La Albufera renace como santuario de aves gracias innovadores filtros verdes
Mié, 02/02/2011
Cerca de 70.000 aves acuáticas han vuelto a sentir como un hogar La Albufera de Valencia, el tercer humedal más importante de España, que ha recuperado la apariencia con la que Blasco Ibáñez lo describía a comienzos del siglo XX en su novela "Cañas y Barro" gracias a un innovador sistema de filtros verdes.
El renovado espectáculo de la estilosa garza real asomándose a las ramblas o de bandadas de flamencos compitiendo por la comida en los arrozales ha sido posible gracias al proyecto de conservación que impulsan SEO/BirdLife, la dirección del parque natural, la Confederación Hidrográfica del Júcar y entidades privadas como Carrefour.
Esta bellísima escenografía natural -incluso en grises días de lluvia- había desaparecido prácticamente de esta laguna litoral rodeada de arrozales y cerrada al mar por una barra arenosa, a diez kilómetros de Valencia.
Según explica Mario Giménez, delegado de SEO/BirdLife en la Comunidad Valenciana, los vertidos de aguas residuales urbanas, los retornos de los regadíos de la zona y el descenso de los aportes naturales del río Júcar en los últimos 30 años, fundamentalmente, habían contaminando las aguas de La Albufera y acabado con sus ecosistemas.
Este espacio natural único empezaba a perder los valores por los que hace 25 años fue declarado Parque Natural: sus plantas acuáticas y sus peces desaparecían, las especies invasoras campaban a sus anchas y las aves pasaban de largo al dejar de divisar en sus más de 21.000 hectáreas de aguas cristalinas ese "espejo del sol" con el que compararon La Albufera varios poetas árabes.
Hace dos años, los responsables del parque, de la Confederación, y de las ONG aunaron fuerzas en un proyecto que ha demostrado que "con una gestión adecuada" se puede recuperar un espacio "absolutamente deteriorado".
Entre las acciones más novedosas: un sistema de "filtros verdes" por el que agua que llega al humedal pasa antes por unas parcelas plagadas de plantas acuáticas que actúan como "depuradoras" atrapando el exceso de nutrientes que transporta el agua (nitratos y fosfatos).
"Ese sistema, junto con las abundantes lluvias de los últimos años, la modernización de regadíos, depuradoras y colectores, y el menor uso de fertilizantes, ha mejorado notablemente el estado del lago en los últimos años", explica José Segarra, director del Parque Natural.
Gracias a ello, se han duplicado las parejas reproductoras de pato colorado en dos años, ha mejorado la reproducción de especies en extinción como la focha moruna, la cerceta pardilla, la gaviota cabecinegra o la gaviota de Audouin; y, entre otras cosas, el Parque Natural ha recuperado su puesto como "lugar más importante en España" para la invernada del cormorán grande, la garceta común o la garza real.
Por eso, el responsable de Políticas Ambientales de SEO/BirdLife, David Howell, ha insistido en que la elaboración de los nuevos planes de cuenca deben ir, como exige la Directiva Marco del Agua, orientada a la conservación de los humedales.
Y es que preservar humedales como el de La Albufera, es también "conservar el patrimonio social, cultural y económico", ha declarado Howell.
El renovado espectáculo de la estilosa garza real asomándose a las ramblas o de bandadas de flamencos compitiendo por la comida en los arrozales ha sido posible gracias al proyecto de conservación que impulsan SEO/BirdLife, la dirección del parque natural, la Confederación Hidrográfica del Júcar y entidades privadas como Carrefour.
Esta bellísima escenografía natural -incluso en grises días de lluvia- había desaparecido prácticamente de esta laguna litoral rodeada de arrozales y cerrada al mar por una barra arenosa, a diez kilómetros de Valencia.
Según explica Mario Giménez, delegado de SEO/BirdLife en la Comunidad Valenciana, los vertidos de aguas residuales urbanas, los retornos de los regadíos de la zona y el descenso de los aportes naturales del río Júcar en los últimos 30 años, fundamentalmente, habían contaminando las aguas de La Albufera y acabado con sus ecosistemas.
Este espacio natural único empezaba a perder los valores por los que hace 25 años fue declarado Parque Natural: sus plantas acuáticas y sus peces desaparecían, las especies invasoras campaban a sus anchas y las aves pasaban de largo al dejar de divisar en sus más de 21.000 hectáreas de aguas cristalinas ese "espejo del sol" con el que compararon La Albufera varios poetas árabes.
Hace dos años, los responsables del parque, de la Confederación, y de las ONG aunaron fuerzas en un proyecto que ha demostrado que "con una gestión adecuada" se puede recuperar un espacio "absolutamente deteriorado".
Entre las acciones más novedosas: un sistema de "filtros verdes" por el que agua que llega al humedal pasa antes por unas parcelas plagadas de plantas acuáticas que actúan como "depuradoras" atrapando el exceso de nutrientes que transporta el agua (nitratos y fosfatos).
"Ese sistema, junto con las abundantes lluvias de los últimos años, la modernización de regadíos, depuradoras y colectores, y el menor uso de fertilizantes, ha mejorado notablemente el estado del lago en los últimos años", explica José Segarra, director del Parque Natural.
Gracias a ello, se han duplicado las parejas reproductoras de pato colorado en dos años, ha mejorado la reproducción de especies en extinción como la focha moruna, la cerceta pardilla, la gaviota cabecinegra o la gaviota de Audouin; y, entre otras cosas, el Parque Natural ha recuperado su puesto como "lugar más importante en España" para la invernada del cormorán grande, la garceta común o la garza real.
Por eso, el responsable de Políticas Ambientales de SEO/BirdLife, David Howell, ha insistido en que la elaboración de los nuevos planes de cuenca deben ir, como exige la Directiva Marco del Agua, orientada a la conservación de los humedales.
Y es que preservar humedales como el de La Albufera, es también "conservar el patrimonio social, cultural y económico", ha declarado Howell.