Mejorar la gestión del agua en la cuenca del Miño-Sil costaría 840 millones
Jue, 16/12/2010
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, Francisco Fernández Liñares, y el jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica, José Álvarez Díaz, presentaron ayer la propuesta de proyecto del Plan Hidrológico de la cuenca 2010-2015. En la misma jornada se inició el trámite de exposición pública que durará un período de seis meses, lo que supone que podría entrar en vigor a mediados del 2012. El resultado final será el que rija la administración del agua en los próximos años. Varios son los motivos de la necesidad de establecer una nueva normativa -la anterior data del 98- con el fin de adaptarse al marco de la Unión Europea, pero sobre todo, adaptarse a la realidad del cambio climático. En este sentido, el presidente de la Confederación Hidrográfica subrayó que la subida de las temperaturas y la bajada en las precipitaciones son ya una realidad que va a incidir en el futuro del agua en Galicia. Las actuaciones necesarias para que las cuencas del MiñoSil se encuentren en buen estado una vez se ponga en marcha el plan necesitará en principio de una inversión de 849 millones de euros. «Se trata de 1.491 actuaciones agrupadas en más de 1.032 medidas, cuya ejecución supondrá una inversión de 897.386.289,41 millones de euros. Son, principalmente, actuaciones de abastecimiento y saneamiento que debieran llevar a cabo las diferentes administraciones públicas para lograr, bien la mejora de la calidad de las masas de agua o, donde corresponda, intentar que su estado sea óptimo», explicó ayer el jefe de la Ofi cina de Planifi cación Hidrológica, José Álvarez Díaz. La dispersión geográfi ca y la existencia de concellos con pocos habitantes son algunos de los principales inconvenientes de las localidades pertenecientes a la cuenca Miño-Sil. «Habrá que tomar medidas tecnológicamente innovadoras, buscar una solución técnica para resolver los problemas de saneamiento», explicó José Álvarez Díaz. Una de las novedades principales del plan tiene que ver con los cauces ecológicos. Los caudales mínimos distribuidos temporalmente deben ser superados para mantener la diversidad del hábitat y su conectividad y los caudales máximos no deben ser superados para proteger a las especies autóctonas más vulnerables. La demarcación hidrográfica comprende una superficie de 17.619 kilómetros cuadrados, incluyendo una parte continental y una parte asociada a las masas de agua de transición y a la masa de agua costera. Una parte importante de su superficie corresponde a Galicia y extensiones reducidas a Castilla y León y Asturias. Engloba 210 municipios, de los que 118 se encuentran íntegramente dentro de su ámbito territorial.
LA FRASE
La inundabilidad de los ríos es otro de los temas que se trató en la jornada de ayer, durante la presentación del plan hidrológico. El presidente de la Confederación Hidrográfi ca MiñoSil, Francisco Fernández Liñares, afirmó que «La confederación tiene un manía con las zonas inundables» y aseguró que en el caso de las termas las inundaciones son inevitables. «La sociedad moderna legisla para evitar problemas de inundabilidad, pero tenemos obras en zonas inundables».
En el caso concreto de las inundaciones de las termas explicó que existe una hidroeléctrica aguas arriba que no tiene restricciones con respecto a las termas. «Hay problemas que no tienen solución. No estamos hablando de una situación fácil porque las termas no están en donde deberían de estar», subrayó para indicar que en este caso hay dos derechos -los de una empresa y los de una zona de ocio-, pero que el del río es el que tiene que tenerse en cuenta. La normativa que regirá los caudales de los ríos tras la puesta en marcha del plan hidrológico afectará de forma importante el trabajo de las empresas hidroeléctricas. Las que ya existen deberán cumplir con los caudales ecológicos, base fundamental de la normativa y por lo tanto desde la confederación se será muy vigilante. «Se va ser muy restrictivo con la concesión de hidroeléctricas Todas tendrán que pasar el estudio de protección ambiental», aseguró Francisco Fernández Liñares que añadió que aquellas a las que se autorice el uso de los ríos tendrán que cumplir con las normas existentes.
En cuanto a las empresas que ya trabajan en los ríos ourensanos y que tendrán que ajustarse a la nueva normativa y a la posibilidad de que pidan indemnizaciones, Fernández Liñares fue concreto: «No partimos del supuesto de indemnizar a nadie».
Respecto a las zonas más problemáticas en cuanto a la contaminación, el presidente de la confederación aseguró que no se puede hablar de ríos en concretos sino de tramos. En este sentido apuntó tres zonas de especial incidencia por tener unas características propias.
En primer lugar destacó la zona del Bajo Miño y en concreto al río Louro que, según subrayó, cuenta con diferentes fuentes de contaminación. En cuanto a la zona de A Limia, apuntó que el cultivo de la patata provoca vertidos contaminantes al río, una situación que se intenta corregir en la actualidad con un depuradora en obras a la que se intenta introducir distintas mejoras técnicas.
En cuanto al río Sil, los sectores del carbón y de la pizarra tienen mucho que mejorar en lo relativo a los vertidos y al almacenamientos de los restos. Finalmente, y ya en la provincia de Lugo, en la Terra Chá -Miño Alto-, Francisco Fernández apuntó las consecuencias de la ganadería lechera a través de los purines. Dentro de estas zonas determinadas, los más afectados son los ríos y los a? uentes que las bañan.
LA FRASE
La inundabilidad de los ríos es otro de los temas que se trató en la jornada de ayer, durante la presentación del plan hidrológico. El presidente de la Confederación Hidrográfi ca MiñoSil, Francisco Fernández Liñares, afirmó que «La confederación tiene un manía con las zonas inundables» y aseguró que en el caso de las termas las inundaciones son inevitables. «La sociedad moderna legisla para evitar problemas de inundabilidad, pero tenemos obras en zonas inundables».
En el caso concreto de las inundaciones de las termas explicó que existe una hidroeléctrica aguas arriba que no tiene restricciones con respecto a las termas. «Hay problemas que no tienen solución. No estamos hablando de una situación fácil porque las termas no están en donde deberían de estar», subrayó para indicar que en este caso hay dos derechos -los de una empresa y los de una zona de ocio-, pero que el del río es el que tiene que tenerse en cuenta. La normativa que regirá los caudales de los ríos tras la puesta en marcha del plan hidrológico afectará de forma importante el trabajo de las empresas hidroeléctricas. Las que ya existen deberán cumplir con los caudales ecológicos, base fundamental de la normativa y por lo tanto desde la confederación se será muy vigilante. «Se va ser muy restrictivo con la concesión de hidroeléctricas Todas tendrán que pasar el estudio de protección ambiental», aseguró Francisco Fernández Liñares que añadió que aquellas a las que se autorice el uso de los ríos tendrán que cumplir con las normas existentes.
En cuanto a las empresas que ya trabajan en los ríos ourensanos y que tendrán que ajustarse a la nueva normativa y a la posibilidad de que pidan indemnizaciones, Fernández Liñares fue concreto: «No partimos del supuesto de indemnizar a nadie».
Respecto a las zonas más problemáticas en cuanto a la contaminación, el presidente de la confederación aseguró que no se puede hablar de ríos en concretos sino de tramos. En este sentido apuntó tres zonas de especial incidencia por tener unas características propias.
En primer lugar destacó la zona del Bajo Miño y en concreto al río Louro que, según subrayó, cuenta con diferentes fuentes de contaminación. En cuanto a la zona de A Limia, apuntó que el cultivo de la patata provoca vertidos contaminantes al río, una situación que se intenta corregir en la actualidad con un depuradora en obras a la que se intenta introducir distintas mejoras técnicas.
En cuanto al río Sil, los sectores del carbón y de la pizarra tienen mucho que mejorar en lo relativo a los vertidos y al almacenamientos de los restos. Finalmente, y ya en la provincia de Lugo, en la Terra Chá -Miño Alto-, Francisco Fernández apuntó las consecuencias de la ganadería lechera a través de los purines. Dentro de estas zonas determinadas, los más afectados son los ríos y los a? uentes que las bañan.