La Niña y la temporada ciclónica
Jue, 28/04/2011
Prensa Latina
Nos referimos a los augurios hechos por el equipo del Doctor Philib Klotzbach y William Gray, de la Universidad Estatal estadounidense de Colorado, con prestigio de dar en el clavo con frecuencia. Ellos anunciaron una temporada 2011 con actividad por encima de lo normal.
Se añadió que en la etapa, corriente del primero de junio al 30 de noviembre, como de costumbre, cabría esperar unas 17 tormentas con nombre, es decir, con vientos a partir de los 63 kilómetros por hora.
De ellos, nueve tendrán posibilidades de convertirse en huracanes (por encima de los 119 kilómetros por hora), cinco de los cuales podrían ser de gran potencia, con categorías superiores a tres en la escala de Saffir-Simpson, que contempla cinco gradaciones.
Se llega a la categoría tres a partir de vientos sostenibles de 178 kilómetros por hora. Para llegar a la cinco habría que registrarse vientos de más de 250 kilómetros.
Los argumentos que utilizan para elaborar este pronóstico se fundamentan principalmente en que es poco probable que las condiciones del Océano Pacifico Ecuatorial evolucionen hacia un evento El Niño Oscilación del Sur.
De acuerdo con la mayoría de los modelos de predicción dinámicos y estadísticos, las condiciones del Pacífico se mantendrán en valores muy cercanos al promedio.
Además, se espera que el Océano Atlántico continúe más cálido que el promedio comparados con registros de otros años.
Pero no sólo se conocieron esos pronósticos. Tropical Storm Risk (TSR), una empresa con base en el Colegio Universitario de Reino Unido, que se ocupa de seguros, manejo de riesgos y pronósticos del clima, hizo estimados parecidos.
El reporte de la Tropical Storms Risk sugiere una temporada 40 por ciento por encima de la media histórica de 1950 a 2010, con 15,6 tormentas tropicales, 8,4 huracanes y cuatro huracanes mayores.
Influencias de La Niña
El planeta vive en la actualidad las consecuencias moderadas del evento climático La Niña, actualmente debilitado e iniciado en julio de 2010 con voluminosas y perjudiciales lluvias en Paquistán.
- Al fenómeno de La Niña en curso, se le valora como la más severa anomalía de su tipo, en una década.
- Sería responsable de las inundaciones que afectaron además a Australia, Colombia, Venezuela y Brasil, entre otras naciones.
- Debe disiparse por completo en junio, según estimados del Centro de Predicción del Clima de Estados Unidos.
El fenómeno se caracteriza por un enfriamiento inusual de las aguas superficiales del Océano Pacífico tropical. De modo que la temperatura del agua incide sobre la presión atmosférica y los vientos, y esto desencadena a su vez en cambios climáticos en muchos lugares del mundo.
La cizalla del viento ?la diferencia entre la fuerza del viento a baja y mayor altura? aumenta en el Pacífico y se reduce en el Atlántico, indican expertos.
Una cizalla fuerte reduce los huracanes al volverlos incapaces de elevarse, en tanto una cizalla menor significa que el huracán puede elevarse y cobrar fuerza.
Por eso, según el centro, "tiende a haber más huracanes en el Atlántico durante La Niña "debido a la ampliación de la zona de cizallas eólicas verticales bajas". Además, se forman más huracanes en el trópico a partir de ondas orientales africanas.
Sin embargo, hasta los propios especialistas aconsejan tomar con reservas y sentido común los resultados de las proyecciones a largo plazo, teniendo en cuenta las variaciones en distribución e intensidad de los patrones de circulación de la atmósfera y el océano.
De modo que los anticipados pronósticos deben valorarse como una suerte de preámbulo orientador, esperando más precisiones a fines de mayo, como de costumbre.
Nada de decir cuantos ciclones tropicales pueden afectar territorio alguno, ni ahora, ni más adelante. Sobre todo cuando también influye el componente adicional de la perturbadora Niña, ahora debilitada.
Se añadió que en la etapa, corriente del primero de junio al 30 de noviembre, como de costumbre, cabría esperar unas 17 tormentas con nombre, es decir, con vientos a partir de los 63 kilómetros por hora.
De ellos, nueve tendrán posibilidades de convertirse en huracanes (por encima de los 119 kilómetros por hora), cinco de los cuales podrían ser de gran potencia, con categorías superiores a tres en la escala de Saffir-Simpson, que contempla cinco gradaciones.
Se llega a la categoría tres a partir de vientos sostenibles de 178 kilómetros por hora. Para llegar a la cinco habría que registrarse vientos de más de 250 kilómetros.
Los argumentos que utilizan para elaborar este pronóstico se fundamentan principalmente en que es poco probable que las condiciones del Océano Pacifico Ecuatorial evolucionen hacia un evento El Niño Oscilación del Sur.
De acuerdo con la mayoría de los modelos de predicción dinámicos y estadísticos, las condiciones del Pacífico se mantendrán en valores muy cercanos al promedio.
Además, se espera que el Océano Atlántico continúe más cálido que el promedio comparados con registros de otros años.
Pero no sólo se conocieron esos pronósticos. Tropical Storm Risk (TSR), una empresa con base en el Colegio Universitario de Reino Unido, que se ocupa de seguros, manejo de riesgos y pronósticos del clima, hizo estimados parecidos.
El reporte de la Tropical Storms Risk sugiere una temporada 40 por ciento por encima de la media histórica de 1950 a 2010, con 15,6 tormentas tropicales, 8,4 huracanes y cuatro huracanes mayores.
Influencias de La Niña
El planeta vive en la actualidad las consecuencias moderadas del evento climático La Niña, actualmente debilitado e iniciado en julio de 2010 con voluminosas y perjudiciales lluvias en Paquistán.
- Al fenómeno de La Niña en curso, se le valora como la más severa anomalía de su tipo, en una década.
- Sería responsable de las inundaciones que afectaron además a Australia, Colombia, Venezuela y Brasil, entre otras naciones.
- Debe disiparse por completo en junio, según estimados del Centro de Predicción del Clima de Estados Unidos.
El fenómeno se caracteriza por un enfriamiento inusual de las aguas superficiales del Océano Pacífico tropical. De modo que la temperatura del agua incide sobre la presión atmosférica y los vientos, y esto desencadena a su vez en cambios climáticos en muchos lugares del mundo.
La cizalla del viento ?la diferencia entre la fuerza del viento a baja y mayor altura? aumenta en el Pacífico y se reduce en el Atlántico, indican expertos.
Una cizalla fuerte reduce los huracanes al volverlos incapaces de elevarse, en tanto una cizalla menor significa que el huracán puede elevarse y cobrar fuerza.
Por eso, según el centro, "tiende a haber más huracanes en el Atlántico durante La Niña "debido a la ampliación de la zona de cizallas eólicas verticales bajas". Además, se forman más huracanes en el trópico a partir de ondas orientales africanas.
Sin embargo, hasta los propios especialistas aconsejan tomar con reservas y sentido común los resultados de las proyecciones a largo plazo, teniendo en cuenta las variaciones en distribución e intensidad de los patrones de circulación de la atmósfera y el océano.
De modo que los anticipados pronósticos deben valorarse como una suerte de preámbulo orientador, esperando más precisiones a fines de mayo, como de costumbre.
Nada de decir cuantos ciclones tropicales pueden afectar territorio alguno, ni ahora, ni más adelante. Sobre todo cuando también influye el componente adicional de la perturbadora Niña, ahora debilitada.