West and drought: all helped fire
Wed, 26/09/2012
Entre las 16.00 y las 17.00 del domingo, fuertes rachas de viento de poniente de entre 60 y 70 kilómetros por hora elevaron la temperatura de Chulilla a los 34 grados mientras la humedad relativa del aire se desplomaba al 20%, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Las condiciones eran perfectas para que cualquier fuego se convirtiera en un incendio desbocado como, de hecho, sucedió, y que obligó a evacuar unas 2.000 personas, no solo de esta localidad de Los Serranos, sino también en Gestalgar, Sot de Chera, Pedralba, Bugarra y Casinos, en el interior de la provincia de Valencia.
Pero, además, estas circunstancias encontraron un terreno abonado para la tragedia. No solo porque los últimos 12 meses hayan sido los más secos desde 2000 o porque se haya recogido un 60 % menos de lluvia de lo habitual en verano. A esta lista de récords se suma que el verano que acaba de finalizar ha sido el segundo más cálido en medio siglo.
El delegado de la Aemet en la Comunidad Valenciana, Jorge Tamayo, explicaba ayer que prácticamente todos los días hay incendios. Cuestión distinta es que se propaguen, lo que depende de factores meteorológicos como el viento, en especial los de poniente, que suelen continuar por la noche, elevan la temperatura por encima de los 30 grados y disminuyen la humedad ambiental por debajo del 20%, como ha sido el caso de Chulilla. Tamayo destacó que hay una relación directa entre esta "adversidad meteorológica" y la "adversidad de los incendios forestales". Para ilustrarlo, indicó que entre el 85 % y el 90 % de los días de verano las condiciones meteorológicas son benignas y si hay fuegos son de pequeña extensión y fácilmente controlables. Es en el resto de días, cuando se producen los grandes incendios, los que cada temporada queman el 95 % de la superficie forestal carbonizada.
Más allá de la eficacia en el control del fuego, de la rapidez de reacción inicial o del número de medios desplazados y empleados, los datos trasladados por Aemet describen con bastante claridad que el domingo por la tarde, usando la terminología empleada por Tamayo, fue un día de "adversidad meteorológica" puntual acompañada de un telón de fondo cargado de récords de adversidades de largo recorrido.
Algunas explican no solo el incendio de Chulilla, sino el de Andilla, que se produjo a finales de junio y que arrasó unas 20.000 hectáreas. Por ejemplo, el hecho de que el verano haya sido muy cálido. Tanto que ha sido el segundo con una temperatura media más alta (24,6 grados) desde 1950, solo por detrás del histórico estío de 2003, el más cálido en Europa desde 1540.
El calor ha sido aún más intenso en las zonas del interior, donde se ha llegado a rebasar en tres grados la media normal de verano (22,4 grados) y donde han tenido lugar los grandes incendios de este año. Agosto aún superó los registros del sofocante 2003 (25,7 grados) con una temperatura media de 26,3 grados.
Los datos de lluvia también han roto registros históricos de Aemet (desde 1950). El año hidrológico (de 1 de octubre a 30 de septiembre), cuando faltan pocos días para concluir, ha acumulado un 30% menos de lluvia de la serie de referencia, por lo que ha sido el más seco de los últimos 12 años.
La comarca de los Serranos ha sido la que ha registrado un mayor déficit pluvial de todo el territorio valenciano. La estación de Chulilla, por ejemplo, solo ha recogido 202 litros por metro cuadrado en toda la temporada, frente a los 509 que suele acumular, es decir, un 60 % menos de agua. En Losa del Obispo no se ha llegado ni a los 200 litros, lo que da una idea de lo seco que está el bosque en esta zona del interior de Valencia.
Tamayo avanzó ayer que el viento de poniente que sopla en la zona del incendio forestal de Chulilla amainará durante el día de hoy, hasta quedarse en unos valores medios de entre 20 y 30 kilómetros por hora, aunque las rachas alcanzarán los 50. Para mañana se espera que aumente la fuerza del viento, con puntas más altas que podrían alcanzar 60 kilómetros por hora.
Pero, además, estas circunstancias encontraron un terreno abonado para la tragedia. No solo porque los últimos 12 meses hayan sido los más secos desde 2000 o porque se haya recogido un 60 % menos de lluvia de lo habitual en verano. A esta lista de récords se suma que el verano que acaba de finalizar ha sido el segundo más cálido en medio siglo.
El delegado de la Aemet en la Comunidad Valenciana, Jorge Tamayo, explicaba ayer que prácticamente todos los días hay incendios. Cuestión distinta es que se propaguen, lo que depende de factores meteorológicos como el viento, en especial los de poniente, que suelen continuar por la noche, elevan la temperatura por encima de los 30 grados y disminuyen la humedad ambiental por debajo del 20%, como ha sido el caso de Chulilla. Tamayo destacó que hay una relación directa entre esta "adversidad meteorológica" y la "adversidad de los incendios forestales". Para ilustrarlo, indicó que entre el 85 % y el 90 % de los días de verano las condiciones meteorológicas son benignas y si hay fuegos son de pequeña extensión y fácilmente controlables. Es en el resto de días, cuando se producen los grandes incendios, los que cada temporada queman el 95 % de la superficie forestal carbonizada.
Más allá de la eficacia en el control del fuego, de la rapidez de reacción inicial o del número de medios desplazados y empleados, los datos trasladados por Aemet describen con bastante claridad que el domingo por la tarde, usando la terminología empleada por Tamayo, fue un día de "adversidad meteorológica" puntual acompañada de un telón de fondo cargado de récords de adversidades de largo recorrido.
Algunas explican no solo el incendio de Chulilla, sino el de Andilla, que se produjo a finales de junio y que arrasó unas 20.000 hectáreas. Por ejemplo, el hecho de que el verano haya sido muy cálido. Tanto que ha sido el segundo con una temperatura media más alta (24,6 grados) desde 1950, solo por detrás del histórico estío de 2003, el más cálido en Europa desde 1540.
El calor ha sido aún más intenso en las zonas del interior, donde se ha llegado a rebasar en tres grados la media normal de verano (22,4 grados) y donde han tenido lugar los grandes incendios de este año. Agosto aún superó los registros del sofocante 2003 (25,7 grados) con una temperatura media de 26,3 grados.
Los datos de lluvia también han roto registros históricos de Aemet (desde 1950). El año hidrológico (de 1 de octubre a 30 de septiembre), cuando faltan pocos días para concluir, ha acumulado un 30% menos de lluvia de la serie de referencia, por lo que ha sido el más seco de los últimos 12 años.
La comarca de los Serranos ha sido la que ha registrado un mayor déficit pluvial de todo el territorio valenciano. La estación de Chulilla, por ejemplo, solo ha recogido 202 litros por metro cuadrado en toda la temporada, frente a los 509 que suele acumular, es decir, un 60 % menos de agua. En Losa del Obispo no se ha llegado ni a los 200 litros, lo que da una idea de lo seco que está el bosque en esta zona del interior de Valencia.
Tamayo avanzó ayer que el viento de poniente que sopla en la zona del incendio forestal de Chulilla amainará durante el día de hoy, hasta quedarse en unos valores medios de entre 20 y 30 kilómetros por hora, aunque las rachas alcanzarán los 50. Para mañana se espera que aumente la fuerza del viento, con puntas más altas que podrían alcanzar 60 kilómetros por hora.