Un estudio universitario alerta de nuevas inundaciones catastróficas
Lun, 16/05/2011
"La capital tinerfeña está cada vez menos preparada para enfrentarse a la lluvia. Y además, conforme pasa el tiempo, no hace falta que éstas sean muy intensas para que exista un importante riesgo para la población". Lo advierte la catedrática de Geografía Física y profesora de la Universidad de La Laguna María Victoria Marzol Jaén, autora de la investigación Lluvias e Inundaciones en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, que elaboró para el Congreso de la Sociedad Aunque ya no sea la época en la que más precipitaciones se producen en la capital, María Victoria Marzol aprovecha para pedir a los ciudadanos y a la administración que respeten de una vez el medio natural, sobre todo los barrancos, y que se tenga en cuenta que"aquí se da una circunstancia muy especial, la irregularidad de las lluvias".
"Se tiene la idea de que cae muy poca agua, pero ha quedado demostrado con el paso del tiempo que cada año hay unos días tremendamente lluviosos, para los que no estamos preparados. Fue lo que ocurrió por ejemplo el 31 de marzo de 2002", alerta Marzol.
Esta profesora de Geografía explica en su investigación que Santa Cruz tiene un clima con moderadas temperaturas, que sólo suben en algunos días calurosos del verano, y unas escasas precipitaciones, cuya media anual es de 233 milímetros. Sin embargo, añade, esa poca "pluviosidad media" oculta "el enorme peligro" que se deriva de su distribución: un porcentaje elevado de la misma cae en cortos espacios de tiempo. Y es que el 25 % de las precipitaciones que caen en un año se suelen producir en un solo día. "La lluvia en la capital tiene una elevada intensidad, cae con una irregularidad espacial y presenta una notable disparidad interanual. Este último rasgo, por el riesgo de inundaciones que entraña, es el que con más gravedad altera la vida cotidiana de esta ciudad", dice.
Pero es que además, continúa la catedrática, en Santa Cruz "se han alicatado las vertientes". "Se ha construido en barrancos sin respeto alguno, se han maltratado los cauces, sin ser conscientes del gran peligro que esto entraña.Y además, cuatro de los seis barrancos más importantes de la ciudad están abovedados, es decir, están enterrados debajo de calles o carreteras. La situación es grave", indica.
Reconoce que el Consejo Insular de Aguas "está interviniendo en este sentido", pero aún así, Marzol cree que ya es demasiado tarde. Para la profesora la solución pasa porque los barrancos recuperen sus cauces.
Esta catedrática explica que ya con 50 milímetros que caigan en la capital se pueden"producir importantes problemas, graves inundaciones", e incluso con menos. "Y para que vuelva a ocurrir lo de 2002 no será necesario esperar mucho tiempo. El peligro por inundaciones está ahí", sentencia.
Los meses más lluviosos de Santa Cruz son diciembre, noviembre, enero y febrero. La torrencialidad es otro de los rasgos más característicos de la lluvia, sobre todo en las vertientes orientales de cada Isla y en los sectores de cumbre de aquellas que sobrepasan los 1.000 metros de latitud. La capital tinerfeña está en el primer grupo y "por eso no es extraño" que, a pesar de que ninguna de las doce medias mensuales superen los 50 milímetros, haya meses en los que se ha cuadruplicado y quintuplicado ese valor, explica Marzol. "Preocupa, sobre todo por tratarse de un medio urbano en el que la lluvia intensa tiene graves consecuencias, que esa torrencialidad se repita a escala diaria puesto que ha habido fechas, cinco en 71 años, en las que se han superado los 100 milímetros en menos de 24 horas. El agua caída en estos días supone cerca del 80% de la llovida en ese mes, como ocurrió el 7 de febrero de 1973, día en el que llovió el 54% de las precipitaciones de todo el año", añade.
El mes de diciembre es el que tiene más probabilidad de que se produzca el día más lluvioso del año en Santa Cruz, seguido muy cerca por noviembre y algo más lejos por febrero y enero. "El análisis de la cuantía de agua que cae durante esa jornada indica que lo habitual es que en esta ciudad esa fecha tenga una intensidad entre 20 y 40 milímetros en 24 horas. Ahora bien, el número de veces en las que ha llovido más de 50 milímetros es tan elevado, que merece ser tenido en cuenta en razón al riesgo que tiene Santa Cruz de inundarse. Y la probabilidad de que se produzca una precipitación superior a 100 milímetros en 24 horas en la capital tinerfeña es bastante alta", insiste. "Es importante que seamos conscientes de estos datos", advierte Victoria Marzol.
"Se tiene la idea de que cae muy poca agua, pero ha quedado demostrado con el paso del tiempo que cada año hay unos días tremendamente lluviosos, para los que no estamos preparados. Fue lo que ocurrió por ejemplo el 31 de marzo de 2002", alerta Marzol.
Esta profesora de Geografía explica en su investigación que Santa Cruz tiene un clima con moderadas temperaturas, que sólo suben en algunos días calurosos del verano, y unas escasas precipitaciones, cuya media anual es de 233 milímetros. Sin embargo, añade, esa poca "pluviosidad media" oculta "el enorme peligro" que se deriva de su distribución: un porcentaje elevado de la misma cae en cortos espacios de tiempo. Y es que el 25 % de las precipitaciones que caen en un año se suelen producir en un solo día. "La lluvia en la capital tiene una elevada intensidad, cae con una irregularidad espacial y presenta una notable disparidad interanual. Este último rasgo, por el riesgo de inundaciones que entraña, es el que con más gravedad altera la vida cotidiana de esta ciudad", dice.
Pero es que además, continúa la catedrática, en Santa Cruz "se han alicatado las vertientes". "Se ha construido en barrancos sin respeto alguno, se han maltratado los cauces, sin ser conscientes del gran peligro que esto entraña.Y además, cuatro de los seis barrancos más importantes de la ciudad están abovedados, es decir, están enterrados debajo de calles o carreteras. La situación es grave", indica.
Reconoce que el Consejo Insular de Aguas "está interviniendo en este sentido", pero aún así, Marzol cree que ya es demasiado tarde. Para la profesora la solución pasa porque los barrancos recuperen sus cauces.
Esta catedrática explica que ya con 50 milímetros que caigan en la capital se pueden"producir importantes problemas, graves inundaciones", e incluso con menos. "Y para que vuelva a ocurrir lo de 2002 no será necesario esperar mucho tiempo. El peligro por inundaciones está ahí", sentencia.
Los meses más lluviosos de Santa Cruz son diciembre, noviembre, enero y febrero. La torrencialidad es otro de los rasgos más característicos de la lluvia, sobre todo en las vertientes orientales de cada Isla y en los sectores de cumbre de aquellas que sobrepasan los 1.000 metros de latitud. La capital tinerfeña está en el primer grupo y "por eso no es extraño" que, a pesar de que ninguna de las doce medias mensuales superen los 50 milímetros, haya meses en los que se ha cuadruplicado y quintuplicado ese valor, explica Marzol. "Preocupa, sobre todo por tratarse de un medio urbano en el que la lluvia intensa tiene graves consecuencias, que esa torrencialidad se repita a escala diaria puesto que ha habido fechas, cinco en 71 años, en las que se han superado los 100 milímetros en menos de 24 horas. El agua caída en estos días supone cerca del 80% de la llovida en ese mes, como ocurrió el 7 de febrero de 1973, día en el que llovió el 54% de las precipitaciones de todo el año", añade.
El mes de diciembre es el que tiene más probabilidad de que se produzca el día más lluvioso del año en Santa Cruz, seguido muy cerca por noviembre y algo más lejos por febrero y enero. "El análisis de la cuantía de agua que cae durante esa jornada indica que lo habitual es que en esta ciudad esa fecha tenga una intensidad entre 20 y 40 milímetros en 24 horas. Ahora bien, el número de veces en las que ha llovido más de 50 milímetros es tan elevado, que merece ser tenido en cuenta en razón al riesgo que tiene Santa Cruz de inundarse. Y la probabilidad de que se produzca una precipitación superior a 100 milímetros en 24 horas en la capital tinerfeña es bastante alta", insiste. "Es importante que seamos conscientes de estos datos", advierte Victoria Marzol.