The new irrigation can cause loss to Iberdrola of 30 million per year
Tue, 24/01/2012
La Opinión. El Correo de Zamora
Iberdrola estima una pérdida del «producible medio anual», en Zamora, de 21,7 millones de kilovatios con el presente diseño del Plan Hidrológico del Duero. Una producción que supera los 30 millones de euros de lograr poner semejante cosecha de kilovatios en el mercado domiciliario, a tarifa corriente.
El sector hidroeléctrico ha analizado con detalle la nueva planificación hidrológica impulsada para la cuenca del Duero, y no ha tardado en expresar con números su preocupación por la afección que supone «para el producible hidroeléctrico» la derivación de agua a otros usos, especialmente al regadío.
El regadío a las nuevas superficies proyectadas para el futuro, y la imposición de caudales los e c o l ó g i c o s , afectan al ritmo a las turbinaciones y la estide mación Iberdrola, con grandes embalses y sobresalientes centrales en la cuenca, es que perderá «un producible medio anual de 217 gigavatios en la provincia de Zamora». Una pérdida que asciende a un total de 888,8 gigavatios» cuando suma las pérdidas consignadas en las centrales salmantinas de Villarino, Aldeadávila y Saucelle.
Para mayor calado llega a advertir que incluso «se pone en peligro el cumplimiento del convenio de La Albufeira, suscrito con Portugal».
En la defensa de los intereses hidroeléctricos, Red Eléctrica va más allá que Iberdrola, si cabe, y considera conveniente que embalses de regulación, como el de Almendra, que califica de «primordial relevancia para el sistema eléctrico», no estén sujetos «a servidumbres» ni de regadíos, ni siquiera de abastecimiento de poblaciones. Sabido es, al respecto, que el embalse de Almendra abastece a prácticamente todas las poblaciones de la comarca de Sayago.
Unión Fenosa, que también ha salido a poner los puntos sobre las íes al Plan Hidrológico, reclama «compensaciones» por la detracción de agua para otros usos.
El sector eléctrico sostiene que la pérdida de volumen de agua conlleva para las eléctricas no sólo pérdidas de jugosos kilovatios, también derechos e intereses legítimos adquiridos, a veces en dura competencia, por concesión administrativa.
«La modificación drástica de la gestión actual de los embalses para poder mantener los caudales del convenio, llevaría no sólo a una alta dehisoptimización sino droeléctrica, que habría que llevar el embalse de Ricobayo mucho más alto, con un claro incremento del riesgo de vertido, lo que supone un fuerte riesgo de la seguridad ciudadana y de pérdida de energía. Pero incluso con esta gestión, tampoco podría asegurarse el cumplimiento del convenio con el mismo grado que en la situación actual» hace saber Iberdrola a la Confederación Hidrográfica.
Las previsiones de incremento de la superficie de regadío han sido analizadas con minuciosidad por responsables del sector eléctrico, que han llegado a estimar «la pérdida del producible medio anual será de 888,8 gigavatios por hora, a diferencia de los 340 actuales».Y precisan que «será así porque las detracciones están contempladas en zonas altas del sistema hidroeléctrico».
En la cuenca del Duero estiman los incrementos de la superficie de regadío, hasta el año 2015, en un total de 149.740 hectáreas, de las cuales 6.962 corresponden al sistema de explotación Tera y otras 72.272 al Esla-Valderaduey. Responder a las necesidades de regadío de semejante superficie exigirá el suministro de 3.698 hectómetros cúbicos, cifrados en 61 hectómetros cúbicos en el Tera y 427 en el Esla-Valderaduey. «La incidencia de la detracción de agua para el regadío será especialmente importante en los meses de abril, mayo, junio, julio y agosto» precisan.
En lo tocante a los embalses zamoranos, Iberdrola estima que la pérdida de producible medio anual sería de 3,4 gigavatios/hora en Cernadilla, 5,3 en Valparaíso, 3,8 en Nuestra Señora de Agavanzal, 78,7 en Ricobayo, 62,4 en Villalcampo y 63,4 en Castro.
Las pérdidas económicas de esta merma de producible eléctrico superarían los 30 millones de euros facturados al consumidor, aunque fuentes ligadas al sector hacen precisiones a los diferentes precios que rigen, conforme a que la venta de kilovatios tenga lugar en invierno, cuando los embalses rebosan de agua, o en verano, cuando el agua escasea; o en momentos nocturnos que apenas hay consumo eléctrico, o en momentos «punta» cuando el consumo social e industrial es máximo. Fuentes de Iberdrola se inhibieron ayer de cifrar las pérdidas económicas señalando que «no hay un coste fijo y depende de muchos factores».
Estas alegaciones ya han sido respondidas por la Confederación Hidrográfica del Duero, que finalizó en septiembre la labor de estudio de todas y cada una de las presentadas. La Confederación considera que «la diferencia pueden no ser tan importantes» como las indicadas por Iberdrola, y pone de manifiesto que «se continúa trabajando en paralelo para obtener un conjunto de modelos suficientemente preciso, que permita estimar estas magnitudes con el debido rigor a la hora de su consideración en el Plan Hidrológico».
La Confederación agradece a Iberdrola, no obstante, el trabajo realizado y la información suministrada para fortalecer las herramientas de simulación. Pone de relieve, además, que «la naturaleza y funcionamiento de los modelos que utiliza Iberdrola, especializados en la cuestión, responden a funciones diferentes (como precio de la energía) de las que más inciden en el Plan Hidrológico (regímenes de caudales)». Para la Confederación la principal objeción a su procedimiento de cálculo «es no considerar los retornos de las demandas agrícolas». Es decir, que hay un volumen de agua que retorna a los embalses tras remojar o encharcar las fincas.
En sus alegaciones al Plan Hidrológico, Iberdrola destaca «el papel actualmente insustituible que juega la energía de origen hidroeléctrico con regulación, en la calidad de cobertura de la demanda del Sistema Eléctrico Nacional». Resalta, asimismo, que «este tipo de energía es la única que puede garantizar el seguimiento fino de la curva de demanda y la atención rápida a variaciones bruscas de la energía entregada, bien por posibles fallos de grandes grupos térmicos, por problemas localizados en la red, o, recientemente, por el significativo aumento de las energías renovables no garantizadas (eólica y solar), aumento que necesariamente requiere como complemento nueva potencia hidroeléctrica para hacer frente con rapidez y eficacia a los inevitables ceros de dichas energías».
La eléctrica apunta que las dos afecciones potencialmente más perjudiciales para los usos hidroeléctricos son «la imposición de caudales ecológicos y las restricciones a las variaciones rápidas en los caudales turbinados», que, en su criterio, «incluso pueden hacer inviable, o inútil, la operación de un determinado aprovechamiento hidroeléctrico».
Para apuntalar la importancia de la generación hidroeléctrica se remiten a la Ley, en cuyo articulado deja claro que «el suministro de energía eléctrica es esencial para el funcionamiento de nuestra sociedad». Según concreta, la presente Ley tiene «como fin básico establecer la regulación del sector eléctrico, con el triple y tradicional objetivo de garantizar el suministro eléctrico, garantizar la calidad de dicho suministro y garantizar que se realice al menor coste posible, todo ello sin olvidar la protección del medioambiente, aspecto que adquiere especial relevancia dadas las características de este sector económico».
El aspecto medioambiental es otro de los fuertes a los que se aferran los responsables de planificación hidrológica para imponer sus criterios sobre la importancia del sector hidroeléctrico y, por consiguiente, del uso del agua. Aluden al impacto medioambiental que tiene la modificación del régimen de caudales, y señalan, al respecto, que «la minihidráulica fluyente, aporta una energía casi constante, de base, que en caso de resultar seriamente afectada debería ser sustituida por producción de origen térmico -convencional o nuclear-, con el consiguiente incremento de la factura de combustibles importados y, en su caso, de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera».
Para los responsables de la eléctrica «no deben imponerse restricciones innecesarias que puedan afectar al suministro de energía eléctrica, ni a su calidad y que pueden causar más perjuicios que beneficios al medio ambiente ya la sociedad en general».
La Confederación Hidrográfica terminó en septiembre de analizar y responder a las decenas de alegaciones presentadas a un nuevo Plan Hidrológico que ha conmovido a Terminada el pasado mes de septiembre la tarea de responder a las alegaciones, falta constituir el Consejo del Agua y que se aprueba la memoria ambiental, según precisaron fuentes de la Confederación del Duero.
El sector hidroeléctrico ha analizado con detalle la nueva planificación hidrológica impulsada para la cuenca del Duero, y no ha tardado en expresar con números su preocupación por la afección que supone «para el producible hidroeléctrico» la derivación de agua a otros usos, especialmente al regadío.
El regadío a las nuevas superficies proyectadas para el futuro, y la imposición de caudales los e c o l ó g i c o s , afectan al ritmo a las turbinaciones y la estide mación Iberdrola, con grandes embalses y sobresalientes centrales en la cuenca, es que perderá «un producible medio anual de 217 gigavatios en la provincia de Zamora». Una pérdida que asciende a un total de 888,8 gigavatios» cuando suma las pérdidas consignadas en las centrales salmantinas de Villarino, Aldeadávila y Saucelle.
Para mayor calado llega a advertir que incluso «se pone en peligro el cumplimiento del convenio de La Albufeira, suscrito con Portugal».
En la defensa de los intereses hidroeléctricos, Red Eléctrica va más allá que Iberdrola, si cabe, y considera conveniente que embalses de regulación, como el de Almendra, que califica de «primordial relevancia para el sistema eléctrico», no estén sujetos «a servidumbres» ni de regadíos, ni siquiera de abastecimiento de poblaciones. Sabido es, al respecto, que el embalse de Almendra abastece a prácticamente todas las poblaciones de la comarca de Sayago.
Unión Fenosa, que también ha salido a poner los puntos sobre las íes al Plan Hidrológico, reclama «compensaciones» por la detracción de agua para otros usos.
El sector eléctrico sostiene que la pérdida de volumen de agua conlleva para las eléctricas no sólo pérdidas de jugosos kilovatios, también derechos e intereses legítimos adquiridos, a veces en dura competencia, por concesión administrativa.
«La modificación drástica de la gestión actual de los embalses para poder mantener los caudales del convenio, llevaría no sólo a una alta dehisoptimización sino droeléctrica, que habría que llevar el embalse de Ricobayo mucho más alto, con un claro incremento del riesgo de vertido, lo que supone un fuerte riesgo de la seguridad ciudadana y de pérdida de energía. Pero incluso con esta gestión, tampoco podría asegurarse el cumplimiento del convenio con el mismo grado que en la situación actual» hace saber Iberdrola a la Confederación Hidrográfica.
Las previsiones de incremento de la superficie de regadío han sido analizadas con minuciosidad por responsables del sector eléctrico, que han llegado a estimar «la pérdida del producible medio anual será de 888,8 gigavatios por hora, a diferencia de los 340 actuales».Y precisan que «será así porque las detracciones están contempladas en zonas altas del sistema hidroeléctrico».
En la cuenca del Duero estiman los incrementos de la superficie de regadío, hasta el año 2015, en un total de 149.740 hectáreas, de las cuales 6.962 corresponden al sistema de explotación Tera y otras 72.272 al Esla-Valderaduey. Responder a las necesidades de regadío de semejante superficie exigirá el suministro de 3.698 hectómetros cúbicos, cifrados en 61 hectómetros cúbicos en el Tera y 427 en el Esla-Valderaduey. «La incidencia de la detracción de agua para el regadío será especialmente importante en los meses de abril, mayo, junio, julio y agosto» precisan.
En lo tocante a los embalses zamoranos, Iberdrola estima que la pérdida de producible medio anual sería de 3,4 gigavatios/hora en Cernadilla, 5,3 en Valparaíso, 3,8 en Nuestra Señora de Agavanzal, 78,7 en Ricobayo, 62,4 en Villalcampo y 63,4 en Castro.
Las pérdidas económicas de esta merma de producible eléctrico superarían los 30 millones de euros facturados al consumidor, aunque fuentes ligadas al sector hacen precisiones a los diferentes precios que rigen, conforme a que la venta de kilovatios tenga lugar en invierno, cuando los embalses rebosan de agua, o en verano, cuando el agua escasea; o en momentos nocturnos que apenas hay consumo eléctrico, o en momentos «punta» cuando el consumo social e industrial es máximo. Fuentes de Iberdrola se inhibieron ayer de cifrar las pérdidas económicas señalando que «no hay un coste fijo y depende de muchos factores».
Estas alegaciones ya han sido respondidas por la Confederación Hidrográfica del Duero, que finalizó en septiembre la labor de estudio de todas y cada una de las presentadas. La Confederación considera que «la diferencia pueden no ser tan importantes» como las indicadas por Iberdrola, y pone de manifiesto que «se continúa trabajando en paralelo para obtener un conjunto de modelos suficientemente preciso, que permita estimar estas magnitudes con el debido rigor a la hora de su consideración en el Plan Hidrológico».
La Confederación agradece a Iberdrola, no obstante, el trabajo realizado y la información suministrada para fortalecer las herramientas de simulación. Pone de relieve, además, que «la naturaleza y funcionamiento de los modelos que utiliza Iberdrola, especializados en la cuestión, responden a funciones diferentes (como precio de la energía) de las que más inciden en el Plan Hidrológico (regímenes de caudales)». Para la Confederación la principal objeción a su procedimiento de cálculo «es no considerar los retornos de las demandas agrícolas». Es decir, que hay un volumen de agua que retorna a los embalses tras remojar o encharcar las fincas.
En sus alegaciones al Plan Hidrológico, Iberdrola destaca «el papel actualmente insustituible que juega la energía de origen hidroeléctrico con regulación, en la calidad de cobertura de la demanda del Sistema Eléctrico Nacional». Resalta, asimismo, que «este tipo de energía es la única que puede garantizar el seguimiento fino de la curva de demanda y la atención rápida a variaciones bruscas de la energía entregada, bien por posibles fallos de grandes grupos térmicos, por problemas localizados en la red, o, recientemente, por el significativo aumento de las energías renovables no garantizadas (eólica y solar), aumento que necesariamente requiere como complemento nueva potencia hidroeléctrica para hacer frente con rapidez y eficacia a los inevitables ceros de dichas energías».
La eléctrica apunta que las dos afecciones potencialmente más perjudiciales para los usos hidroeléctricos son «la imposición de caudales ecológicos y las restricciones a las variaciones rápidas en los caudales turbinados», que, en su criterio, «incluso pueden hacer inviable, o inútil, la operación de un determinado aprovechamiento hidroeléctrico».
Para apuntalar la importancia de la generación hidroeléctrica se remiten a la Ley, en cuyo articulado deja claro que «el suministro de energía eléctrica es esencial para el funcionamiento de nuestra sociedad». Según concreta, la presente Ley tiene «como fin básico establecer la regulación del sector eléctrico, con el triple y tradicional objetivo de garantizar el suministro eléctrico, garantizar la calidad de dicho suministro y garantizar que se realice al menor coste posible, todo ello sin olvidar la protección del medioambiente, aspecto que adquiere especial relevancia dadas las características de este sector económico».
El aspecto medioambiental es otro de los fuertes a los que se aferran los responsables de planificación hidrológica para imponer sus criterios sobre la importancia del sector hidroeléctrico y, por consiguiente, del uso del agua. Aluden al impacto medioambiental que tiene la modificación del régimen de caudales, y señalan, al respecto, que «la minihidráulica fluyente, aporta una energía casi constante, de base, que en caso de resultar seriamente afectada debería ser sustituida por producción de origen térmico -convencional o nuclear-, con el consiguiente incremento de la factura de combustibles importados y, en su caso, de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera».
Para los responsables de la eléctrica «no deben imponerse restricciones innecesarias que puedan afectar al suministro de energía eléctrica, ni a su calidad y que pueden causar más perjuicios que beneficios al medio ambiente ya la sociedad en general».
La Confederación Hidrográfica terminó en septiembre de analizar y responder a las decenas de alegaciones presentadas a un nuevo Plan Hidrológico que ha conmovido a Terminada el pasado mes de septiembre la tarea de responder a las alegaciones, falta constituir el Consejo del Agua y que se aprueba la memoria ambiental, según precisaron fuentes de la Confederación del Duero.