El caudal de Delta solo se podrá garantizar si no supera el 30% de la aportación total del Ebro
Mar, 26/10/2010
El borrador del nuevo plan hidrológico del Ebro que la CHE presentó ayer a las comunidades autónomas y a los usuarios de la cuenca avisa de que el caudal ecológico del Delta solo se podrá garantizar si ese volumen mínimo de agua se sitúa, como máximo, entre el 23 y el 30% de las aportaciones naturales del río -las que llegarían a la desembocadura si no hubiera consumos ni obras de regulación-.
La Confederación no pone cifras concretas a ese intervalo porque todavía tiene que consensuarlas con los gobiernos autonómicos. No obstante, esas referencias que ya aparecen en el borrador del futuro plan de cuenca permiten intuir en qué magnitudes se mueve la negociación, sobre todo teniendo en cuenta lo que dijo el presidente de la CHE en una entrevista concedida recientemente a este periódico.
Rafael Romeo dejó claro en sus respuestas que no vale de nada establecer un régimen de caudales ecológicos que no pueda respetarse, y también avisó de que no hay mucho margen para ampliar el caudal ambiental del Delta.
En este sentido, cabe recordar que la propuesta de caudales presentada por Cataluña pedía destinar al Delta en torno al 60% de las aportaciones naturales del Ebro -el doble de lo que, según la CHE, puede garantizarse-.
En el extremo contrario, el caudal mínimo establecido actualmente para la desembocadura del río es de 100 metros cúbicos por segundo (m /s), lo que representa aproximadamente el 21% de la escorrentía total de la cuenca.
El borrador del nuevo plan hidrológico del Ebro hecho público ayer confirma que la necesidad de conseguir el buen estado de los ríos conllevará, "con carácter general", unos regímenes de caudales ecológicos "superiores a los del plan vigente de 1998, especialmente en el conjunto del Delta". Sin embargo, parece evidente que en el tramo final del Ebro el incremento quedará lejos de lo que demanda la Generalitat. En cualquier caso, el texto del futuro plan de cuenca destaca que "el porcentaje de aportación al régimen de caudales ecológicos mínimos garantizados en el conjunto del Delta del Ebro es (será) muy superior al del resto de los ríos mediterráneos". Siempre según el borrador, eso será posible "por la existencia del embalse de Mequinenza y en menor medida por los caudales aportados por el Segre".
Hay que subrayar que el intervalo de garantía que maneja la Confederación -entre el 23 y el 30% de las aportaciones totalestiene en cuenta la disminución de recursos hídricos provocada por el cambio climático, reducción que debe tenerse en cuenta al compararlo con la propuesta de Cataluña y con los 100 m /s vigentes desde 1998.
El documento presentado ayer por la CHE sí contiene la propuesta de caudales ecológicos para todos los tramos de río de la cuenca a excepción de los del eje del Ebro y el Segre -los que marcarán lo que ocurra en el Delta-.
Por lo demás, las grandes cifras del nuevo plan hidrológico del Ebro son las que ya publicó este periódico en junio. Actualmente, el consumo de agua de la cuenca se sitúa en el 34% de la aportación. Si se desarrollan todas las demandas futuras, ese porcentaje llegará como máximo al 49%, lo que significa que más de la mitad del agua del Ebro seguirá fluyendo por los ríos y cumpliendo sus funciones ambientales. Se pretende que el 85% de las masas de agua alcancen el buen estado en 2015. El presidente de la CHE, Rafael Romeo, confirmó ayer que el organismo de cuenca pretende cerrar en las próximas semanas el acuerdo con las comunidades y los usuarios sobre el caudal ecológico del Delta, de forma que para finales de año ya haya una propuesta de consenso que pueda ser aprobada en el futuro consejo del agua de la demarcación. Romeo hizo estas declaraciones tras la reunión del consejo del agua de la cuenca, el máximo órgano en materia de planificación hasta que se constituya el de la demarcación.
La reunión sirvió para informar favorablemente el documento preparatorio del nuevo plan hidrológico del Ebro. Con ese trámite se desbloqueó, después de casi dos años, la elaboración del futuro plan de cuenca. Ahora la CHE negociará el caudal del Delta para incorporarlo a un borrador definitivo que saldrá a información pública durante seis meses. Una vez contestadas las alegaciones, el consejo del agua de la demarcación lo aprobará inicialmente, aunque el visto bueno definitivo lo dará el Estado.
La Confederación no pone cifras concretas a ese intervalo porque todavía tiene que consensuarlas con los gobiernos autonómicos. No obstante, esas referencias que ya aparecen en el borrador del futuro plan de cuenca permiten intuir en qué magnitudes se mueve la negociación, sobre todo teniendo en cuenta lo que dijo el presidente de la CHE en una entrevista concedida recientemente a este periódico.
Rafael Romeo dejó claro en sus respuestas que no vale de nada establecer un régimen de caudales ecológicos que no pueda respetarse, y también avisó de que no hay mucho margen para ampliar el caudal ambiental del Delta.
En este sentido, cabe recordar que la propuesta de caudales presentada por Cataluña pedía destinar al Delta en torno al 60% de las aportaciones naturales del Ebro -el doble de lo que, según la CHE, puede garantizarse-.
En el extremo contrario, el caudal mínimo establecido actualmente para la desembocadura del río es de 100 metros cúbicos por segundo (m /s), lo que representa aproximadamente el 21% de la escorrentía total de la cuenca.
El borrador del nuevo plan hidrológico del Ebro hecho público ayer confirma que la necesidad de conseguir el buen estado de los ríos conllevará, "con carácter general", unos regímenes de caudales ecológicos "superiores a los del plan vigente de 1998, especialmente en el conjunto del Delta". Sin embargo, parece evidente que en el tramo final del Ebro el incremento quedará lejos de lo que demanda la Generalitat. En cualquier caso, el texto del futuro plan de cuenca destaca que "el porcentaje de aportación al régimen de caudales ecológicos mínimos garantizados en el conjunto del Delta del Ebro es (será) muy superior al del resto de los ríos mediterráneos". Siempre según el borrador, eso será posible "por la existencia del embalse de Mequinenza y en menor medida por los caudales aportados por el Segre".
Hay que subrayar que el intervalo de garantía que maneja la Confederación -entre el 23 y el 30% de las aportaciones totalestiene en cuenta la disminución de recursos hídricos provocada por el cambio climático, reducción que debe tenerse en cuenta al compararlo con la propuesta de Cataluña y con los 100 m /s vigentes desde 1998.
El documento presentado ayer por la CHE sí contiene la propuesta de caudales ecológicos para todos los tramos de río de la cuenca a excepción de los del eje del Ebro y el Segre -los que marcarán lo que ocurra en el Delta-.
Por lo demás, las grandes cifras del nuevo plan hidrológico del Ebro son las que ya publicó este periódico en junio. Actualmente, el consumo de agua de la cuenca se sitúa en el 34% de la aportación. Si se desarrollan todas las demandas futuras, ese porcentaje llegará como máximo al 49%, lo que significa que más de la mitad del agua del Ebro seguirá fluyendo por los ríos y cumpliendo sus funciones ambientales. Se pretende que el 85% de las masas de agua alcancen el buen estado en 2015. El presidente de la CHE, Rafael Romeo, confirmó ayer que el organismo de cuenca pretende cerrar en las próximas semanas el acuerdo con las comunidades y los usuarios sobre el caudal ecológico del Delta, de forma que para finales de año ya haya una propuesta de consenso que pueda ser aprobada en el futuro consejo del agua de la demarcación. Romeo hizo estas declaraciones tras la reunión del consejo del agua de la cuenca, el máximo órgano en materia de planificación hasta que se constituya el de la demarcación.
La reunión sirvió para informar favorablemente el documento preparatorio del nuevo plan hidrológico del Ebro. Con ese trámite se desbloqueó, después de casi dos años, la elaboración del futuro plan de cuenca. Ahora la CHE negociará el caudal del Delta para incorporarlo a un borrador definitivo que saldrá a información pública durante seis meses. Una vez contestadas las alegaciones, el consejo del agua de la demarcación lo aprobará inicialmente, aunque el visto bueno definitivo lo dará el Estado.