SMAGUA 2006
SMAGUA 2006
Mar, 28/03/2006 / Vie, 31/03/2006
La determinación de los microntaminantes orgánicos en el agua ha ido evolucionando en la medida que los procedimientos analíticos han progresado en sensibilidad y fiabilidad, permitiendo detectar la presencia de compuestos indeseables en el agua.
A su vez, la legislación europea, primero por medio de las denominadas lista negra y gris y, posteriormente, a través de los parámetros para el agua de consumo humano, unida a la legislación española y autonómica, ha ampliado progresivamente el listado de sustancias químicas a controlar, especialmente en el ámbito de las aguas residuales. El resultado final ha sido un largo listado de parámetros específicos referenciados, con una clara tendencia a incrementar su longitud y, simultáneamente, a reducir las concentraciones límite admisibles.
Además existen los denominados microcontaminantes emergentes, ya referenciados en la Directiva Marco del Agua, cuyas técnicas analíticas y límites admisibles están ahora en discusión, habiéndose previsto su progresiva implantación durante los próximos diez años.
La consecuencia más inmediata de esta realidad es que el responsable de la gestión del agua en cualquiera de sus ámbitos, bien sea en las aguas superficiales, subterráneas, potables, industriales o residuales, tiene ante sí un reto importante al tener la necesidad de controlar los microcontaminantes orgánicos.
A su vez, la legislación europea, primero por medio de las denominadas lista negra y gris y, posteriormente, a través de los parámetros para el agua de consumo humano, unida a la legislación española y autonómica, ha ampliado progresivamente el listado de sustancias químicas a controlar, especialmente en el ámbito de las aguas residuales. El resultado final ha sido un largo listado de parámetros específicos referenciados, con una clara tendencia a incrementar su longitud y, simultáneamente, a reducir las concentraciones límite admisibles.
Además existen los denominados microcontaminantes emergentes, ya referenciados en la Directiva Marco del Agua, cuyas técnicas analíticas y límites admisibles están ahora en discusión, habiéndose previsto su progresiva implantación durante los próximos diez años.
La consecuencia más inmediata de esta realidad es que el responsable de la gestión del agua en cualquiera de sus ámbitos, bien sea en las aguas superficiales, subterráneas, potables, industriales o residuales, tiene ante sí un reto importante al tener la necesidad de controlar los microcontaminantes orgánicos.
(Zaragoza
, España)
n.martin@rbi.es