El Ministerio de Medio Ambiente ha dado un nuevo paso para la puesta en marcha de la desalinizadora de Mutxamel y ha iniciado la construcción de la estación de bombeo en la desembocadura del río Seco, en el término de El Campello. Los trabajos empezaron hace unas semanas y el proyecto finalmente se ha modificado a petición del Ayuntamiento, con el objetivo de suavizar su impacto visual.
La maquinaria pesada está trabajando en la orilla para construir esta infraestructura imprescindible para que pueda operar la planta que se está levantando en Mutxamel. Su función es recoger agua del mar a través de sus captadores y bombearla por las conducciones que se han soterrado por el cauce del río Seco hasta la desalinizadora. Del mismo modo se encargará el verter 300 metros mar adentro la salmuera que genere la planta.
Se espera que tanto la estación de bombeo como el complejo de desalinización estén terminados en noviembre de este año, con más de dos años de retraso. Pero aún quedan por concretarse las obras complementarias que deben permitir la distribución del agua a las diferentes poblaciones, unos trabajos que aún no están aprobados.
El proyecto inicial de la estación de bombeo contemplaba que el complejo se ubicara al final del espigón y al nivel del mar, lo que suponía un gran impacto visual en una zona turística a caballo entre las playas del Carrerlamar y Muchavista. De haberse llevado a cabo hubiera supuesto una estructura de 216 metros cuadrados y siete metros de altura, pero el Ayuntamiento solicitó al Ministerio que se modificara el proyecto y se llevara soterrada y a la desembocadura del río Seco, petición que fue aceptada.
Durante los meses anteriores se han estado instalando las conducciones en el cauce del río Seco que llevarán la materia prima a la planta y devolverá al mar la salmuera, y que pasan por los términos municipales de Mutxamel, Sant Joan y El Campello. Del mismo modo los trabajos de la planta en sí, que arrancaron en 2009, prosiguen en el paraje de El Cantalar, en Mutxamel, junto al río Seco.
La planta generará un caudal de 17,5 hectómetros cúbicos de agua destinada íntegramente al abastecimiento de unas 200.000 personas de la comarca de l'Alacantí. Además, podrá abastecer a Benidorm en caso de emergencia.

Acuíferos sobreexplotados

El presupuesto de la obra asciende a 60 millones de euros y se espera que permita la recuperación de los acuíferos subterráneos, de los que se abastece actualmente la comarca y que se encuentran sobreexplotados.
La obra consiste en una desalinizadora de agua de mar por osmosis inversa, con una capacidad de producción de 50.000 metros cúbicos diarios en cinco líneas de producción.
El polémico Plan Rabasa de Alicante, que necesita 5,5 hm3 para sus 13.500 vivendas, contempla recibir agua de esta planta.