertes contrastes en la seguridad del agua humana continuarán separando a los ricos de los pobres.
"Es absolutamente esencial tener información y herramientas que puedan compartirse entre naciones. Nuestro conocimiento de estos sistemas está empeorando de forma progresiva a medida que las naciones no invierten en una vigilancia básica, tanto para la cantidad como para la calidad del agua. ¿Cómo podemos desarrollar protocolos para proteger la biodiversidad y la seguridad del agua humana sin buena información?", concluye Vörösmarty.