Mass evacuations in Mississippi and Louisiana by storm 'Isaac'
Fri, 31/08/2012
Desde su irrupción en las costas de Luisiana y Misisisipí, las predicciones oficiales no cesan de hablar del debilitamiento de 'Isaac', clasificado primero como un huracán en su categoría más baja, luego tormenta tropical a medida que se mueve hacia el interior. . Para miles de desplazados que lo han perdido todo, la pesadilla es la misma que cuando el 'Katrina' golpeó hace siete años. Entonces Nueva Orleans, mal preparada para bombear las lluvias torrenciales, se llevó la peor parte mientras ahora amplias zonas del delta del Misisipí y tierras bajas cercanas a ríos y lagos han sucumbido al agua que cae sin cesar dese el pasado miércoles. La precariedad de una presa construida sobre el lago Tangipahoa, en Misisipí, forzó ayer la evacuación de unas 60.000 personas cerca de Nueva Orleans. Las adversas condiciones meteorológicas hacen pensar en más desplazamientos masivos.
El gran problema de 'Isaac' es la extrema lentitud a la que avanza. Los vientos son menos fuertes que cuando el 'Katrina' pero la lluvia se resiste a desaparecer. Y cuando parece que da un respiro, el nivel de las aguas sube de manera imparable. Casi la mitad de los habitantes del Estado Luisiana y 150.000 en la vecina Misisipi carecían ayer de suministro eléctrico. Mientras, los equipos de rescate realizan la mayor parte de sus operativos en helicóptero y barco al desaparecer centenares de kilómetros de carreteras.
Pese a la magnitud del desastre, solo dos personas -un camionero aplastado por un árbol en Misisipí y un hombre en Luisiana que cayó de un árbol en el que se había refugiado- han muerto como consecuencia directa de la tormenta. El dato sirve para ilustrar una mejor coordinación entre todas las administraciones implicadas en proteger a la población civil. Los gobernadores de los dos Estados más afectados no tardaron en declarar el estado de emergencia cuando 'Isaac' apuntó hacia sus costas, mientras la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias ha redoblado sus esfuerzos para sacarse la espina del 'Katrina'. Una de las zonas que ejemplifica la eficaz organización es la localidad de Plaquemines Parish, al sureste de Nueva Orleans. Aunque las fuertes lluvias desbordaron enseguida el dique que la protegía, todos sus habitantes pudieron ponerse a salvo. Atrás quedaron arruinadas bajo cuatro metros de agua sus viviendas y pertenencias de toda una vida.
Por otra parte, en previsión de que se reproduzcan episodios de saqueos, la Guardia Nacional ha desplegado unos 5.800 efectivos en las zonas más afectadas. En Nueva Orleans, las autoridades decretaron un toque de queda para evitar el caos. Su alcalde, Mitch Landrieu, advirtió que las penas por saqueos serían de tres años de trabajos forzados. La mejora de la situación permitió levantar el toque de queda en Nueva Orleans.
Un bombero evacúa a vecinos de Luisiana por las inundaciones. La precariedad de una presa sobre el lago Tangipahoa, cerca de Nueva Orleans, obligó ayer a desplazar a unas 60.000 personas.
El gran problema de 'Isaac' es la extrema lentitud a la que avanza. Los vientos son menos fuertes que cuando el 'Katrina' pero la lluvia se resiste a desaparecer. Y cuando parece que da un respiro, el nivel de las aguas sube de manera imparable. Casi la mitad de los habitantes del Estado Luisiana y 150.000 en la vecina Misisipi carecían ayer de suministro eléctrico. Mientras, los equipos de rescate realizan la mayor parte de sus operativos en helicóptero y barco al desaparecer centenares de kilómetros de carreteras.
Pese a la magnitud del desastre, solo dos personas -un camionero aplastado por un árbol en Misisipí y un hombre en Luisiana que cayó de un árbol en el que se había refugiado- han muerto como consecuencia directa de la tormenta. El dato sirve para ilustrar una mejor coordinación entre todas las administraciones implicadas en proteger a la población civil. Los gobernadores de los dos Estados más afectados no tardaron en declarar el estado de emergencia cuando 'Isaac' apuntó hacia sus costas, mientras la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias ha redoblado sus esfuerzos para sacarse la espina del 'Katrina'. Una de las zonas que ejemplifica la eficaz organización es la localidad de Plaquemines Parish, al sureste de Nueva Orleans. Aunque las fuertes lluvias desbordaron enseguida el dique que la protegía, todos sus habitantes pudieron ponerse a salvo. Atrás quedaron arruinadas bajo cuatro metros de agua sus viviendas y pertenencias de toda una vida.
Por otra parte, en previsión de que se reproduzcan episodios de saqueos, la Guardia Nacional ha desplegado unos 5.800 efectivos en las zonas más afectadas. En Nueva Orleans, las autoridades decretaron un toque de queda para evitar el caos. Su alcalde, Mitch Landrieu, advirtió que las penas por saqueos serían de tres años de trabajos forzados. La mejora de la situación permitió levantar el toque de queda en Nueva Orleans.
Un bombero evacúa a vecinos de Luisiana por las inundaciones. La precariedad de una presa sobre el lago Tangipahoa, cerca de Nueva Orleans, obligó ayer a desplazar a unas 60.000 personas.