Andalucía is in “technical” drought but with the reservoirs filled
Mon, 27/02/2012
Andalucía se encuentra en situación de sequía 'técnica', según la Agencia Española de Meteorología. 2011 acabó con el mes de diciembre más seco de los últimos quince años, confirmándose en lo que va de 2012 la entrada en un periodo de sequía. En diciembre y enero pasados ha llovido un 30% menos que en los mismos meses de 2004 y 2005, que marcaron el inicio de la última gran sequía que sufrió Andalucía.
No ha caído apenas una gota de agua desde mediados del pasado mes de octubre pero si algo diferencia esta situación respecto a otros periodos secos es que los embalses de las principales cuencas hidrológicas están llenos. Concretamente los embalses de regulación general de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, columna vertebral hídrica del territorio andaluz, se encontraban al 76,64% de su capacidad el pasado 21 de febrero, mientras en la Cuenca Mediterránea Andaluza se situaban al 67,97% y en la Atlántica Andaluza el nivel llegaba al 78,59%.
Los servicios meteorológicos prevén que, si no hay un cambio brusco en las previsiones, pueden quedar al menos otros quince días sin lluvia en Andalucía. La falta de agua no alcanza en estos momentos la gravedad que en otras zonas del centro de la península Ibérica, como Castilla y León y Extremadura, donde los pantanos tienen menos reservas, pero ya se empiezan a sentir las consecuencias de esta sequía que puede pasar de 'técnica' o 'teórica' a real en unas semanas.
Con los embalses al nivel de reservas actual pueden descartarse para este año restricciones en el suministro de agua en los hogares andaluces o apuros en los cultivos de regadío. Hay reservas para el consumo durante dos años.
Los servicios técnicos de AsajaSevilla ponen de manifiesto que en, lo que va de campaña agrícola (desde el 1 de septiembre del año pasado), la pluviometría se sitúa por debajo del 50% de la acumulación normal. Los sectores más afectados, por el momento, son la ganadería y los cereales.
La ganadería extensiva se ve sometida a un incremento de costes derivado de la falta de alimentación para los animales, ya que se tiene que recurrir al pienso. Se calcula un sobrecoste en la alimentación del ganado vacuno y ovino desde el pasado mes de noviembre, tan sólo en la provincia de Sevilla, de unos 22 millones de euros.
En el caso de los cereales de invierno, trigo principalmente, la falta de lluvias está provocando que los campos sembrados presenten mal aspecto y hace unas semanas se considera afectada un 40% de la superficie.
Desde Asaja-Córdoba también se asegura que, de no llover en breve, el ritmo de caída de los futuros rendimientos de los herbáceos crecería de forma exponencial, incrementado a la vez por las altas temperaturas que se registran en los últimos días. Los frutales ya se han visto afectados, los pastos para el ganado se han perdido y el olivar recién recolectado también empieza a acusar la falta de agua que en estas fechas necesita.
Pero no es sólo la agricultura. En los últimos días, la capital sevillana amanecía con una 'boina' de contaminación consecuencia de la falta de lluvias y las bajas temperaturas, unido a la ausencia de movimiento de aire vertical, provocando que las partículas contaminantes quedaran atrapadas sobre la ciudad, un fenómeno habitual en otras ciudades, como Madrid, pero poco habitual a las orillas del Guadalquivir.
No ha caído apenas una gota de agua desde mediados del pasado mes de octubre pero si algo diferencia esta situación respecto a otros periodos secos es que los embalses de las principales cuencas hidrológicas están llenos. Concretamente los embalses de regulación general de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, columna vertebral hídrica del territorio andaluz, se encontraban al 76,64% de su capacidad el pasado 21 de febrero, mientras en la Cuenca Mediterránea Andaluza se situaban al 67,97% y en la Atlántica Andaluza el nivel llegaba al 78,59%.
Los servicios meteorológicos prevén que, si no hay un cambio brusco en las previsiones, pueden quedar al menos otros quince días sin lluvia en Andalucía. La falta de agua no alcanza en estos momentos la gravedad que en otras zonas del centro de la península Ibérica, como Castilla y León y Extremadura, donde los pantanos tienen menos reservas, pero ya se empiezan a sentir las consecuencias de esta sequía que puede pasar de 'técnica' o 'teórica' a real en unas semanas.
Con los embalses al nivel de reservas actual pueden descartarse para este año restricciones en el suministro de agua en los hogares andaluces o apuros en los cultivos de regadío. Hay reservas para el consumo durante dos años.
Los servicios técnicos de AsajaSevilla ponen de manifiesto que en, lo que va de campaña agrícola (desde el 1 de septiembre del año pasado), la pluviometría se sitúa por debajo del 50% de la acumulación normal. Los sectores más afectados, por el momento, son la ganadería y los cereales.
La ganadería extensiva se ve sometida a un incremento de costes derivado de la falta de alimentación para los animales, ya que se tiene que recurrir al pienso. Se calcula un sobrecoste en la alimentación del ganado vacuno y ovino desde el pasado mes de noviembre, tan sólo en la provincia de Sevilla, de unos 22 millones de euros.
En el caso de los cereales de invierno, trigo principalmente, la falta de lluvias está provocando que los campos sembrados presenten mal aspecto y hace unas semanas se considera afectada un 40% de la superficie.
Desde Asaja-Córdoba también se asegura que, de no llover en breve, el ritmo de caída de los futuros rendimientos de los herbáceos crecería de forma exponencial, incrementado a la vez por las altas temperaturas que se registran en los últimos días. Los frutales ya se han visto afectados, los pastos para el ganado se han perdido y el olivar recién recolectado también empieza a acusar la falta de agua que en estas fechas necesita.
Pero no es sólo la agricultura. En los últimos días, la capital sevillana amanecía con una 'boina' de contaminación consecuencia de la falta de lluvias y las bajas temperaturas, unido a la ausencia de movimiento de aire vertical, provocando que las partículas contaminantes quedaran atrapadas sobre la ciudad, un fenómeno habitual en otras ciudades, como Madrid, pero poco habitual a las orillas del Guadalquivir.