Jaén.- Confederación busca con una avioneta regantes furtivos en la provincia

Mon, 19/07/2004

Ideal

La campaña de verano comienza dos meses después de lo habitual por las cuantiosas lluvias de primavera y con los pantanos llenos al 80%, récord histórico Se han concedido riegos de apoyo para unas 70.000 hectáreas de las 250.000 de olivar con agua
JAÉN /NUEVOS SISTEMAS. Riego con aspersores junto a olivares que se riegan con goteo en el campo jienense. /IDEAL
LOS DATOS BÁSICOS

250.000 hectáreas de olivar de riego en la provincia: La mayor parte de esta superficie corresponde a infraestructuras montadas en los últimos 15 años. El olivar además acapara cada vez más porcentaje de hectáreas cultivadas y regadas en la provincia.

10.000 pozos: Al margen de las concesiones de la Confederación Hidrográfica en los últimos años se han excavado miles de pozos por toda la provincia.

El 90% riega por goteo: Confederación estima que nueve de cada diez olivas de riego tienen goteros. Con los planes de modernización en marcha se espera que el riego a manta -que consume cuatro veces más agua- sea una práctica apenas anecdótica en la provincia.

La mitad del agua de riego se despilfarra: Una gran cantidad del agua de riego -algunas fuentes dicen que la mitad o más- se pierde en el camino entre en pantano y las olivas por culpa de fugas en las conducciones o mala gestión.

Una avioneta contratada por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir surca esporádicamente el cielo de Jaén, sus montes, sus ríos y el mar de olivos. Los paisajes que sobrevuela quedan grabados. La película será después estudiada al detalle por los técnicos de la CHG. Buscan pozos o instalaciones de riego que están en el monitor pero que no aparecen en ningún papel. Regantes furtivos que 'piratean' un bien de todos como es el agua, que la sacan de los ríos o del subsuelo sin ningún control y que no pagan por ella pese a tratarse de un bien escaso y preciado.

Los especialistas de la Confederación tienen que estar atentos a cualquier detalle para detectar a los furtivos. No sólo a los pozos y a las tuberías. «Una instalación necesita energía eléctrica también», comenta el ingeniero jefe de la Confederación en Jaén, José Martín. El avión también puede sorprender en plena faena a las máquinas que hacen los pozos. Mientras que se está haciendo el agujero el tema es competencia de la Jefatura de Minas. En cuanto sale una gota de agua interviene la Confederación Hidrográfica.

Martín sostiene que se lleva un control bastante riguroso para que se respeten las concesiones y no se saque agua sin control. «Algunos se nos puede escapar siempre», admite. Pero para eso está el avión.

El control se extiende a los aproximadamente 10.000 pozos que hay en la provincia y que están controlados «al 90%». Aunque en este tipo de riegos, al contrario que en la concesiones en las que es necesario un contador que mida el consumo, «el control no es cuantitativo». O sea que nadie puede saber a día de hoy cuanta agua se extrae de esos pozos, aunque Marín deja claro que con la ley en la mano «todo el agua se pública». Antes, la subterránea se consideraba cosa del propietario del terreno que había encima.

Domina el olivo

La Confederación ha autorizado este verano el riego para unas 70.000 hectáreas que sólo tienen concesión para regar en invierno, de las 80.000 que estaban solicitadas. «Se rechazan algunas por no cumplir los requisitos», explican. Es el riego de apoyo de verano. La inmensa mayoría son de olivar, aunque también hay algo de algodón, girasol, frutales y otros cultivos. «Pero el olivar se lo ha comido todo».

El riego que se ha autorizado para el olivar es de 750 metros cúbicos por hectárea. Se calcula que un olivar en producción necesita al año unos 1.500 metros cúbicos para todo el año. La campaña de riegos de verano se extiende desde abril hasta septiembre. Algo menos de la mitad del año, pero justo los meses con menos lluvias y cuando las plantas sufren más estrés hídrico. Así que se concede un riego extraordinario -en realidad se concede todos las campañas- que cubra la mitad de las necesidades anuales.

La de este año no es una campaña de riegos de verano normal. En primer lugar porque ha comenzado extraordinariamente tarde. En zonas de la provincia como la campiña de la Vega del Guadalimar se comienza a regar otros años para San Isidro (el 15 de mayo). Este campaña se lleva a estas alturas apenas una semana con los riegos. «Ha habido años en los que se ha comenzado en febrero a autorizar y desembalsar para riegos extraordinarios», recuerdan en Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

Las lluvias recogidas en lo que se lleva de año hidrológico -desde octubre- han sido extraordinarias. La media provincial es de 620,2 litros por metro cuadrado. Desde 1990 sólo en un ejercicio (la campaña 96-97) se ha superado este registro, y por poco. La media de los últimos quince años está muy por debajo.

Además de llover mucho ha llovido «muy bien», según Confederación, con lo que el terreno estaba bien empapado cuando llegaron los calores.

Más llenos que nunca

La campaña de riegos se ha iniciado además con los pantanos más llenos que nunca. Según datos facilitados por la Confederación Hidrográfica el viernes, el nivel de agua embalsada roza el 80% (78,74), récord histórico en la provincia.

Pese a la abundancia, la dirección de Confederación Hidrográfica es contundente: «No se abre la mano. Dentro de un año puede haber de nuevo sequía. Aquí lo sabemos bien porque las hemos sufrido muy duras», dice el ingeniero jefe. Aunque «es mucho más fácil gestionar una cuenca con abundancia que en situación de escasez -dice Martín- se mantiene la tensión en el control y el manejo de la información hasta en el más mínimo detalle». La gestión de los datos se hace a través de un sistema de información vía satélite que proporciona datos precisos en tiempo real.

Marín apunta también otra circunstancia excepcional: aún regando como se suele hacer todos los veranos, cuando llegue el otoño los pantanos estarán, según las previsiones de Confederación Hidrográfica, al 60% de su capacidad. Una cantidad muy alta que que el año hidrológico comience en octubre con unas reservas muy considerables, por si el otoño y el invierno llegasen secos.