Riegos de Levante da tres meses de vida a El Hondo si no se autoriza la limpieza
Sáb, 05/03/2011
«La solución de El Hondo pasa por limpiar y regenerar el ecosistema, salvo que queramos una salina». Así de contundente se mostraba ayer el biólogo de Riegos de Levante, José Antonio Sánchez. De hecho, tanto el técnico como el portavoz de la comunidad de regantes, Ángel Urbina, sentenciaron que «estamos en un punto de no retorno: o se toman soluciones ya o El Hondo se muere». Urbina incidió en que, «mientras no se limpien los embalses, no se puede introducir agua, por lo que es urgente desecarlos y limpiar el fondo, como ya se hizo en el año 1995, y sería bueno hacerlo entre abril y mayo si la lluvia lo permite y la Generalitat nos autoriza». No obstante, se mostró optimista, ya que, como recordó, «en agosto del año pasado el conseller de Medio Ambiente, Juan Cotino, nos dio permiso, pero no se pudo hacer porque teníamos que esperar a que se secaran tras las lluvias que habían caído». En cualquier caso, afirmó que «esto es una propuesta, pero estamos abiertos a otras posibles soluciones».
Por su parte, el biólogo de Riegos de Levante explicó que, «en estos momentos, los embalses están hipersalinizados. Por ejemplo, el de Poniente tiene más de 77.000 microsiemens de conductividad, mientras que el agua del mar tiene unos 50.000. Por eso, es necesario buscar una solución, ya que, de lo contrario, en julio la máquina evaporativa que es el sol se lo comerá todo y El Hondo se convertirá en un saladar en el que la sal seguiría estando ahí mientras no se extraiga y en el que el ecosistema cambiaría». Por eso, El embalse de Poniente de El Hondo está «hipersalinizado». puntualizó que «hay que tomar una decisión ya, la que sea, o para el verano se habrá acabado todo». De momento, como señaló Urbina, Riegos de Levante continúa en conversaciones con el director general del Agua, José María Benlliure, para tratar de buscar soluciones a la gestión de El Hondo, y también para compatibilizar los usos agrícolas con los medioambientales. Así, aunque hay varias propuestas encima de la mesa, los regantes han rescatado un proyecto que ya le presentaron a la Generalitat en el año 2001 y, posteriormente, en 2009, con José Ramón García Antón como conseller, quien vio con buenos ojos el documento, como apuntó el portavoz de Riegos de Levante, pero que, sin embargo, quedó paralizado tras la muerte del responsable autonómico de Medio Ambiente.
El proyecto, según aclaró Urbina, «contempla la posibilidad de destinar en torno al 70% de los embalses propiedad de Riegos de Levante a usos medioambientales», aunque matizó que «es una propuesta y estamos abiertos a otras posibilidades».
El documento, según concretó su artífice, el biólogo de la comunidad de regantes, parte de la base de que la situación hídrica ha cambiado desde que se fundó Riegos de Levante hace unos cien años hasta hoy. «Riegos de Levante tiene la concesión de los sobrantes del río Segura, pero a la cola llega un caudal muy bajo y de muy poca calidad, por lo que, si no llueve, el volumen circulante es muy reducido. Además, el agua de los azarbes, que es agua de riego y drenaje, también tiene muy poca calidad», detalló. A ello se unen problemas toxicológicos por las acumulaciones de plomo derivadas de la práctica de la caza hasta hace unos años y la presencia de la bacteria Clostridium botulinum, responsable del botulismo, junto al conflicto de usos que se ha dado en momentos de crisis, sobre todo coincidiendo con los periodos de sequía, con el fin de tratar de decidir si se priorizaban las cuestiones agrarias o las ambientales. De esta forma, el biólogo señaló que «la solución pasa por la segregación de usos».
Lo que proponen los comuneros es destinar una parte a usos agrícolas y otra a usos ambientales. Para ello, la intención es dividir el embalse de Poniente en dos partes. La menor, con una superficie de unas 240 hectáreas y un volumen máximo de entre ocho y nueve hectómetros cúbicos, sería de uso exclusivo de los agricultores y estaría situada en la zona sur. El resto del embalse de Poniente y el de Levante quedarían para uso ambiental, lo que permitiría, según el técnico, «traer aguas que son salobres y que no pueden tener uso agrícola, pero sí ambiental, y que hasta ahora no se han traído por eso».
La propuesta contempla construir un nuevo dique para materializar la división, así como el reforzamiento de los ya existentes, que tendrían una altura de unos cuatro metros, con tierra compactada. Además, como indicó el biólogo, «los lodos infectados con materia orgánica se "encapsularían" en el centro del embalse con tierras limpias».
Por lo que respecta al espacio destinado a uso ambiental, avanzó que «se crearían pequeñas islas en las zonas donde hay problemas de plomo o de botulismo para "encapsular" también las tierras contaminadas, lo que, al mismo tiempo, favorecería la nidificación de las aves».
Ángel Urbina afirma que los agricultores cederían el 70% de las balsas de su propiedad a fines ecológicos.
Por su parte, el biólogo de Riegos de Levante explicó que, «en estos momentos, los embalses están hipersalinizados. Por ejemplo, el de Poniente tiene más de 77.000 microsiemens de conductividad, mientras que el agua del mar tiene unos 50.000. Por eso, es necesario buscar una solución, ya que, de lo contrario, en julio la máquina evaporativa que es el sol se lo comerá todo y El Hondo se convertirá en un saladar en el que la sal seguiría estando ahí mientras no se extraiga y en el que el ecosistema cambiaría». Por eso, El embalse de Poniente de El Hondo está «hipersalinizado». puntualizó que «hay que tomar una decisión ya, la que sea, o para el verano se habrá acabado todo». De momento, como señaló Urbina, Riegos de Levante continúa en conversaciones con el director general del Agua, José María Benlliure, para tratar de buscar soluciones a la gestión de El Hondo, y también para compatibilizar los usos agrícolas con los medioambientales. Así, aunque hay varias propuestas encima de la mesa, los regantes han rescatado un proyecto que ya le presentaron a la Generalitat en el año 2001 y, posteriormente, en 2009, con José Ramón García Antón como conseller, quien vio con buenos ojos el documento, como apuntó el portavoz de Riegos de Levante, pero que, sin embargo, quedó paralizado tras la muerte del responsable autonómico de Medio Ambiente.
El proyecto, según aclaró Urbina, «contempla la posibilidad de destinar en torno al 70% de los embalses propiedad de Riegos de Levante a usos medioambientales», aunque matizó que «es una propuesta y estamos abiertos a otras posibilidades».
El documento, según concretó su artífice, el biólogo de la comunidad de regantes, parte de la base de que la situación hídrica ha cambiado desde que se fundó Riegos de Levante hace unos cien años hasta hoy. «Riegos de Levante tiene la concesión de los sobrantes del río Segura, pero a la cola llega un caudal muy bajo y de muy poca calidad, por lo que, si no llueve, el volumen circulante es muy reducido. Además, el agua de los azarbes, que es agua de riego y drenaje, también tiene muy poca calidad», detalló. A ello se unen problemas toxicológicos por las acumulaciones de plomo derivadas de la práctica de la caza hasta hace unos años y la presencia de la bacteria Clostridium botulinum, responsable del botulismo, junto al conflicto de usos que se ha dado en momentos de crisis, sobre todo coincidiendo con los periodos de sequía, con el fin de tratar de decidir si se priorizaban las cuestiones agrarias o las ambientales. De esta forma, el biólogo señaló que «la solución pasa por la segregación de usos».
Lo que proponen los comuneros es destinar una parte a usos agrícolas y otra a usos ambientales. Para ello, la intención es dividir el embalse de Poniente en dos partes. La menor, con una superficie de unas 240 hectáreas y un volumen máximo de entre ocho y nueve hectómetros cúbicos, sería de uso exclusivo de los agricultores y estaría situada en la zona sur. El resto del embalse de Poniente y el de Levante quedarían para uso ambiental, lo que permitiría, según el técnico, «traer aguas que son salobres y que no pueden tener uso agrícola, pero sí ambiental, y que hasta ahora no se han traído por eso».
La propuesta contempla construir un nuevo dique para materializar la división, así como el reforzamiento de los ya existentes, que tendrían una altura de unos cuatro metros, con tierra compactada. Además, como indicó el biólogo, «los lodos infectados con materia orgánica se "encapsularían" en el centro del embalse con tierras limpias».
Por lo que respecta al espacio destinado a uso ambiental, avanzó que «se crearían pequeñas islas en las zonas donde hay problemas de plomo o de botulismo para "encapsular" también las tierras contaminadas, lo que, al mismo tiempo, favorecería la nidificación de las aves».
Ángel Urbina afirma que los agricultores cederían el 70% de las balsas de su propiedad a fines ecológicos.