Naciones Unidas pide acciones urgentes para frenar la extinción de especies
Mar, 19/10/2010
Naciones Unidas ha indicado este lunes, en el inicio de un encuentro en Japón para combatir la pérdida de especies de animales y plantas que apuntalan el sustento y las economías, que el mundo no se puede permitir que desaparezca la riqueza de la naturaleza.
La ONU ha dicho que el mundo se enfrenta al mayor ritmo de extinción desde que los dinosaurios desapareciesen hace 65 millones de años, una crisis que los gobiernos, las empresas y las comunidades deben afrontar.
La reunión de dos semanas tiene como objetivo que los países y las empresas den grandes pasos para proteger y restaurar ecosistemas como bosques, ríos, barreras de coral y los océanos que son vitales para los seres humanos.
Estos ecosistemas ofrecen servicio básico como aire limpio, agua, comida y medicinas que muchas personas dan por hecho, dice Naciones Unidas, y que tienen la necesidad de ser bien valorados y manejados por los gobiernos y corporaciones para revertir el daño causado por el crecimiento de las economías.
Los ecosistemas más fuertes pueden reducir los impactos del cambio climático, como más inundaciones y sequías, como luchar contra la pobreza. "Este encuentro forma parte de los esfuerzos del mundo para enfrentarse a un simple hecho: estamos destruyendo la vida en la tierra", declaró el jefe de Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, Achim Steiner, en Nagoya, en el centro de Japón.
Los delegados de cerca de 200 países están intentado alcanzar un acuerdo sobre los objetivos para 2020 después de que los gobiernos no lograsen alcanzar los objetivos de 2010 para conseguir una reducción significativa en la pérdida de diversidad biológica.
Un estudio de Naciones Unidas publicado este mes informaba que el daño medioambiental global causado por el hombre en 2008 supuso 6,6 billones de dólares (4,7 billones de euros) lo que equivale al 11 por ciento del producto interior bruto global.
BIODIVERSIDAD
"Lo que el mundo necesita de Nagoya son acuerdos que frenen la dramática pérdida de la riqueza natural del mundo y la continua erosión de nuestros sistemas de soporte vital", dijo el director general de la organización ecologista WWF, Jim Leape.
La responsable de las políticas oceánicas de Greenpeace, Nathalie Rey, ha señalado: "Si nuestro planeta debe sustentar la vida en la tierra en el futuro y debe ser rescatada del borde de la destrucción medioambiental, necesitamos acciones gubernamentales para proteger nuestros océanos y bosques y parar la pérdida de biodiversidad".
Los países en vías de desarrollo han apuntado que se necesitan más fondos de los países desarrollados para compartir los esfuerzos para salvar la naturaleza. La mayoría de la diversidad biológica que queda en el mundo está en las naciones pobres, como Brasil, Indonesia y el centro de África.
El director general del Consejo Nacional de Medio Ambiente de Tanzania, B.T. Baya, dijo; "Especialmente para los países con economías en desarrollo, debemos estar seguros de dónde están las fuentes (financieras)". "No nos ayuda que se acuerden objetivos estratégicos y que no haya forma o recursos para aplicarlos", añadió.
Los delegados, a los que se unirán los ministros de Medio Ambiente al final de la semana que viene, intentarán poner las normas sobre cómo y cuándo las compañías y los investigadores puedan usar los genes de plantas y animales con un origen mayoritario en los países en desarrollo.
Las naciones en desarrollo quieren un acuerdo más justo a la hora de compartir la riqueza de sus ecosistemas, como las medicinas creadas por grandes compañías farmacéuticas, y apoyen el borrador del tratado o el protocolo de "acceso y compartir beneficios (ABS)".
Para las naciones pobres, el protocolo podría desbloquear miles de millones de dólares, pero algunas empresas fabricantes de medicamentos están preocupadas por los costes extras que restrinjan la inversión para la investigación y complique los procedimientos para solicitar patentes.
Las organizaciones medioambientales han afirmado que si no se llega a un acuerdo sobre el ABS, podrían fracasar las conversaciones de Nagoya, incluyendo los objetivos de 2020 para proteger las reservas marinas y dejar de desarrollar iniciativas dañinas para la biodiversidad.
La ONU ha dicho que el mundo se enfrenta al mayor ritmo de extinción desde que los dinosaurios desapareciesen hace 65 millones de años, una crisis que los gobiernos, las empresas y las comunidades deben afrontar.
La reunión de dos semanas tiene como objetivo que los países y las empresas den grandes pasos para proteger y restaurar ecosistemas como bosques, ríos, barreras de coral y los océanos que son vitales para los seres humanos.
Estos ecosistemas ofrecen servicio básico como aire limpio, agua, comida y medicinas que muchas personas dan por hecho, dice Naciones Unidas, y que tienen la necesidad de ser bien valorados y manejados por los gobiernos y corporaciones para revertir el daño causado por el crecimiento de las economías.
Los ecosistemas más fuertes pueden reducir los impactos del cambio climático, como más inundaciones y sequías, como luchar contra la pobreza. "Este encuentro forma parte de los esfuerzos del mundo para enfrentarse a un simple hecho: estamos destruyendo la vida en la tierra", declaró el jefe de Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, Achim Steiner, en Nagoya, en el centro de Japón.
Los delegados de cerca de 200 países están intentado alcanzar un acuerdo sobre los objetivos para 2020 después de que los gobiernos no lograsen alcanzar los objetivos de 2010 para conseguir una reducción significativa en la pérdida de diversidad biológica.
Un estudio de Naciones Unidas publicado este mes informaba que el daño medioambiental global causado por el hombre en 2008 supuso 6,6 billones de dólares (4,7 billones de euros) lo que equivale al 11 por ciento del producto interior bruto global.
BIODIVERSIDAD
"Lo que el mundo necesita de Nagoya son acuerdos que frenen la dramática pérdida de la riqueza natural del mundo y la continua erosión de nuestros sistemas de soporte vital", dijo el director general de la organización ecologista WWF, Jim Leape.
La responsable de las políticas oceánicas de Greenpeace, Nathalie Rey, ha señalado: "Si nuestro planeta debe sustentar la vida en la tierra en el futuro y debe ser rescatada del borde de la destrucción medioambiental, necesitamos acciones gubernamentales para proteger nuestros océanos y bosques y parar la pérdida de biodiversidad".
Los países en vías de desarrollo han apuntado que se necesitan más fondos de los países desarrollados para compartir los esfuerzos para salvar la naturaleza. La mayoría de la diversidad biológica que queda en el mundo está en las naciones pobres, como Brasil, Indonesia y el centro de África.
El director general del Consejo Nacional de Medio Ambiente de Tanzania, B.T. Baya, dijo; "Especialmente para los países con economías en desarrollo, debemos estar seguros de dónde están las fuentes (financieras)". "No nos ayuda que se acuerden objetivos estratégicos y que no haya forma o recursos para aplicarlos", añadió.
Los delegados, a los que se unirán los ministros de Medio Ambiente al final de la semana que viene, intentarán poner las normas sobre cómo y cuándo las compañías y los investigadores puedan usar los genes de plantas y animales con un origen mayoritario en los países en desarrollo.
Las naciones en desarrollo quieren un acuerdo más justo a la hora de compartir la riqueza de sus ecosistemas, como las medicinas creadas por grandes compañías farmacéuticas, y apoyen el borrador del tratado o el protocolo de "acceso y compartir beneficios (ABS)".
Para las naciones pobres, el protocolo podría desbloquear miles de millones de dólares, pero algunas empresas fabricantes de medicamentos están preocupadas por los costes extras que restrinjan la inversión para la investigación y complique los procedimientos para solicitar patentes.
Las organizaciones medioambientales han afirmado que si no se llega a un acuerdo sobre el ABS, podrían fracasar las conversaciones de Nagoya, incluyendo los objetivos de 2020 para proteger las reservas marinas y dejar de desarrollar iniciativas dañinas para la biodiversidad.