The City of Salvatierra save a million a year
Mon, 02/01/2012
Iñaki Beraza ha retomado con normalidad su trabajo como profesor tras abandonar la Alcaldía de Salvatierra, cargo que ostentó los últimos 24 años, hasta el pasado junio. Eso sí, continúa vinculado a la actividad municipal, como concejal del PNV, pero también ha defendido las siglas de AGA (Agurain Guztion Artea) y EA.
Su larga trayectoria en el Consistorio le ha servido para obtener un profundo conocimiento del terreno en el que se mueve y afirma, rotundo, que «el Ayuntamiento de Agurain esta saneado. Tiene un ahorro de un millón de euros al año y es capaz de generar recursos».
Sus tesis desmontan los argumentos tanto de la actual alcaldesa, Maider García de Vicuña (Bildu), como del diputado de Administración Local, Javier Ruiz de Arbulo (PP), que han dibujado un escenario en Salvatierra, respecto a la tesorería municipal, cercano a la quiebra. De hecho, y según las versiones de ambos, la capital de La Llanada figura entre los municipios con peor situación financiera en Álava. Pero Beraza lo desmiente e insiste en los argumentos ya expuestos. -¿Cómo se explica que se diga que la deuda asciende a tres millones? -Si descontamos todos los gastos de sueldos, contratos y subcontratos, consumos y amortizaciones a los ingresos, nos sobra un millón de euros. Dinero con el que hemos invertido en obras estos años. Todas las inversiones realizadas en el municipio han estado subvencionadas. Aún así, el Consistorio tenía que asumir un porcentaje que es el que ha generado su endeudamiento. Jamás hemos pedido nada para el gasto corriente y las inversiones están ahí. Se pueden ver y los vecinos las disfrutan.
Aún así, Beraza sostiene que el endeudamiento municipal «es del 7,4%, cuando el límite legal es del 25%». Por ello considera que la de Salvatierra es una de las situaciones financieras más saneadas del territorio. Y respecto a los tres millones de euros de deuda, argumenta que «uno se ha generado por una sentencia desfavorable al Gobierno vasco sobre una expropiación que tuvimos que pagar para ampliar el cementerio, la cual fue fruto de una decisión tomada de forma popular».
IÑAKI CERRAJERÍA Por ello critica la decisión del actual equipo de gobierno municipal de «pedir un millón de euros. Me parece lamentable». No obstante, el exregidor sí admite que es posible que el Ayuntamiento necesite un crédito a corto plazo, que se resolverá cuando reciba ingresos a través de las vías habituales de financiación desde la Diputación.
Y como muestra de su gestión, Beraza se remite, orgulloso, a las inversiones realizadas en Salvatierra en las dos ultimas décadas. «Hemos gastado mucho dinero en mejorar el abastecimiento de agua en Alangua y Eguileor», recuerda. Y asegura que la generación de nuevas infraestructuras no supone un coste adicional de mantenimiento para el Consistorio. «Hemos mejorado el consumo energético y estamos generando dinero porque no se gasta tanto».
Actuaciones que no han supuesto un incremento en costes de personal «porque los servicios se han subcontratado y el Ayuntamiento sigue manteniendo 5 funcionarios». Otro tanto ocurre con el sistema de recogida neumática de basuras, en el que la Corporación apenas hizo gastos en las obras del tendido de tres kilómetros de tuberías porque la central de recogida la construyó la empresa que se encarga de la gestión.
Su larga trayectoria en el Consistorio le ha servido para obtener un profundo conocimiento del terreno en el que se mueve y afirma, rotundo, que «el Ayuntamiento de Agurain esta saneado. Tiene un ahorro de un millón de euros al año y es capaz de generar recursos».
Sus tesis desmontan los argumentos tanto de la actual alcaldesa, Maider García de Vicuña (Bildu), como del diputado de Administración Local, Javier Ruiz de Arbulo (PP), que han dibujado un escenario en Salvatierra, respecto a la tesorería municipal, cercano a la quiebra. De hecho, y según las versiones de ambos, la capital de La Llanada figura entre los municipios con peor situación financiera en Álava. Pero Beraza lo desmiente e insiste en los argumentos ya expuestos. -¿Cómo se explica que se diga que la deuda asciende a tres millones? -Si descontamos todos los gastos de sueldos, contratos y subcontratos, consumos y amortizaciones a los ingresos, nos sobra un millón de euros. Dinero con el que hemos invertido en obras estos años. Todas las inversiones realizadas en el municipio han estado subvencionadas. Aún así, el Consistorio tenía que asumir un porcentaje que es el que ha generado su endeudamiento. Jamás hemos pedido nada para el gasto corriente y las inversiones están ahí. Se pueden ver y los vecinos las disfrutan.
Aún así, Beraza sostiene que el endeudamiento municipal «es del 7,4%, cuando el límite legal es del 25%». Por ello considera que la de Salvatierra es una de las situaciones financieras más saneadas del territorio. Y respecto a los tres millones de euros de deuda, argumenta que «uno se ha generado por una sentencia desfavorable al Gobierno vasco sobre una expropiación que tuvimos que pagar para ampliar el cementerio, la cual fue fruto de una decisión tomada de forma popular».
IÑAKI CERRAJERÍA Por ello critica la decisión del actual equipo de gobierno municipal de «pedir un millón de euros. Me parece lamentable». No obstante, el exregidor sí admite que es posible que el Ayuntamiento necesite un crédito a corto plazo, que se resolverá cuando reciba ingresos a través de las vías habituales de financiación desde la Diputación.
Y como muestra de su gestión, Beraza se remite, orgulloso, a las inversiones realizadas en Salvatierra en las dos ultimas décadas. «Hemos gastado mucho dinero en mejorar el abastecimiento de agua en Alangua y Eguileor», recuerda. Y asegura que la generación de nuevas infraestructuras no supone un coste adicional de mantenimiento para el Consistorio. «Hemos mejorado el consumo energético y estamos generando dinero porque no se gasta tanto».
Actuaciones que no han supuesto un incremento en costes de personal «porque los servicios se han subcontratado y el Ayuntamiento sigue manteniendo 5 funcionarios». Otro tanto ocurre con el sistema de recogida neumática de basuras, en el que la Corporación apenas hizo gastos en las obras del tendido de tres kilómetros de tuberías porque la central de recogida la construyó la empresa que se encarga de la gestión.